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quinta-feira, 6 de abril de 2017

SALVADOR PANIKER

"Escribo para tenerme en pie"



El fallecimiento del pensador el sábado a los 90 años otorga un valor mayor si cabe a la inminente publicación de sus diarios fechados entre 2005 y 2009

2005

1 de ENERO
Esta noche pasada, en la cama, mientras no podía conciliar el sueño, recordando otras épocas, he ensayado una "conversación" con el S/N -a la manera de santa Teresa-, ese S/N infinito y no-todopoderoso -es decir, trascendente e inmanente- que es el único dios/diosa que me concierne, único compatible con el escándalo del mal y la realidad del azar. Agobiado por la pesadilla de mis achaques le he preguntado al S/N qué quería de mí, cuál era el mensaje, cuál el sentido de mis dolencias, y he recordado, comparativamente, la descomunal tragedia del sudeste asiático, sus más de 200.000 muertos, sus millones de personas desplazadas. Lo mío era tan minúsculo. Sólo que era lo mío. Y no recuerdo muy bien qué me ha respondido el S/N. Aparentemente, nada. Y sin embargo, subsiste en mí el reflejo arcaico/infantil de darle algún sentido al sufrimiento. Es tan triste la inutilidad del mal.
Nota. A veces le llamo S/N (sin nombre), a veces dios-cómplice, a veces nada. Como a menudo lo he explicado, pienso que cada cual tiene derecho a inventar su propio dios y a diseñar su propia gnosis.
13 de enero
Pasada ya la medianoche, tras un día de carraspera permanente, me siento al piano. Esta vez tengo algo real que traducir en notas musicales, una tenue exasperación. Y juraría que, por primera vez en mucho tiempo, he tocado de verdad. Tristeza y lejanía volcadas en una improvisación en fa sostenido menor. Lástima no haberlo grabado. Ha sido un inesperado brote de energía entre un montón de escombros. No era la felicidad pero sí, al menos, una pausa, una salida de esa pesadilla de ser yo.
20 de marzo
Anoté antes, y lo borré luego, que "decididamente, no veo a Dios por ninguna parte". Lo borré por si las moscas, y ahora vuelve a mí la vieja idea de rezar. Como Cristo, que tan mal lo pasó. Como Teresa de Ávila, que tan espontánea parecía. Hoy precisamente comienza la Semana de Pasión. ¿Y qué podría yo rezar? Sólo se me ocurre una petición: que disminuya el sufrimiento del mundo, no sólo el mío. Engullo medio noiafren. Un trago de toseina/codeína. Forma parte de mi plegaria y de mis estrategias. Rezar es intentar sobrevivir. Rezar es demorar el suicidio.
23 de abril
Día del libro. Decía Borges que él era mejor lector que escritor. No es mi caso, porque siempre he sido un mal lector, un lector a la vez apresurado y perezoso. Últimamente, para colmo de males, no encuentro una cómoda postura física para sentarme y abrir un libro. Comenta Alberto Manguel que él jamás podría renunciar a leer, y que, en cambio, escribir no es necesario. A mí me está ocurriendo lo contrario. Apenas leo, pero necesito abrir el ordenador para conjurar mis males. Mi vida sería mucho más angosta sin ese espacio de desahogo. Esa historia clínica. Esos respiraderos para la soledad.

2006

21 de enero
Día pálido y nublado, frío, día para no salir de casa y jugar al bridge. O para seguir en la cartuja y reflexionar. De un lado me siento "guarecido" en el hecho de no tener nada especial que hacer; de otro lado, me amenaza el tedium claustri, ¿se dice así? Como de costumbre, mi margen es angosto.
10 de junio
"Me esperaba cualquier cosa de la vida menos esto", me dice Nuria. Se refiere a su mal, del que es muy consciente. "Y no sé cómo acabará, y pienso en personas como M., que nunca han hecho gran cosa, y que ahí están tan campantes, y yo, que he dibujado, he escrito libros, he permanecido siempre tan viva, ya ves, aquí me encuentro, atrapada en esto." Esto, que cada vez tiene más pinta de Alzheimer.
15 de septiembre
El jardinero siega la hierba, lo que significa que la vida sigue su curso a distintos tiempos. Y a distintos tempos. Todo está interrelacionado, y hoy tengo la sensación de que una inmensa ola de indiferencia cubre el mundo. De pronto suena un excelente jazz de Charles Mingus, una de aquellas viejas casetes que yo grababa de France Musique en mi antigua masía del Ampurdán, y se me sube el ánimo. Es la hora de la siesta, pero no tengo sueño. He dicho que no acabo de captar los mensajes de mi vida cotidiana. Navego a mi aire, a menudo cambio de aire, y entonces mi imagen pública se hace más confusa.
22 de noviembre
Cada noche sigo andando/bailando al son de la música, 20 minutos al menos, por el amplio living de mi casa. Pasear/danzar también es una forma de rezar/meditar. Incluso un acto chamánico. La plegaria más real consiste en entregarse, en cada momento, a lo que uno está haciendo. ¿Meditar? Tal como yo lo entiendo, meditar, más que entrar en uno mismo, es superar la autoconciencia, expandiéndola. Lo que significa que meditar es, a la vez, un retorno a la animalidad y un ascenso al «más allá del ego».

