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sexta-feira, 13 de fevereiro de 2015

BESTIARIO

‘Bestiario’ popular en la lengua española

Rubén Darío Flórez
¿Cuáles son los animales  populares en refranes de América Latina? ¿Hay una cultura oral compartida en los países hispanohablantes de nuestro continente latino? La conversación en los países hispanohablantes está salpicada de dichos. Es un fenómeno único que distingue al idioma español que hablamos del  inglés, el francés o el alemán. 
A diario se compara, valora y se toma del pelo con bestias y realismo frentero. Hay animales, estrellas de este mundo cotidiano de imaginación burlesca. Gatos, perros,  yeguas, caballos, sapos, gallinazos  y marranos sirven para  la burla, para retratar o calificar una situación. De una persona descuidada dicen en Chile: “Este no es gato que tape su caca”. En Colombia “la cuenta se pasa según el marrano”. En el cono sur se cobra: “Según el sapo la pedrada”.
Decir “metió las cuatro”, es casi lo mismo que meterse en la pata del caballo. La “necesidad de dinero hace bailar distintos animales” en Argentina, Colombia y México. Tal vez por la fama del mono en el mundo de los dichos, en Argentina “baila por la plata”. Mientras que en Colombia y México “el perro  baila por la plata”.
El mico es muy citado en los refranes. “Quedó como chaleco de mono”, es decir mal. O “la mona aunque se vista de seda mona se queda”, para indicar que jamás tendrá elegancia. El mono sin elegancia es figura en los refranes desde México a Argentina. Es el mono del idioma español. No tiene suerte en Chile ni elegancia en Cuba, y lo mueve la plata en Argentina. En Colombia y  España “aunque se vista de Cocó Chanél nadie le cree lo francés”.
El guajalote en México es un apetitoso pavo gordo. Por eso, “guajalote que se sale del corral termina en mole”. Es decir cubierto de salsa. El mexicano recuerda el dicho colombiano, “no dar papaya”. El nuevo mundo con sus realidades sirve al imaginario popular. Los refranes transmiten la mentalidad latina y aspectos de su cultura. 
Para hablar del desorden, en Cuba tuvieron la idea de servir arroz. Imaginariamente, claro está. Así que  en la isla del Caribe dicen: “Se formó el arroz con mangos”, para hablar de la situación que en Colombia calificamos como  un “nueve de abril”. Dice la mamá cuando llega a la casa y ve horrorizada lo que sus adolescentes hicieron en la cocina.
El humor de los argentinos tiene ribetes negros que se  adivinan cuando emplean la expresión: “No quiere más lola”. Cuando un paciente dejaba de comer las galletas para enfermos delicados, era porque “ya iba  a colgar los guayos”. Gráfico y definitivo. Las galletas de los hospitales se llamaban lolas. 
Colombia comparte con el caribe refranes como “indio comido indio ido”. En Puerto Rico se dice “hacer como Blas ya comiste ya te vas”. ¿A qué horas el indio fue Blas?
Los refranes tienen su filosofía. En Chile, un destilado de experiencia popular es: “Más vale un porsiacaso que un quién hubiera sabido”. Preciosa expresión para decir: por si las moscas. Y porsiacas, hasta aquí voy, no sea que “yo que llego y el tren que parte”.

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