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terça-feira, 24 de dezembro de 2013

EL SEÑOR DE LAS LEYENDAS


Jamás hubiera podido imaginar lo que sucedería con todo su legado




J. R. R. Tolkien, por Ombú

por Pedro Peña en El País -uy

SI BIEN imaginó un mundo complejo con su correspondiente mitología, sus lenguajes y sus criaturas, es más que improbable que J. R. R. Tolkien hubiera podido imaginar lo que sucedería con todo ese legado cuarenta años después de su muerte.

La trilogía fílmica de El Señor de los Anillos dirigida por Peter Jackson ha sido la llave de un reconocimiento internacional masivo. En Inglaterra se realizan encuentros periódicos para celebrar distintas fechas significativas dentro de la ficción de Tolkien, entre las que destaca el 22 de setiembre, cumpleaños de Bilbo Bolsón. A través de la plataforma Coursera, la Universidad de Vanderbilt acaba de finalizar su curso de seis semanas sobre el juego LOTRO (Lord of the Rings Online) al que asistieron miles de estudiantes virtuales de todas partes del mundo. En Nueva Zelanda, después de casi una década de oficiar como lugar turístico, la Comarca diseñada por Peter Jackson para sus películas ha vuelto a su función original, sirviendo de escenario a las secuencias iniciales de El hobbit, un viaje inesperado. Músicos de fama internacional como Enya o Howard Shore han contribuido con creaciones propias a algunas de las escenas más emblemáticas de las películas. Varios de los poemas creados por Tolkien en el antiguo verso aliterado norteño y en otros metros han sido musicalizados para ellas. Como ejemplo basta la canción "Misty Mountains Cold", que en YouTube puede encontrarse fácilmente bajo el prosaico nombre de "canción de los enanos".

La fascinación no acaba allí. Grupos de fans han filmado, editado y difundido películas que alumbran zonas oscuras de la historia. Entre ellas destaca The Hunt for Gollum, que recrea las peripecias de Aragorn intentando dar caza a la criatura del título antes de que la atrapen los orcos de Sauron. De 38 minutos, funciona como una precuela de la saga de Peter Jackson. La acción transcurre en el tiempo inmediatamente anterior al encuentro de Aragorn con Frodo, Sam, Merry y Pippin en la posada del Pony Pisador en Bree.

ACCIDENTES DE LA INFANCIA.
Hijo mayor de Arthur y Mabel Tolkien, el autor nació en Sudáfrica el 3 de enero de 1892. Su padre se desempeñaba allí como funcionario del Bank of Africa, con intereses en la comercialización de piedras preciosas. De esos primeros años Tolkien conservará unos pocos recuerdos difusos. Una de las anécdotas más llamativas tiene que ver con la picadura de una araña. Su nana, una mujer negra que puede verse en una de las pocas fotografías familiares de la época, le succionó el veneno con la boca.

Tras la muerte de su padre, ocurrida en soledad cuando el resto de la familia visitaba Inglaterra, la madre decidió no regresar a Sudáfrica. Alejada de su familia anglicana por haberse volcado al catolicismo, no serán tiempos sencillos para Mabel y sus dos hijos. Comienza una época de peregrinajes entre las casas de los abuelos y tíos. Después de varias temporadas de penurias económicas, en noviembre de 1904, Mabel muere tras sufrir un coma diabético.


BEREN Y LUTHIEN.
La religión sirvió de refugio al joven Tolkien y a su hermano. El Padre Francis Morgan se convirtió en su referente más importante, proporcionándoles alojamiento o derivándolos a otras casas de familia en las que recalaron durante algún tiempo. A principios de 1908 Ronald y su hermano Hilary fueron a vivir a Birmingham en la casa de la señora Faulkner, detrás del oratorio donde vivía el sacerdote. Otra de las inquilinas del lugar era una joven de 19 años que se alojaba en el primer piso, debajo de la habitación de los hermanos. Su nombre era Edith Bratt. Hija ilegítima y además huérfana, era una muy buena pianista. Si bien era tres años mayor que Ronald, el interés fue inmediato. El padre Morgan se opuso y terminó separándolos. Ronald acató la orden de no ver más a Edith, aunque ocasionalmente le enviaba cartas que debían quedar en secreto. Con el tiempo ella se trasladó a Cheltenham y el asunto pareció haber quedado atrás.

