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quinta-feira, 28 de abril de 2016

EL IDIOMA ESPAÑOL


En esto se equivocan con más frecuencia los españoles al escribir, según la RAE
Seguimos internándonos en las dudas más habituales de los hablantes del castellano para descubrir cuáles son las cuestiones gramaticales que más confusión causan

De vuelta al cole. (iStock)


AUTOR  HÉCTOR G. BARNÉS


Ortografía, gramática y léxico, los tres pilares que sostienen cualquier idioma, y los tres ámbitos en los que más errores solemos cometer. En un reciente artículo, ya exploramos cuáles eran las dudas ortográficas que se buscaban con mayor frecuencia en el portal de la Real Academia de la Lengua Española. En esta ocasión nos centramos en la gramática, es decir, en “la parte de la lingüística que estudia los elementos de una lengua, así como la forma en que estos se organizan y se combinan”. No lo decimos nosotros, lo dice la RAE.

Una duda gramatical es, por ejemplo, el leísmo, que pasaremos por alto aquí ya que a estas alturas, tan solo la práctica podrá ayudarnos; tres cuartos de lo mismo con las diferencias entre “porqué”, “porque”, “por qué” y “por que”... Así que nos internaremos mejor en todas esas dudas o equivocaciones frecuentes que cometemos sin darnos cuenta, y que bien sirven para marcarnos un tanto lingüístico ante nuestros colegas (¡que “freído” está bien dicho, chaval!).

“Había muchas personas”: impersonal

Aunque todos lo hayamos oído en un momento u otro, debemos olvidarnos por completo de fórmulas que incluyan el verbo “haber” en plural como “habían muchas personas en la sala”, por mucho que las personas estén en plural. En dicho caso, el verbo funciona como impersonal, por lo que hay que conjugarlo en tercera persona de singular. Con la peculiaridad del presente de indicativo, que adopta la forma “hay”: “hay mucha gente en la sala”.

Si se refiere a una persona y va precedido de “a”, es mejor que se emplee el impersonal, como en “se entrevistó a los candidatos para el puesto”
“Se venden casas” / “Se busca casa con jardín”

Una de las fórmulas que más dudas genera debido a que en realidad son dos, solo que se parecen mucho. Por un lado está la que aparece en “se buscan actores”, que es una oración de pasiva refleja y, que por lo tanto, solo puede darse con versos transitivos; por el otro, la que aparece en “se busca casa con jardín”, que es una oración impersonal y que por lo tanto siempre va en tercera persona del singular y que puede aparecer junto a verbos transitivos o intransitivos.

¿Cuándo emplear uno u otro? Si el elemento nominal es una cosa, es preferible la pasiva refleja, como en “se hacen fotocopias”. Si es una persona y no va precedida de “a”, también pasiva refleja, como en “se buscan actores”. Pero si se refiere a una persona y va precedido de “a”, es mejor que se emplee el impersonal, como en “se entrevistó a los candidatos para el puesto”.
Frito/freído y otros amigos

Puede que nos hayan regañado alguna vez por utilizar la palabra “freído” o “incluso “imprimido”, y dicha situación haya provocado en nuestro espíritu un trauma difícil de curar. Y de manera injusta, ya que tanto con “imprimido/impreso” como con “freído/frito” o “proveído/provisto” ambas variantes son válidas, aunque dependiendo de su utilización puede ser preferible que se utilice una u otra.

 Fritísimo y calórico. (iStock)
“No vino nadie”: ¿doble negación?

A muchos angloparlantes les resulta extraña nuestra manera de negar, que en ocasiones implica una doble negación (lo que, para ellos, equivale a una afirmación): mientras que nosotros decimos “no tengo nada”, en inglés suelen decir “I have nothing”. Pero, como recuerda la RAE, “en español existe un esquema particular de negación, que permite combinar el adverbio 'no' con la presencia de otros elementos que tienen también sentido negativo”.
“Más mayor”, es la guerra

Como ocurre con otros comparativos, es incorrecto utilizar “más” con la palabra “mayor”… en la mayor parte de casos. Es lo que ocurre, por ejemplo, con “El baño no es más mayor que la cocina”, incorrecta. Sin embargo, en otras ocasiones esta palabra no funciona de manera comparativa, sino como un adjetivo en grado positivo. Por ejemplo, cuando queremos utilizarlo como opuesto a pequeño: “Cuando seas más mayor, te compraremos una bicicleta”, una construcción perfectamente válida.

¡Agua!

