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quinta-feira, 25 de setembro de 2014

LA LENGUA VIVA


Buenas y malas palabras



 en Libertad Digital - España




Me interesa mucho la función psicológica de las palabras soheces (sic). Escribo así siguiendo la decisión del estupendo Diccionario sohez sobre el uso del español cotidiano, de Delfín Carbonell Basset. Para la gente corriente el hecho de recurrir a los tacos produce un efecto balsámico, relajante, catártico. Ciertos escritores logran una gran impresión tachonando sus textos con profusión de palabrotas. Al lector le resulta atractivo ese recurso a las malas palabras, que dicen los argentinos. Muchas veces equivalen a interjecciones, exclamaciones, voces onomatopéyicas. El asunto puede tener gracia y hasta sirve para merecer un sillón de la RAE. Pero, como siempre, el problema reside en la saturación, el abuso. A veces da la impresión de que se recurre a la grosería cuando no se tienen otras palabras. El exceso de expresividad puede llegar a cansar. Además, no debe olvidarse que el lenguaje escrito y el oral se ajustan a reglas distintas. Ya sé que esa norma se ha descompuesto en algunos programas de la tele, pero no es razón para caer en la grosería general. Lo malo de la generalización de los tacos es que pierden su razón esencial de funcionar como tabúes.
Jesús Laínz me reprocha cariñosamente el uso que hago de angloparlantes y expresiones similares. Sugiere que me estoy acostumbrando a la "nueva llengua de l'imperi". Disiento y protesto. El verbo parlar es perfectamente castellano, al ser de raigambre latina. Lo he oído así de niño en el domicilio materno. Viene en los diccionarios, por lo mismo que decimos "parlanchín" o "parlamento". Cabe una brizna de ironía al admitir parlante en lugar de hablante. En catalán no cabe tal juego. Laínz, enváinatela.
Nicolás García Rincón observa la moda creciente de muchas empresas y organismos públicos al dirigirse a la clientela con el desconsiderado tuteo. A don Nicolás le suena despectivo. Le preocupa, además, que el tratamiento cortés de "usted" se llame "ustedeo". Anota que en una misma página de la Universidad Complutense se utilice el tuteo y el usteo. Reconozco el problema, pero me gusta más ustedeo que usteo. El infalible Manuel Seco escribe ustedeo como quien no quiere la cosa. Por desgracia, el tuteo generalizado nos aleja de nuestros hermanos hispanoamericanos. Pero la lengua es como la marea: no se puede detener.
Jaime Lerner (desde Tel Aviv) me recuerda la admiración que sentía el escritor norteamericano H. D. Thoreau por el término español gramática parda, intraducible al inglés. Se refiere a la habilidad de algunas personas para salir airosas de las dificultades, apelando al sentido común y la picardía. Entiendo que pardo alude a la ropa tradicional vulgar.
Una pequeña nota sobre las comunicaciones internéticas. Recibo muchos correos con el saludo de "buenas tardes" o equivalente. Ignoro a qué tardes se refiere, si yo leo el correo por la noche; un suponer. Otras veces algún amigo desea verse conmigo "esta tarde" o "mañana". ¿No podríamos concretar la fecha? Más perplejidades: ¿por qué sustituir en los correos el tradicional "querido Fulano" por "buenos días"? ¿Y qué me dicen del frígido “atento saludo”? Hay incluso quien prescinde del atento. Más parece una amenaza encubierta. En las escuelas se debería enseñar cómo escribir correos y mensajes telefónicos. Me temo que mi propuesta llega tarde.

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