Durante los primeros meses de separación el joven Tolkien debió superar largos periodos depresivos y rendir exámenes que le permitieran avanzar en sus estudios. Además era muy sociable y gustaba involucrarse en todo tipo de actividades. En 1911 su nombre figura como uno de los estudiantes que ayudaban en la administración de la biblioteca de la King Edward`s. Más tarde, en la Universidad de Oxford, fundó la T.C.B.S. junto a Christopher Wiseman, Rob Gilson y G. B. Smith, un grupo de estudiantes interesados en la literatura medieval. Esta primera experiencia se repetiría en el futuro con otros intelectuales tales como Clive Staple Lewis, con quien formaría el grupo The Coalbiters, en 1926, y más tarde los Inklings.

El 3 de enero de 1913 Tolkien cumplió 21 años. Esa misma noche escribió una carta a Edith. La respuesta de la muchacha lo llenó de desazón: estaba comprometida desde hacía tiempo con un tal George Field, hermano de una amiga suya. El 8 de enero Ronald decidió visitarla. Pasearon juntos a escondidas y al final del día ella había resuelto romper con Field y casarse con él.

La inscripción en la tumba del matrimonio es por demás llamativa: debajo de los nombres de ambos resaltan otros dos, "Luthien" y "Beren". Se alude con ellos a la leyenda de Beren y Luthien, de la que se habla en El Señor de los Anillos y que está desarrollada como tal en El Silmarillion. Es la romántica historia de una mujer elfo que renuncia a su inmortalidad para unirse a un hombre.

LA PRIMERA GUERRA.
Al regreso de su luna de miel, en junio de 1916, Tolkien recibió la orden de presentarse en el ejército. Se le asignó como oficial de señales y entró en combate el 14 de julio de ese año, en la Compañía B de los Lancashire Fusiliers. Siguieron largas jornadas de marcha hasta las trincheras. El espectáculo allí le resultó aborrecible: cuerpos mutilados, hinchados, descompuestos. Los primeros combates no resultaron favorables. Gran parte de su regimiento pereció en aquellas jornadas debido a errores propios, pero Tolkien resultó ileso. Al regresar a la base lo esperaba una mala noticia: su amigo de la T.C.B.S., Rob Gilson, había muerto en el frente. La novedad lo impactó. G. B. Smith también formaba parte del contingente inglés en Francia y se vieron varias veces sin poder eludir el tema de la muerte del amigo. Pero los movimientos continuaron y debieron separarse.

El 27 de octubre Tolkien cayó enfermo. Se trataba de una fiebre transmitida por los piojos, muy común en las trincheras. Como no mejoraba, el 8 de noviembre fue embarcado a Birmingham, donde permaneció en el hospital durante más de un mes. El 16 de diciembre, ya recuperado y en su hogar junto a Edith, recibió una carta de Christopher Wiseman, otro de los fundadores del grupo. En ella le informaba de la muerte de su amigo G. B. Smith. En poco menos de tres meses dos de sus compañeros más cercanos habían sido tragados por el "horror animal" de la guerra.

INTERESES ACADÉMICOS.
En J.R.R. Tolkien. Una biografía, el extenso y documentado trabajo de Humphrey Carpenter, se narran escenas de la vida cotidiana del autor: "No tenía motivos para preocuparse de que sus anotaciones fueran insuficientes. Las campanadas de las doce y el ruido de gente en el pasillo interrumpen la clase mucho antes de que haya concluido con el material preparado. En realidad, durante los últimos diez minutos se ha apartado por completo de sus notas para referirse a un aspecto particular de la relación entre el gótico y el inglés antiguo, sugerido por una palabra del texto. Luego recoge sus papeles, habla brevemente con uno de sus discípulos y se marcha, cediendo el aula a otro profesor.

"En el pasillo encuentra a C. S. Lewis, con quien mantiene una breve conversación. Hubiera deseado que fuera lunes, día en que puede beber una pinta de cerveza con Lewis y charlar con él más o menos una hora, pero hoy ninguno de los dos tiene tiempo, y Tolkien debe hacer algunas compras antes de regresar a su casa para comer. (…) Luego retorna a su casa en bicicleta por Banbury Road, y logra destinar quince minutos a escribir una carta que debe, hace mucho tiempo, a E. V. Gordon, acerca del proyecto de colaborar en una edición de Pearl. Comienza a redactar la carta en su gran máquina Hammond (...) Antes de que pueda terminar, Edith hace sonar la campanilla llamando a la mesa".