Una palabra que nos trae muchos quebraderos de cabeza cuando debemos poner antes un artículo o un adjetivo. Ante nada, debe quedar claro que sugénero es femenino; con la peculiaridad que comienza por una “a” tónica, lo que lo cambia todo. ¿De qué manera? Utilizando el artículo “el” en lugar de “la” para evitar la cacofonía (¿“la agua”? Horrible), salvo que este no aparezca inmediatamente pegado a la palabra (por lo que “la misma agua” es correcto). Algo semejante ocurre con el artículo indefinido “una”, que cuando antecede a palabras que comienzan por una “a” tónica se acorta en “un”, como ocurre en “un área”, o con “alguna” y “ninguna” que se apocopan ante esa clase de palabras (“algún alma”).

En el habla común, es habitual utilizar “de” para los años que llegan hasta 1999, y “del” a partir del 2000
“Palabras claves”: la “s” no sobra

¿A alguien más le da dentera escuchar la expresión “palabras claves”? Pues el problema lo tenemos nosotros, amigos: es perfectamente válido utilizar tanto la expresión “palabra clave”, en la que este último término funciona como modificador del primero, como “palabras claves”, que adopta por completo las características de un adjetivo.
El fin de los “CDs”

Por imitación del inglés, tendemos a añadir una “s” minúscula a los plurales de las siglas. Mal. Si estamos hablando en español, el plural de esta clase de palabras tan solo se manifiesta en las que las introducen, como ocurre con“los PC”. Así que olvidémonos de la “s” y centrémonos en utilizar los determinantes necesarios.
Del 2000 y de 2000

Otro de esos casos que nos crean un montón de dudas: ¿cómo se escriben las fechas, precedidas por “de” o por “del” por ejemplo, si queremos decir que es 1 de mayo de(l) 2016? Ambas fórmulas son válidas, aunque desde la Edad Media se ha considerado que es preferible prescindir del artículo, es decir, emplear “de”. Salvo que añadamos la palabra “año”, en cuyo caso estamos obligados a utilizar “del” (“5 de mayo del año 1999”). Reparemos en una última peculiaridad: en el habla común, es habitual utilizar “de” para los años que llegan hasta 1999, y “del” a partir del 2000. (“La inauguración fue en 1999” / “será inaugurado en el 2002”).
Del año 2016. (iStock)
¿India o la India?

Ambas opciones son válidas. Lo único que cambia, como ocurre con otras cuestiones, es la preferencia. Aunque, eso sí, hay que recordar que el artículo en este caso (y en el de Perú) no forma parte del nombre propio, al contrario de lo que ocurre con El Salvador o El Cairo, por ejemplo, por lo que deben escribirse en minúscula.

21 personas… ¿veintiún?
Para entender un poco mejor la utilización de la palabra “veintiuno” y “veintiuna”, hace falta que nos fijemos en las palabras de las que proceden,“uno” y “una”. “Uno” se apocopa en “un” cuando precede a sustantivos masculinos, como ocurre con el caso de “un libro” o a femeninos que comienzan por “a” tónica, como con “un águila”. Nunca se apocopa cuando antecede a sustantivos femeninos que no comienzan por “a” tónica. Tres cuartos de lo mismo ocurre con los numerales compuestos: igual que decimos “una mujer”, debemos decir “veintiuna mujeres”, e igual que decimos “un águila” debemos decir “veintiún águilas”. Los porcentajes, no obstante, no se apocopan: la fórmula correcta es “treinta y uno por ciento”.

Con una salvedad a esta regla: cuando entre el numeral y el sustantivo se interponga la palabra “mil”, la concordancia de género entre numeral y sustantivo es opcional. Es decir, podemos decir tanto “veintiuna mil personas” como “veintiún mil personas”.

Según la institución lingüística, el uso del femenino solo se justifica “cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto”
El resto de los alumnos: ¿con quién concuerda?

Uf, uf, uf. 

Sudamos tinta cuando nos encontramos con esta clase de estructuras funcionando como sujetos. ¿Debemos hacer que el verbo concuerde en número con “el resto”, y por lo tanto iría en singular, o con “los alumnos”, y por lo tanto iría en plural? Ambas versiones son válidas, aunque sea más común utilizar el plural (“la mitad de los alumnos aprobaron” frente a “la mitad de los alumnos aprobó”). Con una salvedad: que el verbo lleve un atributo o complemento predicativo, que a la fuerza provocará que el verbo vaya en plural. Es fácil de entender. ¿No utilizamos siempre “la mayoría de sus hijos eran altos” porque nos suena a rayos “la mayoría de sus hijos era alto”?
“Los ciudadanos y las ciudadanas”.

Terminamos metiéndonos en aguas pantanosas. Es una de esas fórmulas que se han adoptado recientemente para nombrar a ambos géneros, y sobre la cual organizaciones de toda índole tienen mucho que decir. La RAE se limita a calificar esta clase de desdoblamientos como “artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico”, puesto que el masculino designa a a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos. Según la institución lingüística, el uso del femenino solo se justifica “cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto”, como ocurre en la frase “el desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad”.

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