2007

7 de mayo
Tengo poca gana de contarlo, pero algo he de anotar. La operación de prótesis de cadera ha resultado más dura de lo esperado. Han sido seis días y cinco noches en la clínica CIMA, lo he pasado francamente mal y he salido bastante disminuido. El golpe ha sido más bien brutal. Estoy un poco anémico y, cosa soprendente, con dioplía -o diplopía, o como rayos se escriba- en los ojos (veo doble), lo cual me impide leer. Y uso el ordenador con mucha dificultad. Dicen que es un efecto transitorio de mi debilidad general.
7 de julio
JX está en la boda de una sobrina (¿o es sobrino?) en Castilla, y yo pienso que a mí qué, ya, las bodas. A mí qué, ya, los que comienzan sus vidas. Yo estoy terminando la mía y no tengo vocación de maestro. Esta tarde voy a tomar el té a casa de Virginia. Supongo que le daré un abrazo de verdad, aunque tampoco es seguro. Virginia es uno de los amores de mi vida, y ella acaba de rozar la muerte, pero ahora somos ambos dos ancianos, y tampoco es seguro que podamos comunicar sin cortapisas.
28 de agosto
Ha muerto Paco Umbral. Si tuviera que escribir una necrológica para algún periódico tendría que repetir lo que todos irán diciendo, que era un maestro del columnismo, etcétera. Como que escribo para mí mismo, dentro del ámbito de mi precaria intimidad, sólo diré de entrada que Umbral era un amigo cuya muerte me ha afectado. Umbral -le tengo descrito en varios libros míos- era un hombre alto, tímido y miope, con un cierto aspecto chino, y que últimamente iba siempre caracterizado de Umbral, es decir, de personaje de sí mismo: hinchado el careto de poeta romántico, con un claro maquillaje de cabreo y lejanía. El caso es que aquel hombre adusto y tierno, inteligente y sensitivo, últimamente incomunicado por su sordera, ha hecho mutis en una clínica de Madrid. Ha muerto escuetamente, como Eduardo Haro, como Manolo Vázquez, aunque menos a la izquierda que ellos. En el fondo Umbral -que presumía de rojo- carecía de ideología; su única pasión era la literatura. Escribir era su venganza frente a la crueldad del mundo. Incluso sus amores y sus musas finalmente también se incorporaban a su paisaje literario. En su última época Umbral recibió numerosos premios y aumentó el número de sus detractores. Con todo, ahí estaba su prosa sincopada y ágil, llena de golpes extraordinarios, que tantos imitadores ha tenido. Ahí su equilibrismo para la supervivencia que finalmente se ha quebrado. Ahí su nihilismo lírico. Umbral creía -o fingía creer- que su obra maestra era Mortal y rosa, en lo cual se equivocaba. Mortal y rosa -un buen título extraído de un poema de Salinas- es quizá su libro más sentido y contiene hermosos fragmentos, pero, a mi juicio, no pasa de ser un texto barroco, irregular, manierista, sobradamente lírico, inferior a otros ensayos suyos autobiográficos. El mejor Umbral es el de los años 70 y 80. El libro de él que más me gusta, Diario de un escritor burgués, es de 1979.

