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segunda-feira, 13 de janeiro de 2014

LA LENGUA VIVA




Los ocultos significados de las cosas
Amando de Miguel

Son incesantes las polémicas sobre si una cosa están bien dicha o no, si significa esto o lo otro. Me entretengo en algunas ilustraciones que me envían los atentos libertarios. Esta es la academia real de la lengua.


G. Sánchez me critica mi empeño en decir "la internet" y no simplemente "internet", pues "solo es uno". No me parece un gran argumento. También es uno el teléfono, la televisión, la prensa, etc., y anteponemos bonitamente el artículo. Eso de eliminar el artículo es moda molesta. Por ejemplo, "bajar a fábrica", "subir a dirección", etc. Solo se justifica cuando se dice "el Rey recibe en Zarzuela” y expresiones similares. Por cierto, no solo antepongo el artículo a la internet, sino que le apeo la mayúscula inicial, como a la radio o a la televisión.

Damián Galmés nos enseña que las lenguas evolucionan y se complican para que sus hablantes se distingan de los vecinos y no digamos de los forasteros lejanos. A pesar de lo cual hay continuos trasvases de una lengua a otra. Señala, por ejemplo, don Damián que el topónimo Turca y derivados, que existe en varias partes de España, proviene del vasco Iturriaga (= lugar de manantiales). Añado (por discutir un poco) que el pretendido origen vasco de muchos topónimos esparcidos por la Península Ibérica no es tal. Muchos de ellos suenan a vasco, pero proceden de las antiguas lenguas ibéricas. Todas ellas desaparecieron; solo quedó el vasco. Demos gracias a Jaungoikoa.

Jorge González y Argüelles de Miranda señala la confusión histórica entre acumen (= agudeza, perspicacia, ingenio) y cacumen (= cumbre). No hay tal, creo yo. Las dos palabras son latinas y transmiten el mismo sentido que en español. Lo que pasa es que acumen ha quedado olvidada. Las cumbres suelen ser agudas y naturalmente elevadas. Desde lo alto parece que se otean mejor las cosas.

Ismael Medina-Rincón comenta la frecuente confusión en el letrero de algunas latas de conserva: "Contiene 6/8 piezas". Algunas personas creen que indica que contiene "seis u ocho piezas", cuando realmente quiere decir "seis, siete u ocho piezas". Otra confusión es entre bimestral (= cada dos meses) y bimensual (= dos veces al mes). Añado que una confusión similar es entre bianual (= dos veces al año) y bienal (= cada dos años). Me iba sin decir que el signo me resulta particularmente odioso, pues se interpreta de muchas formas.

José Luis García-Valdecantos disiente de la interpretación (irónica) de Maribel Torbeck sobre el anfitrión como cornudo. Don José Luis opina (seriamente) que no se debe interpretar así cuando el amante de la adúltera es Zeus. Aduce una analogía de tejas abajo. Una de las amantes de Alfonso XIII, Mme. Mélanie de Vilmorin, tuvo un hijo con el Rey. Después de muchos años, ya anciana, presumía de no haber engañado nunca a su marido porque, "naturalmente, los reyes no cuentan". Es inútil perderse en historias. Anfitrión es palabra digna y reconocida para designar al que invita, preferiblemente en su casa. Es lástima que se haya perdido la ambivalencia de la palabra huésped, que era tanto el que invita como el invitado.

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