Libros de estilo
Hoy hablaré sobre los manuales de estilo. Cuando hablamos de estos, seguramente se nos vienen a la mente varios libros muy conocidos, como el de El País de España o el Manual del Español Urgente de la agencia Efe (en lo que se refiere a periodismo), o el Manual Práctico de Escritura Académica, coordinado por Estrella Montolío, o tantos otros dedicados a establecer pautas sobre cómo escribir correctamente.
Toda empresa que se precie de cuidar que sus productos estén bien escritos y tengan un estilo estándar cuenta con un manual. Por eso encontraremos estos documentos en universidades, editoriales, medios de comunicación, empresas publicitarias, estudios de abogados, etc. Pero ¿qué tienen de especial los manuales de estilo y por qué todos quieren contar con uno? En primer lugar, lo que hace especiales a los manuales de estilo es que otorgan prestigio a la empresa que cuenta con uno, pues indican que los colaboradores no escriben ‘como les da la gana’.
En realidad, los manuales de estilo se parecen, pues casi todos cuentan con una estructura similar. En el caso de los medios de comunicación, los manuales presentan, en primer lugar, normas deontológicas a las que deben regirse los periodistas, como en el caso de tratamiento de fuentes, de fotografías, qué hacer en casos de plagio o de rectificaciones, etc. Además, varios manuales incluyen en la sección deontológica pautas para escritura sobre grupos minoritarios o vulnerables. La intención de los manuales no es solo dar pautas a los periodistas sino también transmitir al lector los principios del medio, e, incluso, convertirse en referentes para otros medios.
Los manuales de estilo de los medios también cuentan con secciones dedicadas a particularidades sobre la escritura, por ejemplo, qué hacer en el caso de mayúsculas o resaltes tipográficos o cómo escribir los números. Esta sección es la que más tiene que ver con el ‘estilo’ del medio, es decir, aquello que lo diferencia del resto. Lo mismo sucede en el caso de otras entidades, como universidades, que establecen pautas para que los estudiantes y docentes puedan redactar sin problemas sus trabajos de grado o artículos.
En relación con los medios de comunicación, la Ley de Comunicación y el Reglamento de esta indican que es obligación de cada medio contar con su manual deontológico y, dentro de este, con un manual de estilo (en realidad debería ser al revés porque la parte deontológica siempre se encuentra dentro del manual de estilo). Me parece que esta disposición (que ya no es tan nueva) representa un reto importante para los medios, sobre todo porque les exhorta a pensar en su manera de escribir y de tratar las noticias, sobre todo, a ser originales y desmarcarse del resto.
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