Manual del candidato: la plástica
Amando de Miguel en Libertad Digital - España
En su día se tradujo la "puesta en escena" por la "plástica". El candidato debe cuidarla en los mítines y actos similares. Asegúrese de que habla a los ya convencidos; nada de encerronas. Lo mejor es que en el estrado no haya banderas de ningún tipo. Si el candidato fuera de izquierdas, queda bien alguna que otra bandera republicana ondeando en la masa de asistentes. Mi opinión personal no debe tenerse en cuenta. Aquí ejerzo de consejero áulico para los candidatos que lo precisen.
No se olvide que los mítines se hacen fundamentalmente para la tele y los otros medios, cada vez más los digitales. Por tanto, detrás del candidato debe figurar un público especialmente fervoroso, constituido preferentemente por jóvenes de ambos sexos. Queda bien alguna figura de otra raza. No importa que en las gradas figuren muchos jubilados. Debe haber un jefe de claque que dé entrada a los aplausos en los momentos convenidos. El candidato debe recordar que en los mítines no debe dar razonamientos sino titulares para los cortes subsiguientes de la tele y otros medios.
Importa mucho la elección del local para los mítines. Es imprescindible que no haya huecos en la concurrencia. De haberlos, que no los recojan las cámaras. Es mejor que algunos espectadores sigan el acto de pie. Las cámaras deben enfocarlos continuamente. Se agradece que en la primera fila haya vips, a poder ser que no vayan en pareja. Las cámaras deben mimarlos.
En los mítines y demás debe cuidarse mucho la asociación de colores: el azul cielo para el PP, el rojo o el morado para la izquierda. No debe abusarse de la repetición de los logotipos de los partidos: la gaviota, el ouroboros, etc. Es algo que puede resultar cansino. Es mejor acudir a símbolos nuevos, a efectos visuales agradables, como el mar o el bosque. El color verde suave siempre resulta acertado.
Procure el candidato no referirse nunca a los adversarios de forma directa. Para ello va muy bien el difuso "Aquellos que…". Tenga cuidado el orador en este punto, no vaya a ser que el adversario de hoy sea el aliado de mañana.
Ahora se abusa mucho del "yo". Es mejor evitarlo. En todo caso quedan más propias las frases en plural: "Nosotros…". Recordemos la famosa afirmación de un candidato en los tiempos de la Restauración: "Nosotros somos nosotros". Arrancó una cascada de aplausos y vítores. Se podría probar otra vez.
Resulta muy conveniente que el orador de un mitin reciba una discreta señal luminosa para indicar que en ese momento está en el aire de alguna tele o radio. Es la ocasión para gritar más, no beber agua, suscitar aplausos, pero sin dejar de perorar.
En un mitin no se deben destacar mucho los problemas de la localidad, aunque se trate de unas elecciones municipales. Al contrario, debe aprovecharse la ocasión para dirigirse urbi et orbi. Los españoles siguen admirando a las personas que hablan como los ángeles, digan lo que digan. El candidato hará bien en no leer el discurso.
En España no se lleva el rito norteamericano de que el candidato se muestre en público con su cónyuge. Es más, nadie tiene que saber si tiene cónyuge; no digamos niños. Es lástima, pero es así.
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