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quinta-feira, 26 de dezembro de 2013

LA LENGUA VIVA







Étimos curiosos
Amando de Miguel en Libertad Digital - España


Pocas cosas apasionan tanto como averiguar el origen de las cosas, desde el universo hasta los topónimos, los apellidos y todas las palabras. Es una operación que requiere capacidad imaginativa, intuiciones. No importa que, al tratarse de los orígenes, no se pueda experimentar. Por eso la etimología no es propiamente una ciencia. Pero también puede haber conocimiento sin experimentación.


Ya se sabe que la toponimia de Madrid es un misterio lleno de paradojas. Siempre ha sido una extraña capital sin mar, río navegable o lago, un atributo hídrico que tienen todas las demás capitales europeas. En el mapa madrileño el puente de Segovia no conduce a Segovia, ni la carretera de la Playa se dirige a la lejana costa. La plaza de Oriente está justo en el Occidente de la villa. Luego está el río (más bien arroyo) de Manzanares, en cuyas márgenes nadie vio nunca manzanos. Damián Galmés me aclara el enigma. Manzanares es una corrupción andalusí del latín mansus (= casa, mas, masía, mansión, villa, cortijo). Así pues, esos mansos eran las postas que se alzaban en las calzadas para el descanso de los correos y los otros viajeros. De ahí se derivó a manzanares o mansiíner de la época musulmana.

Gabriel Ter-Sacarian Arambarri no está de acuerdo con el étimo de zarcillo que ha expuesto aquí Damián Galmés. Para el vascoarmenio su origen es claramente latino, de circellus (= circulito o arito). Nada como la etimología para suscitar polémicas animosas. Introduzco la autoridad de Covarrubias (coetáneo de Cervantes), para quien zarcillo proviene de una voz hebrea que significa "corona".

Emilio Soria se apunta también al origen latino de zarcillo. Añade que zulo ( = cueva, escondite, agujero) es una palabra vasca, pero que se derivó del latín syro (= granero subterráneo). Una pirueta semejante se da con la voz mazmorra, que empezó siendo "granero subterráneo" y acabó como "calabozo".

José Antonio Martínez Pons da la bienvenida a Damián Galmés, otro apellido claramente mallorquín. Don José Antonio señala que zanahoria significa "raíz roja" en vascuence. Apunta que el apellido García también debe de ser de origen vasco. Añado que hay razones para suponer que zanahoria tenga un origen árabe y quizá también griego. Vaya usted a saber. En esto del origen de las palabras una interpretación no excluye la otra. Los invasores de un territorio llaman a las cosas como las dicen los naturales, pero las interpretan según su idioma.

Damián Galmés me aclara la conversación que hemos tenido sobre el apellido De la Cerda, de tanto fuste aristocrático. El origen está en el despectivo cerdo con que el latín describía los oficios más bajos. Se aplicaba a los primeros cristianos. Don Damián aporta una frase de Juvenal, para quien los cerdoni eran el equivalente de "la gentuza". (Añado que algo así se dice con la voz pinche, especialmente en su acepción mexicana, abiertamente insultante). Así pues, De la Cerda es un patronímico de la aristocracia castellana para resaltar su origen de cristianos viejísimos. No es la primera vez que un insulto se transforma en un motivo de orgullo. En nuestro tiempo tenemos, por ejemplo, sudaca y antes intelectual o protestante. En sucesivas etapas de mi vida yo he sido maqueto (en San Sebastián), charnego (en Barcelona), churro (en Valencia) y gachupín (en México). Curiosa esa constancia del sonido ch para despreciar al de fuera

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