«La impresión de que el español es farragoso se quita leyendo a García Márquez»
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Últimamente los desayunos le juegan malas pasadas a William Lyon. Un ritual que no se va a quitar nunca es acompañar el café con leche matutino con una lectura pausada del periódico, aunque cada vez le genere más disgustos. Una vida dedicada al periodismo y la edición le han convertido en un intolerante con la mediocridad escrita.
«Y a mucha honra», afirma. El problema es que lejos de decrecer, cada vez encuentra más razones para estar espantado con la calidad de los textos que aparecen en los medios que lee, «sobre todo en El País, que durante tantos años ha sido mi cabecera», se resigna Lyon.
Con 74 años cumplidos y una vida dedicada al periodismo, el estadounidense ha decidido volcar su conocimiento sobre redacción en La escritura transparente, un libro que ofrece consejos valiosos sobre cómo mejorar la calidad de nuestra comunicación escrita. Su larga trayectoria lo ha llevado a ser corresponsal de Time en España, jefe de edición de El Sol, cronista empedernido de toros y miembro del equipo de El País en los años 80.
En España, cuenta, durante demasiado tiempo muchos periodistas se han escudado en la supuesta falta de concisión del castellano para justificar una escritura «hinchada, llena de palabras superfluas y frases largas e inteligibles. No es más que una excusa para esconder una falta de disciplina y autoexigencia», dice el veterano periodista.
Para comprobar que esto no es cierto «solo tienes que leer cualquier texto de García Márquez o Vargas Llosa. Ellos siempre han demostrado que es posible escribir de forma clara, con frases cortas sin dejar de lado la belleza en castellano».
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