2008

2 de ENERO
Llovizna. Los pies y tobillos hinchados de Goyo me preocupan y, en consecuencia, llamo al médico, el cual opina que los pies hinchados de Goyo son una cuestión mecánica y no circulatoria. Bueno. Quizás. De pronto pienso: ¿para qué sirven hoy las vidas de Goyo y de Nuria? ¿Las vidas de la mayoría de la gente? A continuación amplío la perspectiva: ¿para qué sirven las vidas de los miles de millones de animales de distintas especies que pueblan la tierra? Cada uno de ellos permanece en su lugar (mientras puede) atento básicamente a su supervivencia. Goyo y Nuria son un caso más entre miles de millones de seres vivos que simplemente "están ahí". Cuando yo era niño se decía que todos los seres estaban ahí para "dar gloria a Dios". Ad maiorem Dei gloriam (AMDG). Era la divisa de los jesuitas que tantas veces escribíamos en el colegio -la que también empleó Bach-. Lo más notable era la facilidad con que los niños encajábamos ese tipo de cuadrículas. Hoy esas cuadrículas no sirven. Los seres y las cosas "están ahí", sí, pero no se sabe bien por qué. Quizá no haya por qué. Quizá haya que liberarse de una vez de la tiranía del principio de causalidad. Die Rose ist ohne warum. La rosa es sin porqué.
19 de junio
Un par de días después TV-3 (programa La nit al dia) vuelve a entrevistar a Raimundo en Tavertet. Se le nota su enfermedad en que pierde el aliento y le cuesta hablar. No dice nada nuevo e incurre en sus habituales contradicciones.
(Por ejemplo: proclama que no hay que juzgar a nadie, y se pasa la entrevista emitiendo un juicio tras otro). Con todo, la entrevista habrá gustado porque la gente tiene apetencia de santones y gurús.
5 de noviembre
Y ganó Obama, el carismático, inteligente, autocontrolado y muy civilizado Obama, y yo he sentido una alegría muy grande. Y ocurre que ahora va a comenzar el verdadero y difícil trabajo para el nuevo presidente. Ocurre que una cosa es pronunciar discursos hermosos -el de la victoria, en Chicago, ha sido impecable- y otra enfrentarse a los formidables y peliagudos problemas que le deja en herencia el nefasto señor Bush.

2009

12 de MARZO
Al final de su vida Victor Hugo, medio sordo y silencioso, no hacía absolutamente nada. Al final de su vida Miguel Ángel Buonarroti esculpió su más misteriosa Pietà. Al final de su vida Juan Sebastián Bach, ya ciego, le dictaba a su hijo las últimas notas de El arte de la fuga. Al final de su vida, Ralph Waldo Emerson tenía graves problemas de memoria, olvidaba su propio nombre, y cuando alguien le preguntaba cómo se sentía, respondía: "perdí mis facultades mentales, pero estoy perfecto". Al final de su vida -para ser precisos, la última noche de su vida- el jovencísimo Évariste Galois, sabiendo que al día siguiente moriría en un duelo, redactó su testamento matemático. Al final de su vida Dostoievski lee el Evangelio de San Mateo y da consejos cristianos a sus hijos. Al final de su vida Marcel Proust, asmático, siente cómo aumenta la conciencia de su mortalidad y corrige sus manuscritos hasta la extenuación. Al final de su vida Sigmund Freud le escribe a Stefan Zweig que no consigue acostumbrarse a las miserias de la vejez y que piensa con nostalgia (sic) en "el paso a la nada". Al final de su vida Henri Matisse, que no puede levantarse de la cama, pinta el techo de su alcoba con una caña de pescar. Al final de su vida Albert Einstein le escribe a la hermana de su amigo Michele Besso, recién fallecido: "Michele se me ha adelantado en dejar este extraño mundo; es algo sin importancia: para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, por persistente que ésta sea". Al final de su vida, recluido en un asilo, Samuel Beckett relee a Dante en italiano. Al final de su vida el famoso matemático G. H. Hardy intenta suicidarse y al no conseguirlo decide seguir charlando de cricket con su amigo C. P. Snow. Al final de su vida Edmund Husserl exclama: "No sabía que morir fuera tan duro". André Gide, justo un momento antes de expirar: "Está bien". Goethe: "Luz, más luz". Paul Claudel: "Doctor, ¿habrá sido por culpa del salchichón?".
1 de julio
Arroz blanco, espinacas y judías, todo hervido y con unas gotas de salsa de soja: tal era el programa de anoche de cara a conseguir dormir mejor. Mi horizonte reducido a un menú. Y conseguí quedar dormido, superando problemas crónicos. Y esta mañana volví a la tarea. Me tomo la tensión: 15-8. Pulsaciones por minuto: 75. Me peso desnudo en la balanza del lavabo: 73 kilos.

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