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segunda-feira, 3 de fevereiro de 2014

Las palabras mágicas: el otro lenguaje sexual





Por: Silvia C. Carpallo - Blog Eros - El País - España

Ya hemos hablado aquí de las palabras que utilizamos para seducir, e incluso de ese sexo oral que nunca deberíamos practicar o de los diálogos de pareja como cuchillos. Está claro que el lenguaje, dentro y fuera de la cama, es importante, pero ¿conocemos realmente el lenguaje del sexo?


Sólo hace falta darse un paseo por internet o las redes sociales. Cada vez aparecen más palabras dedicadas a explicar técnicas o tendencias en el ámbito sexual, la mayoría importadas del inglés, que nos hacen mucho más complicadas cuestiones a veces bien simples. Parece que hoy todo tiene un nombre.
Hablamos por ejemplo del dogging o 'cancaneo', esa práctica que consiste en tener relaciones sexuales al aire libre, en coches o paisajes naturales apartados, donde pueden unirse más invitados para mirar o participar, y que en su versión homosexual es denominada cruising. Del cine porno aprendimos también lo que significaba el squirting, ese momento en el que la mujer llega al orgasmo eyaculando de forma llamativa; y del mundo del BDSM, que el trampling es lo mismo que pisotear o dejar que te pisoteen, por puro placer.
Incluso nos 'reeducamos' sexualmente gracias a las nuevas tecnologías. Si comenzamos hablando del bluetoothing, que se basaba en establecer contacto para tener relaciones sexuales a través del bluetooth, la cosa ha ido evolucionado hasta el sexting. Es decir, intercambiar imágenes o vídeos con contenido sexual explícito a través del móvil, o del propio ordenador.
De hecho, el lenguaje del sexo ha llegado incluso a marcar tendencias. Decimos, por ejemplo, que está de moda el vajazzling, que no es sino el arte de decorar con cristales y diamantes el pubis; o que ahora mismo son muy corrientes las relaciones precop, que es lo que toda la vida se ha llamado tener amigos con derecho a roce.
Un ejemplo de la tendencia 'vajazzling', de la mano de Bijoux Indiscrets.
Esto de poner nombre a nuestras formas de relacionarnos sexualmente no es nada nuevo. Ya aprendimos mucho en las antiguas páginas de contactos de los periódicos, donde los mensajes acababan por parecer un mapamundi. Que si especialistas en griegos (penetración anal); o que si se me da bien el francés (sexo oral) o el tailandés (un masaje usando todas las partes del cuerpo). Para expertos, teníamos 'nacionalidades' más rebuscadas como el ruso (masaje del ano con el pene sin llegar a penetrar), el turco (con las manos atadas, para dar placer o recibirlo) o el japonés (se realiza el coito en posturas en cuclillas y suelen ayudarse para ello de cojines y almohadones).
Aprendimos incluso que los besos podían tener diferentes colores que iban del blanco (intercambiando el semen en el beso) al negro (sexo oral anal). Pero lo que nunca nadie nos ha explicado bien es qué significa realmente la palabra sexo. Así, tal cual.
Sexo: No es el sexo que se practica sino el sexo que se es. Por tanto, se definiría como la forma en la que nosotros nos sexamos (o sexuamos) como hombre o mujer. Viene determinado por lo que siente la propia persona, y no por la sexación social, que suele basarse solo en la observación genital. No existe nadie sin sexo, porque todos somos seres sexuados. Esta definición no es algo cultural: se nace con ella y luego evoluciona con la propia maduración del individuo.
Muchas veces, el problema a la hora de expresar, o de entender nuestro propio cuerpo y nuestras relaciones, se basa en que no conocemos cuáles son las palabras adecuadas para utilizar. Hay que tener en cuenta que el poner nombre a las cosas ayuda a colocarlas en el lugar correcto de nuestra mente. Es por ello que desde la Sexología se entienden como fundamentales los siguientes conceptos:
Sexuación: Es el proceso por el que nos vamos formando como el hombre o la mujer que somos. Comienza con la concepción y acaba con la muerte de la persona; es decir, dura toda la vida. En un primer lugar viene determinado de forma natural por las hormonas que hacen que el embrión sea de uno u otro sexo, pero luego continúa con la sexuación social que realiza el individuo por sí mismo. Algunos puntos clave en los que el individuo se define o se redefine sexualmente son la adolescencia, la maternidad o la paternidad, la menopausia, etcétera.
Sexualidad: Define la vivencia de cada persona como ser sexuado. En otras palabras, es la parte de la vida que describe cómo nos sentimos con el hombre y la mujer que somos, y las vivencias que tienen que ver con este hecho.
Erótica: La palabra clave para hablar de erótica es 'deseo', es decir, que la erótica es aquello que define la orientación de nuestros deseos. Tiene una relación directa a la hora de hablar de homosexualidad y heterosexualidad, por ejemplo, pero también a la hora de explicar las peculiaridades eróticas; es decir, con todo aquello que pueda despertar el deseo de un sujeto sexuado.
Amatoria: El ars amandis o el arte de amar tiene que ver con el encuentro entre los sexos, y con su manera de expresar esos deseos en lo físico. Es el concepto que la gente confunde con 'sexo'.
Si estamos dispuestos a ponernos al día en las últimas tendencias, o incluso a aprender idiomas para poder seguir una conversación de contenido sexual, nunca está de más aprender también los conceptos básicos, y más reales, que influyen directamente en nuestra sexualidad.
Desde Eros, os animamos a aportar otras palabras o conceptos que queráis compartir, bien desde un ámbito educativo, o incluso a veces, desde un punto de vista más divertido. ¿Quién da más?

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