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quinta-feira, 4 de fevereiro de 2016

PALABRAS

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Cuando las palabras se empiezan a olvidar

Se vive tan normal la forma de comunicarnos que difícilmente pensamos que palabras de uso común podrían pasar al olvido, pero el lenguaje da todo tipo de “machincuepas” desde “el año de la canica”.
 Hace unos días le pregunté a un joven si alguna vez ha pensado que es altamente probable que la forma en que hoy se comunica, y algunas palabras y expresiones de uso común, pasen al olvido o sean sustancialmente modificadas dentro algunas décadas. “Chatear”, “memes”, “WhatsApp”, “mándame un mail”, “googlear” y otros términos actuales posiblemente serán sustituidos por otros.
Es tan normal la forma de comunicación de esta época que difícilmente se podría pensar que podría cambiar. Seguramente lo mismo pensaron nuestros padres o nuestros abuelos respecto a sus palabras, expresiones y manera de comunicarse con los menores de su época. Vocablos que ellos empleaban para comunicarse, hoy son poco utilizados o definitivamente han pasado al olvido y han sido reemplazados por los que impone la época.
Mis padres pronunciaban palabras que hoy pueden resultar inclusive divertidas. Algunas son:
Chipi chipi (Ya empezó el chipi chipi).- Con ella, mi madre se refería a una ligera llovizna precedente a un aguacero o a una tormenta. Hay quien dice que el término proviene del náhuatl “xixipini” (lloviznar), derivada de “xipini” (gotear), y otros opinan que es la onomatopeya del ruido que hace el agua al caer y golpear sobre el piso.
Pringar (Ya está pringando).- Muy similar a la anterior, mi madre la empleaba para significar que empezaba a “chispear” (llover muy poco, cayendo sólo algunas gotas pequeñas, según la Real Academia Española, RAE). Aunque pringar, según la RAE, es “empapar con pringue” (grasa que suelta el tocino sometido a la acción del fuego) el pan u otro alimento. En México significa salpicar un líquido o rociar con agua la ropa para plancharla. De ahí su relación con la lluvia ligera.
Machincuepa (Andas dando machincuepas).- De acuerdo con el diccionario de la RAE, significa voltereta, pirueta o maroma. Con el tiempo, la palabra se empezó a aplicar a políticos caracterizados por andar haciendo maromas de un puesto público o de un partido político a otro. De esta palabra existe una leyenda sobre la Calle de la Machincuepa, en la Ciudad de México.
Saltimbanqui (Andas de saltimbanqui).- Un saltimbanqui es una persona que realiza saltos y ejercicios acrobáticos, generalmente en espectáculos al aire libre. Como casi todos los niños, me gustaba brincar sobre la cama o de un sillón a otro. Era entonces que mi madre me decía que andaba de saltimbanqui. La palabra es de origen italiano (saltimbanchi), y con ella se designaba a atracciones callejeras como eran los cómicos, juglares y titiriteros que mostraban sus acrobacias en las plazas de ciudades europeas.
Chincual (Andas de chincualudo).- De acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua, la voz chincual tiene, entre sus distintos significados, el de “entusiasmo o excitación por realizar una actividad”. Cuando me ponía necio (cosa rara) en hacer algo, era cuando mi madre expresaba que andaba con el chincual, por ejemplo, al ir al cine. Hoy varios políticos que andan con el chincual de ser candidatos a un puesto de elección.
Chirrión (¡Ah, chirrión!).- Un chirrión es un látigo hecho de cuero, con mango de madera, pero en México la expresión denotaba una exclamación de sorpresa o de protesta ante algo inesperado. Todavía es usual escuchar la frase “Me salió el chirrión por el palito”, queriendo significar que lo que uno intentaba hacer salió mal y autoperjudicial.
Papanatas (Ese hombre es un papanatas).- Con esta palabra, la RAE describe a una persona simple y crédula o demasiado cándida y fácil de engañar. Era una palabra que solía expresar mi padre cuando, por ejemplo, veía a un cómico demasiado simplón. Hoy todavía hay muchos de ellos.
Zoquete (Ese hombre es un zoquete).- El adjetivo define a una persona que es lenta para entender las cosas. Era esta otra palabra que mi padre solía emplear cuando se desesperaba si alguien no entendía una instrucción a la primera.
Desconchinflar (Se desconchinfló la bicicleta).- El significado de esta palabra es descomponer, deteriorar o el que una cosa pasó a peor estado. La mala noticia era cuando me decían que mi bici (bicicleta) o el televisor se había desconchinflado.
Chiflón (Ponte un suéter que te va a dar un chiflón).- El chiflón es un viento o corriente de aire inesperada que se manifiesta con un chiflido (o silbido). También decía mi madre que salir a la calle inmediatamente después de comer podía provocar que un chiflón me enchuecara la boca.
Desguanzado (Me siento desguanzada).- Así decía mi madre cuando estaba cansada y ya no tenía ganas de hacer nada al final del día.
Muina (¡Me da una muina lo que hizo!).- Se trata de una rabieta, un enfado, un enojo. Fisiológicamente, se trata de un estado emocional de disgusto que repercute en la salud de quien lo experimenta, y puede ser la causa de muy diversos padecimientos, especialmente del hígado o la vesícula.
A esas palabras habría que agregar dichos, refranes y frases que suenan curiosas y que, muchas veces, requieren de una explicación para ser comprendidas, y de las que muchas veces se desconoce su origen.
Me refiero a palabras como: achichincle, achicopalarse, argüende, borlote, chilpayate, pipirín, o frases como: “Se armó la gorda”, “Fumas como chacuaco”, “Año de la canica” y muchas más que han caído en desuso.
Por eso pienso que en unas décadas las expresiones, palabras y modismos del lenguaje de hoy irán perdiendo significado y serán sustituidas por quién sabe qué otras. ¡Cosas de las épocas!

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