La recreación de la cotidianeidad realizada por Carpenter parece bastante idílica pero está solventada en una serie de entrevistas que le realizó a Tolkien unos meses antes de su muerte. Las relaciones con Lewis no siempre fueron tan amigables. Ambos eran críticos con las obras del otro, en particular Tolkien, quien rara vez elogió la creación de Lewis sobre Narnia.

Las conspiraciones habituales en los ambientes universitarios tampoco estuvieron ausentes de su vida académica. Más de una vez influyó, o al menos intentó hacerlo, en la designación de un profesor o director de cátedra.

INTERESES EDITORIALES.
A fines de los años treinta las únicas personas que conocían la totalidad de sus escritos eran su familia y su amigo C. S. Lewis, quien comenzó a insistir en la necesidad de reunirlos y darlos a conocer.

Su primer gran éxito fue El hobbit, cuya primera edición corresponde a 1937. Pero la creación de la Tierra Media había empezado veinte años antes, en 1917, con el comienzo de la escritura de El libro de los cuentos perdidos, que se convertirá después en El Silmarillion, y se continuaría a lo largo de las décadas siguientes.

A pesar del éxito inicial, la relación con las editoriales no resultó siempre fluida. En una carta de fines de diciembre de 1937, a poco de agotarse la primera edición de El hobbit, el editor Stanley Unwin (de Allen & Unwin) escribió: "El Silmarillion contiene material maravilloso de sobra; en realidad, más que un libro en sí mismo, es una mina que puede ser aprovechada para escribir posteriormente más libros como El hobbit. Creo que éste era en parte su propio punto de vista, ¿no es así? Lo que necesitamos de verdad es otro libro que continúe nuestro éxito con El hobbit y ¡ay! ninguno de estos manuscritos [el poema y El Silmarillion mismo] se ajusta exactamente a esa necesidad. Todavía espero que tenga usted inspiración para escribir otra obra sobre el Hobbit".

La respuesta no se hizo esperar: "Le prometo que reflexionaré sobre este asunto con la atención que se merece. Pero no dudo en que estará de acuerdo conmigo en que la construcción de una mitología sólida (y de dos lenguajes) es una ocupación mental absorbente, y tengo a los Silmarils en mi corazón. Sabe Dios, entonces, qué ocurrirá".

ÚLTIMOS AÑOS.
El Señor de los Anillos estuvo listo a principios de 1950, aunque no vio la luz hasta 1954. En el medio sucedieron varios conflictos del autor con Allen & Unwin y con la casa editorial Collins. La razón fue su empecinamiento en negociar una edición de su nuevo libro junto a El Silmarillion, a lo que ambas editoriales se mostraron renuentes.

Una vez publicado, sobrevino el éxito. Desde Time & Tide, C. S. Lewis elogió la nueva creación de su amigo. Otro tanto haría W. H. Auden desde el New York Times: "Ninguna ficción, en los últimos cinco años, me ha dado más placer".

Los últimos años del autor estuvieron marcados por las incomodidades de la fama. Las Tolkien societies de diversas partes del mundo no dejaban de enviarle invitaciones. La correspondencia se volvió inmanejable al punto de que debió aceptar la ayuda de sus editores para responderla. Todo el tiempo recibía solicitudes periodísticas o visitas sin aviso con variadas intenciones: desde la firma de un autógrafo en algún ejemplar hasta pedidos de dinero.

Hacia mediados de los sesenta la salud de Edith se vio complicada con frecuentes trastornos digestivos. Tolkien decidió dedicarle todo el tiempo posible y se recluyó en el hogar. La muerte de C. S. Lewis en 1963 le resultó un trance demasiado duro: "...esto es como un golpe de hacha junto a las raíces". Otro duro golpe sería la muerte de Edith en noviembre de 1971.

Sus últimos días los pasó en el Merton College como miembro residente honorario. Una pareja designada por el colegio cuidaba de él. Después de la muerte de su esposa, sus actividades se incrementaron durante su último año y medio de vida.

El 2 de setiembre de 1973, tras una complicación con su úlcera gástrica, murió.

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