El director de la Real Academia
Española considera que el libro
impreso nunca desaparecerá
Darío Villanueva, director de la Real Academia Española, está convencido de que los libros de papel convivirán con los digitales.
Victoria Isabel Cardiel C.,Especial para La Prensa
http://www.prensa.com/cultura/Real-Academia-Espanola-licencias-linguisticas_0_4481551917.html
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Darío Villanueva es desde enero de 2015 el director de la Real Academia Española, institución en la que ingresó con 57 años. Asegura que ellos no inventan palabras y que siempre van “un paso por detrás” de los hablantes.
En este primer año ha liderado el proceso de digitalización del Diccionario de la Real Academia Española, disponible gratuitamente en internet desde octubre del año pasado, que solo en el mes de marzo recibió un total de 71 millones 134 mil 198 consultas.
Está convencido de que los libros de papel convivirán con los digitales. No le asustan las licencias lingüísticas de los usuarios de las nuevas tecnologías. Es un fiel defensor de la unidad del español, a pesar de su dispersión geográfica y dice que los panameños hablan de manera “expresiva” y “personal”.
-¿En qué momento considera se encuentra la lengua española?
Según Ethnologue (respetada publicación de temas lingüísticos), el español es la segunda lengua del mundo por el número de hablantes nativos, la segunda por el número de estudiantes extranjeros, la segunda en los negocios y la tercera en internet. Y el crecimiento del idioma no se detiene, como demuestra la situación de los Estados Unidos, donde la minoría hispana es la mayoritaria. Allí, además, el español está cobrando un creciente prestigio social, económico, político, deportivo, cultural y comunicativo. Pero lo más importante es que el español conserva una unidad admirable, ortográfica, gramatical y léxica, lo que no significa uniformidad empobrecedora. Tenemos distintos acentos, tonos o palabras propias de las distintas regiones donde se habla, pero los 500 millones de hispanohablantes podemos entendernos entre todos.
-¿Le preocupan más las ‘licencias ortográficas’ que adoptan los usuarios de nuevas tecnologías o la invasión de los anglicismos en el español de América?
Las licencias ortográficas y gramaticales son cosa de siempre. Los manuscritos medievales que se copiaban en los monasterios están llenos de abreviaturas, y cuando en el siglo XIX se inventó el telégrafo, los telegramas se escribían sin artículos, adjetivos, adverbios ni preposiciones. Las nuevas tecnologías de la comunicación permiten y, a veces, incluso exigen esas licencias, que no consiguen deteriorar sin remedio el idioma, pues los hablantes saben cuándo pueden usarlas y cuándo no. La invasión de los anglicismos no es solo cosa de América, sino también de España, y resulta un fenómeno preocupante cuando se trata de palabras inglesas innecesarias. Su abuso indica un cierto complejo de inferioridad y un papanatismo por parte de los hispanohablantes.
- ¿Por qué usamos palabras en inglés?
Por ese complejo de inferioridad y el papanatismo de creer que una cosa por decirse en inglés es mejor que si se dice en español.
- ¿En el futuro todos los libros serán digitales?
El libro impreso nunca desaparecerá, sino que convivirán ambos soportes. La imprenta no acabó con el manuscrito; el telégrafo no acabó con la carta; el teléfono, con el telégrafo; la televisión, con la radio; el cine, con el teatro; e internet no acabará con ninguna de estas manifestaciones.
-¿Cuáles son los criterios para que la Academia acepte incluir en el diccionario palabras o acepciones?
El criterio es la intensidad y variedad de uso. Los que llamamos neologismos, palabras nuevas, entran cuando comprobamos por nuestras bases de datos que se usan muy intensa y ampliamente en el conjunto de los países hispanohablantes. Las academias de Asale (Asociación de Academias de la Lengua Española) no inventamos palabras: vamos siempre un paso por detrás del uso que hacen de ellas los hablantes.
-¿Cómo describiría la manera de hablar de los panameños?
Muy expresiva y personal. Abierta a múltiples influencias lingüísticas, pero a la vez profundamente hispana.
-Hay algunos lingüistas que ven una diferencia inconciliable entre el uso del español de España en relación con los países de Latinoamérica.
Son muchos los lingüistas que demuestran exactamente lo contrario, esa unidad de la que hace un momento hablábamos. De verdad, no comprendo quién niega esta evidencia, como si la unidad no fuese un gran valor, muy útil, y como si lo fuese una dispersión lingüística que entre nosotros no se da. Por otra parte, esas academias de la lengua ya existen: hay 23. La española, la filipina, la academia norteamericana de la lengua española, la de todos los países latinoamericanos (la primera se fundó en Colombia en 1871) y la más reciente de todas, en África: la de Guinea Ecuatorial, país que tiene el español como lengua oficial.
-Hay quien hasta acusa a la RAE de imponer el español de España al otro lado del Atlántico…
Esa es una imputación totalmente falsa. El español se habla en toda América, no por una imposición de los españoles durante la colonia -entonces solo un 20% de los americanos lo hablaban-. Son las Repúblicas independientes a partir de 1820 las que establecen el español como lengua oficial, pues al constituir la nación es necesario establecer sus fronteras, sus constituciones, su administración y hay que elegir una lengua para la comunicación. Todas eligen el castellano. El gran reto es mantener esa unidad envidiable.
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