"La expresión escrita
logra sus propósitos comunicativos en el arte de redactar. Redactar que
etimológicamente significa poner en orden, consiste en expresar por escrito los
pensamientos previamente ordenados. Su propósito es combinar palabras, frases y
oraciones, cláusulas, párrafos y textos para vestir las ideas ya elaboradas, de
manera que se produzca un todo correcto, grato y armonioso, capaz de ser
debidamente comprendido"
(Gastón Fernández de la Torriente (1975), citado por
Víctor Miguel Niño. Los procesos de comunicación y del lenguaje p. 315).
La redacción no es un
proceso surgido exclusivamente de la inspiración y la espontaneidad. Saber
escribir es plasmar ideas sentimientos, percepciones y emociones como resultado
de experiencias vitales, del contacto con la realidad. La redacción por lo
tanto, es un proceso de comunicación que tiene un propósito particular de
acuerdo con el tipo de escrito que nos propongamos realizar.
La escritura es un acto de
habla, según lo afirman los teóricos del discurso. Se aprende haciendo, es
decir, requiere del desarrollo de facultades lingüísticas, cognoscitivas,
semánticas, sintácticas, léxicas, pragmáticas, entre otras, referidas todas al
aprendizaje del discurso, a la percepción de la realidad y de los hechos, al
significado de las palabras, al orden de los términos en una oración, un
párrafo o una estructura mayor del escrito, a la amplitud del vocabulario que
manejamos según el campo de conocimiento y a su interpretación según el
contexto cultural en el que interactuemos.
Debemos tener en cuenta que escribir requiere INVESTIGAR y buscar los datos que queramos compartir con
los lectores; por eso, siempre que nos encarguen una nota, debemos consultar
las fuentes de información, definir la persona o el medio que nos va a
proporcionar los datos que necesitamos y ORGANIZARLOS debidamente
en un esquema que sirva de guía para la redacción.
Luego vendrá el maravilloso juego de palabras, tendremos que DEFINIR
cada una con un significado claro, con un estilo directo y conocido por los
lectores. Definir es hablar de lo real y lo concreto, escribir las cosas como
son y no como las imaginamos. Es igualmente importante que NORMALICEMOS
nuestro escrito (mirando cuantas veces repetimos una misma palabra y fijándonos
cómo la definimos para que no cambiemos su significado.
Posteriormente debemos RESUMIR para que el artículo sea
breve, REVISAR la ortografía y la gramática con la ayuda de un
diccionario y, finalmente, pensar en la importancia que va a tener para los
lectores. Esto es EVALUAR el escrito. Estas son las actividades
básicas que debemos cumplir a cabalidad para convertirnos en reporteros de
nuestro periódico.
El estilo. El lenguaje tiene
varias formas que denominamos “Tipos de Discurso”. Según el tipo de discurso,
se establece el estilo de un escrito. Entre ellos se destacan el discurso NARRATIVO,
el EXPOSITIVO, el ARGUMENTATIVO y el DESCRIPTIVO.
Los tipos de discurso mencionados se combinan en mayor o menor proporción
en la redacción periodística, por ejemplo, si vamos a escribir una noticia, un
suceso o un informe sobre la elección de la Junta de Acción Comunal, el tipo de
discurso que utilizaremos será, en gran parte, narrativo.
Si escribimos un informe de una encuesta de familias que requieren atención
en salud en el barrio o en la vereda, el discurso será expositivo,
estaremos demostrando por qué la necesitan y para qué van a ser atendidas.
Si nos encargan escribir un editorial estaremos utilizando un discurso argumentativo
que nos ayudará a convencer a los lectores sobre un tema o una idea de interés
público.
Recordemos que el editorial es la opinión del periódico sobre las
noticias que pública haciendo las veces de intérprete y orientador para el
lector. Ha sido tradición que lo escriba el director o propietario del
periódico, sin embargo, no se personaliza la autoría y, actualmente, es
delegada a expertos en temáticas de orden político, social, económico y
cultural, entre otros temas.
El que razona y opina en el editorial no es un periodista determinado,
sino el periódico como macro enunciador. Él representa la autoridad social y
jurídica y muestra la orientación ideológica del diario, destinado a sostener
el andamiaje de la clase gobernante.
En la línea de opinión esta también el comentario o columna, un artículo
interpretativo, orientador, enunciativo y valorativo con una finalidad casi
idéntica a la del editorial. La diferencia es que el artículo aparece firmado y
solo compromete al autor del trabajo. Estos artículos pueden ser políticos, de
crítica, de humor, de costumbres y hechos de actualidad.
Finalmente, si escribimos una crónica o un reportaje sobre la vida de un
personaje del barrio o de la vereda (su apariencia física, sus anécdotas, su
forma de ser) usaremos un discurso descriptivo.
La crónica es
un género básico en el discurso periodístico porque nos permite ordenar los
datos cronológicamente, es decir, con un orden en el tiempo. Toda noticia es en
sí una crónica y, dependiendo de la profundidad con la que se trate, combinará
más tipos de discurso. Se define como la información interpretativa y valorativa
de los hechos noticiosos actuales o actualizados, donde se narra algo al propio
tiempo que se juzga lo relatado.
El estilo de una crónica debe ser directo y sencillo, esencialmente
objetivo, pero al mismo tiempo con un matiz personal: lo objetivo y lo
subjetivo se complementan: los juicios de valor e interpretación deben estar
sujetos a la narración de sucesos y a la exposición de datos. Se diferencia de
la noticia y el reportaje porque admite comentarios que están vedados a
aquellos. La crónica más usual es la de sucesos que se refieren al orden
público a desastres naturales, a hechos jurídicos y políticos, la deportiva, la
local y la extranjera.
El reportaje,
por su parte, reúne todos los tipos de discurso y toma elementos de la
literatura al ser más extenso y variado. Puede definirse como un relato
informativo, de tema libre y redactado en un estilo variado y flexible en el
que se da cuenta de un suceso de interés actual o humano (Martín Vivaldi,
1981,65) se diferencia de la noticia por su lenguaje más vivo y variado y
también por su estructura más compleja y extensa. Su esquema es el mismo de la
noticia, aunque puede verse modificado por cierta tendencia literaria que lo
enriquece en figuras y recursos de expresión.
Los teóricos hablan de tres tipos de reportaje: El reportaje de
acontecimiento; el reportaje de acción y el reportaje de entrevista.
El reportaje de acontecimiento. El periodista ofrece una visión estática
de la realidad como cosa acabada. Se utiliza mucho la descripción.
En el reportaje de acción. A diferencia del anterior, ofrece una visión
dinámica de la realidad. Aquí el periodista relata los hechos siguiendo su
evolución, como viendo el proceso de cambio en el tiempo. Normalmente este tipo
de reportaje se presenta cuando los acontecimientos ocurren una sola vez en el
transcurso del tiempo. En esta clase de reportaje se recomienda usar la
narración.
El reportaje de entrevista. Es un reportaje donde alternan las palabras
textuales del personaje interrogado con descripciones y narraciones a cargo del
periodista. La entrevista es una de las manifestaciones periodísticas de mayor
interés. Resalta las ideas de un personaje sobresaliente en el ámbito nacional
o internacional. Su forma discursiva básica es el diálogo.
Compilación: Nelson Darío Roldán
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