Horrores, errores y erratas
Amando de Miguel en Libertad Digital - España
El sonido de la rr lo empleamos muchas veces como un redoble de tambor para recordarnos que algo nos horroriza. No vale la pena preocuparse demasiado por las erratas advertidas que cometemos al teclear. Basta encomendarse a Santa Tecla y no pecar más. Las pequeñas erratas son parte inseparable de los textos o mensajes que enviamos de cutio. Algunas las señala el programa del ordenador al subrayar la palabra que no le suena en su archivo. La cuestión es que ese almacén para los contrastes no me parece muy adecuado. No entiendo por qué a ese programa no le gustan determinadas palabras.
Otra cosa son los errores de concepto o de ortografía básica. Suceden cuando, en lugar de decir lo que pretendemos, sale otra cosa. En ese caso hay que ser más exigentes, sobre todo por una cuestión económica. Los textos que circulan por la internet son tantos que, si fueran con errores, perderíamos mucho tiempo en descifrarlos.
Miriam Huertas se lamenta de la erosión que sufre el verbo impersonal haber. Demasiadas veces se oye decir "han habido dos días de sol" o "habían dos coches". Tranquilícese, doña Miriam. No es que hayan cambiado la Gramática. La norma sigue vigente. Es que hay muchos rastacueros delante de un micrófono. (Ya veo que al programa del ordenador no le gusta lo de rastacueros. Es una pena).
José Luis García-Valdecantos ha salvado para la posteridad este aviso en una plazuela de Toledo: "Se prohíbe jugar a la pelota, con pelota o sin ella". Es un alarde lógico que asombra. Puede que en la metafísica ciudad imperial exista el juego de pelota sin pelota, es decir, una especie de taichí. Para mí que es una expresión del gusto español por las prohibiciones. No hay más recordar lo de "queda terminantemente prohibido".
José Noriega del Río, con el título de licenciado (de la mili), observa que las deformaciones y disparates del lenguaje público las perpetran muchas veces personas con estudios. Mire, don José, se podría demostrar que los títulos académicos no son una prueba concluyente de saber manejar el lenguaje. Tengo amigos con todo tipo de titulaciones. Algunos no han pasado de la escuela primaria, pero me honran con su conocimiento de la vida. Son personas realmente cultas. Simplemente se cultivan, tienen curiosidad por leer, viajar, ilustrarse. En cambio, conozco doctores universitarios que podrían ser analfabetos funcionales.
A propósito de la letra z, Jesús Laínz añade "el más eminente de los zoquetes: Zetapé". Del cual se podría derivar zetapérico. De un modo más directo, José Luis García-Valdecantos me señala que en mi comentario he olvidado el nombre de "Zapatero". No se me había ocurrido que el simpático oficio de zapatero remendón o de portal (ya desaparecido) pudiera tener un sentido despreciativo.
Eugenio Morales Palacios aporta un dato curioso. En el año 300 antes de Cristo Apio Claudio Ceco erradicó del latín la letra z. La razón es que, al pronunciarla, la cara daba el aspecto de una calavera sonriente. En efecto, esa letra inicial apenas se encuentra en palabras latinas, fuera de algunas griegas. En castellano abunda. No lo puedo demostrar, pero creo que podrían ser una influencia del vascuence
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