Hay muchas formas de dar un sentido negativo a las palabras. La más sencilla es anteponerle el no (ejemplo,"el principio de no intervención") o la letra a (ejemplos, atípico, apolítico, amoral, ateo). Pero nada como la partícula des, a la que he dedicado algún escolio. Creo que me quedé corto. Lo más interesante es que el sentido de ese prefijo no es siempre negativo, pues permite un sinnúmero de matices. Veamos algunos.
Ignacio Frías remacha la idea de que el prefijo des- no siempre indica negación. Cita, por ejemplo, despavorido. No significa que no tiene miedo, sino que está lleno de ese sentimiento. Don Ignacio recuerda que el DRAE ya recogió en 1843 el verbo descambiar como deshacer un trueque o una compra. Me alegro de ese pedigrí. Es un verbo muy simpático y popular. Se considera que es una acción muy positiva que beneficia a los dos, vendedor y comprador.
Chaim Lerner (desde Tel Aviv) se une a la campaña admirativa por las palabras con des. Propone deslumbrar. No es que te quitan la luz sino más bien lo contrario: te quedas pasmado de admiración por la brillantez de algo o de alguien.
Más ilustraciones. Ernesto Furió trae a colación el verbo desbaratar. Equivale a deshacer algo, generalmente de forma aparatosa. Don Ernesto considera interesante el verbo antiguo baratar (ahorabaratear), que significaba vender algo a precio bajo, con descuento. También se decía bajar para lo mismo. Añado que quizá venga de ahí lo de rebajas.
A mí me gusta, por expresiva, una palabra inexistente en el diccionario y que emplea el pueblo: desapartado. Es tanto como decir de una persona que se aleja de otra con la que estaba unida por algún vínculo. En ese caso el des refuerza el apartarse.
Termino con otra voz que me llama la atención: desgraciado. Equivale a no tener gracia o fortuna. Pero lo curioso es que sea un insulto muy potente. Me parece de una crueldad aviesa.
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