"Igual que los ciudadanos son depositarios de la soberanía política, los hablantes lo son de la soberanía lingüística", ha destacado Álvarez de Miranda durante la conferencia que ha pronunciado en el Centro Cultural Doctor Velasco de Laredo, dentro de la programación cultural de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC).
El catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), señaló que, por este motivo, "la Academia es notaria del uso, más que aduanera", y precisó que aunque durante un tiempo la institución ha podido tener una actitud "más fiscalizadora del buen uso", en la actualidad ha "evolucionado" porque se ha "impuesto" una visión distinta de los hechos lingüísticos.
Presentado por el profesor de la UC Mario Crespo, Álvarez de Miranda, que se siente muy apegado a Cantabria al ser la tierra en la que nació su abuelo, incidió en que la intención de la charla "era desmitificar ciertos tópicos" porque, "en general", los hablantes tienen una actitud "demasiado reverencial" hacia la lengua y hacia la Academia.
"Están obsesionados con la corrección, con lo que se puede y no se puede decir", subrayó, y manifestó su deseo de "desdramatizar los hechos del lenguaje". En este punto, en declaraciones a los medios previas a su intervención, enumeró la postura purista hacia la lengua, el misoneísmo, esto es, el miedo a lo nuevo, o el pánico que supone en muchas personas la introducción de anglicismos como algunas de las "obsesiones" de las que hay que huir porque, en su opinión, "la lengua española es lo suficientemente fuerte, potente y estable como para asimilar unos cuantos anglicismos sin que ello ponga en peligro su supervivencia".
¿QUIÉN MANDA EN LA LENGUA?
A juicio del autor del libro 'Más que palabras', "es preciso sustituir una visión dogmática, rígida, simplista y ordenancista de los hechos lingüísticos por una visión tolerante, reflexiva, razonadora, matizada, atenta al uso como fundamento de la norma y consciente de la inevitable complejidad de esos hechos, y de su mutabilidad histórica".
"¿Quién manda en la lengua?", se preguntó el catedrático, quien añadió que "los hablantes suelen creer que en la lengua manda la Academia". "Nosotros optamos por una respuesta distinta: la Academia manda con claridad solo en un aspecto de la lengua: el de la ortografía", aclaró, pero en los demás ámbitos del idioma (fundamentalmente la gramática y el léxico) "mandan" los hablantes porque la norma emana del uso.
"La norma es el conjunto de los usos normales en un determinado nivel de lengua, en un determinado momento histórico y en un determinado territorio. Y téngase en cuenta que en un dominio geográficamente tan vasto como el del español es perfectamente natural que exista una pluralidad de normas", afirmó.
En 'La lengua española y sus hablantes: actitudes ante el idioma', el título de la conferencia, Álvarez de Miranda defendió la Academia "no como una institución represora ni dogmática" sino como un ente "muy peculiar que sabe que no puede imponer nada porque las normas emanan del uso".
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