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segunda-feira, 19 de maio de 2014

LÍNEA DIRECTA


La ortografía viaja en subte


Viajes hacia lo esencial de la ortografía.
El tema del viaje es uno de los más atractivos en la literatura, tanto que ha dado origen a numerosos títulos inolvidables. Quien esto escribe recuerda dos en particular: Viajando con mi perro (Travels with Charley: In Search of America, 1962) de John Steinbeck, y Viajes con mi tía(Travels with my Aunt, 1969) de Graham Greene, probablemente porque estaban magníficamente escritos, y también llenos de humor y piedad.
Hay, por supuesto, viajes mucho más modestos y de todos los días; viajes en subterráneo, por ejemplo, pero que también encierran sorpresas, a veces agradables. Hace unos días, en un trayecto entre las estaciones Ministro Carranza y Tribunales, en el subte de la línea D, un vendedor ambulante ofrecía a los señores pasajeros una selecta variedad de libros. Nunca hay que dejar de comprar a un vendedor si nos ofrece libros, lapiceras o cuadernos, pueden sernos muy útiles en algún momento del viaje de la vida. Por eso, fueron muchos los que prestaron un poco más de la atención habitual para este tipo de ofertas.
Un librito de no más de 32 páginas, de tapas blandas, con un diseño casi infantil, ostentaba orgulloso su título: Ortografía. Para escribir mejor. En una bajada, se detallaba el contenido: sinónimos, antónimos, parónimos, sustantivos, conjugaciones, adjetivos, sujeto y predicado, verbos; por fin, en el espacio habitualmente dedicado al nombre de la editorial, este propósito: "Para comunicarnos adecuadamente por escrito".
No tuvo más de tres compradores; otros pasajeros prefirieron elegir entre Pescados o Postres, títulos quizá más tentadores o con recetas más fáciles de poner en práctica, vaya uno a saber.
En la Introducción, "Nuevas reglas de ortografía", se advertía al lector que "las «faltas de ortografía», o sea, la forma incorrecta de escribir las palabras son una antigua preocupación de padres y maestros", para luego explayarse muy brevemente sobre las posibles causas: "el desconocimiento de las reglas de ortografía y la falta de lectura. Así como para manejar un auto correctamente debemos conocer las reglas del tránsito, o para jugar al tenis debemos conocer el reglamento del juego, para escribir sin cometer errores es necesario conocer las reglas de ortografía". Como se ve, una lógica sencilla e irrefutable.
El contenido del librito era de una síntesis excesiva: para los verbos, solo estaba desarrollada la primera conjugación (la de amar, por supuesto), aunque se explicaba que hay tres y que se llaman primera, segunda y tercera conjugación. Nada más. Por alguna razón, los signos de puntuación recibían un tratamiento más extenso, y así con otros temas. La persona que lo redactó tenía sus conocimientos bien aprendidos, o había consultado algunos textos escolares sobre el tema.
¿Les habrán servido estas clases de ortografía rápida a los compradores que las prefirieron a las recetas de los libros de cocina? Ojalá, porque ellos no solo depositaron su fe en un libro por el que pagaron 10 pesos, sino que demostraron voluntad de "comunicarse adecuadamente por escrito", un valor que no puede comprarse con nada en la actualidad.

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