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sábado, 13 de fevereiro de 2016

ESPAÑOL EN EL MUNDO



El Instituto Cervantes renueva sus previsiones de expansión para el idioma en su anuario de datos
30 años, más o menos, lleva el Gobierno de España calculando (a través de diferentes organismos pero, sobre todo, del Instituto Cervantes) el número de hispanohablantes que andan por el mundo. Echar la cuenta es difícil, los criterios son escurridizos, pero podemos establecer referencias. Hace tres décadas, el mundo tenía 430 millones de personas que hablaban español como primera lengua. Hoy, rondan los 470 millones, a los que hay que añadir 68 millones de personas que tienen una competencia alta pero no completa del idioma.
Más: en los años 80, el número de estudiantes de español andaba por los 14 millones. Hoy, supera la cuota de los 21 millones, aunque lleva algunos años estancado. Y el conjunto da una porcentaje: el 6,7% de la población mundial habla español en este momento. El porcentaje subirá hasta el 7,5% en 2030 y al 10% en "tres o cuatro generaciones". En cambio, la proporción de hablantes nativos de chino e inglés desciende porque sus comunidades crecen más despacio que la población del mundo.
Los datos pertenecen al Anuario del Instituto Cervantes, El español en el mundo, en su edición de 2016, que se ha presentado en Madrid esta mañana. ¿Todos contentos con la expansión del idioma? No del todo. Víctor García de la Concha, el director del Cervantes, ha dicho que somos más pero que hablamos peor. "No hay duda de que estamos ante un caso de uso empobrecido del español. Alguna vez he usado la palabra 'zarrapastroso' para definir esta situación. Es un problema de escasa lectura y de deficiente educación".

Base de datos

El anuario del Cervantes, en realidad, incluye un capítulo de datos y otro literario, dedicado a la segunda parte del Quijote. La primera parte es la que nos interesa esta vez, desde lo más básico, el cómputo global de hablantes de español. David Fernández Vítores, profesor de Traducción e Interpretación de la Universidad Complutense y responsable de contabilidad del estudio explica que es difícil definnir los criterios que definen quién es un hispanohablante nativo y quién no lo es. Por principio, el Cervantes ha decidido ser más riguroso que en ediciones anteriores.
Eso significa, por ejemplo, que 1,5 millones de mexicanos que tienen por primera lengua algún idioma de origen americano han salido de la categoría de hablantes nativos y han entrado en el grupo de competencia limitada. Hay casos parecidos en otros países. Por eso, el resultado global, los 470 millones de hablantes, es el mismo que en la edición de 2014, no ha crecido a pesar del vigor demográfico de América Latina.
A otra cosa: de los estudiantes de español ya hemos hablado, pero aún podemos indagar en dónde están, porque el Cervantes los coloca en el mapa. Estados Unidos tiene 7,8 millones de alumnos en sus spanish programs. Brasil, 6,1 millones, Francia, 2,6... Después, aparecen Italia y Alemania (ya por debajo del millón de estudiantes) y así hasta los 21,25 millones de personas que tratan de aprender nuestro idioma en el mundo. Al margen de los datos, los responsables del Cervantes dieron su interpretación analógica del mercado de la enseñanza en el mundo. Un par de conclusiones: Primero, África Subsahariana es un mercado que crece; y segundo, la enseñanza reglada de idiomas está perdiendo demanda en todo el mundo y no sólo para el idioma español. Ahora, los estudiantes aprenden por su cuenta y, en cambio, demandan más certificados y más cursos especializados.
Después de la educación va la ciencia. Llevamos años con la cantinela de que el español es un idioma irrelevante en la comunicación científica, donde el inglés es mucho más que el idioma del entendimiento común: es la herramienta única. ¿Algún cambio? El anuario del Cervantes dice que el 0,8% de los papers (con perdón) aparecen escritos en español. Seguimos con las miguitas.
Otra cosa es la divulgación del conocimiento. El español en el mundo habla, entre otras cosas, de Wikipedia, que nos puede gustar más o menos, pero que es una buena medida de la demanda de información en distintos idiomas. Al respecto, hay una buena y una mala noticia. La mala: la edición en español de Wikipedia es sólo la décima del mundo en número de artículos. Por delante aparecen versiones de idiomas con muchísimos menos hablantes: sueco, neerlandés, alemán, francés, cebuano, ruso, italiano, vietnamita... La buena: la edición española es la segunda más visitada después del inglés.
Y faltan las redes sociales. El Cervantes dice que el español es el segundo idioma en Facebook (142 millones de usuarios) y en Twitter, aunque los usuarios en japonés escriben más.

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