Imagínese un mundo en el pudiésemos entendernos unos a otros a la perfección. El lenguaje se iría traduciendo a medida que hablásemos, y esos incómodos momentos en los que intentamos que se nos entienda serían cosa del pasado.
Efectivamente, ahora es posible comprarse un aparato impresionante consistente en unos auriculares que recuerdan al
pez de Babel de Guía del autoestopista galáctico, el cual proclama que realiza una tarea similar a la de un intérprete multilingüe formado en la universidad y con experiencia profesional. Pero, en realidad, las cosas no son tan sencillas.
A pesar de la interesante aseveración de 1958 de que
la traducción es un invento romano, es probable que sea tan antigua como la palabra escrita, y la interpretación podría existir incluso desde antes. Tenemos pruebas de que las antiguas civilizaciones utilizaban intérpretes. Grecia y Roma, al igual que muchas otras regiones del mundo antiguo, eran multilingües, así que
necesitaban traductores e intérpretes.
La pregunta de cómo hay que traducir es igualmente ancestral. El poeta romano Cicerón sentenció que una traducción debía non verbum de verbo, sed sensum exprimere de sensu, no expresar la palabra correspondiente a cada palabra, sino el sentido correspondiente a cada sentido.
Este breve viaje al mundo de la teoría tiene un único y sencillo propósito: poner de relieve que la traducción no solo es una cuestión de palabras, y que automatizar el proceso de sustituir una por otra nunca podrá ser un sustituto de la traducción humana. La traducción tiene que ver con el significado de las palabras, con su sentido connotativo así como denotativo, y con cómo expresar el significado , de manera que sea tanto legible como comprensible.
Del significado a la descodificación
¿Por qué, entonces, seguimos persiguiendo la idea de que llegará un día en que la tecnología podrá empezar a traducir adecuadamente el lenguaje? Allá por la década de 1930, cuando la investigación sobre la traducción mecánica no había hecho más que empezar, quienes se dedicaban a la innovación tecnológica todavía creían que sustituir mecánicamente una palabra por otra, eso sí, con una mínima restructuración sintáctica, era una manera aceptable de traducir. En nuestros días, el mundo todavía vive con esa idea.BEN SCREEN
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