Aunque pudiera parecer que corrección y revisión son dos sinónimos de la misma actividad profesional, en realidad definen dos profesiones bien diferenciadas.
Siendo muy simplistas podemos decir que la particularidad esencial reside en que los correctores trabajan con un documento que fue redactado directamente en el idioma que el corrector lo recibe, mientras que el revisor trabaja con la traducción de un texto origen.
El campo de acción de la figura del revisor se limita, por un lado, a la norma ortotipográfica y gramatical y, por el otro, a las directrices impuestas por el cliente.
En cuanto a la identidad de ese «cliente» puede tratarse de una empresa de traducción, quien vaya a consumir la traducción final o el propio traductor del texto original.
La relación entre el traductor y el revisor
El trabajo del revisor como garante de la corrección de un texto final que debe cumplir con ciertos estándares de calidad y para ello se deben seguir ciertos principios como conocer el encargo de traducción, la naturaleza del texto original, el sector para el que va dirigido, la motivación del texto… y todo ello con la humildad por bandera.
Al igual que ocurre en traducción, los profesionales de la revisión disponen de un amplio abanico de recursos tecnológicos para facilitar el trabajo, incluso para realizar un examen previo del estado del encargo.
Entre otras cosas, cuáles son las herramientas que utiliza y qué pautas sigue para realizar los cambios en el documento que esté revisando.
Al hilo de los cambios que los revisores realizan, existe la necesidad de justificar todas y cada una de las correcciones, y no modificar el texto si no existe un argumento de peso para ello.
Esto nos lleva al principio de la rentabilidad de la revisión pues no nos deben colar un texto traducido mecánicamente o por personal sin cualificación, como si fuera un texto fruto de una traducción profesional. Debemos estudiar el tipo y el número de errores que detectamos a simple vista y estimar el tiempo que vamos a dedicar a esa revisión. Y si procede, devolver el texto al traductor u ofrecer el servicio de traducción del texto original, en lugar de la revisión, con su correspondiente tarifa. Quien tiene que ganar tras la traducción y la revisión no es otro que el propio texto.
¿Cómo realizar una correcta revisión de traducciones?
Las empresas que superan con éxito el reto de la internacionalización lo saben con certeza: contar con traducciones de calidad es esencial para ganarse la confianza de los nuevos clientes, asumir ciertas obligaciones legales y prevenir riesgos. Ahora bien, ¿cómo puedes asegurarte de que empleas traducciones de calidad?
La manera de garantizarlo es a través de la revisión de traducciones. A continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber.
¿Qué es y en qué consiste una revisión de traducciones?
La revisión de traducciones es un proceso en el que un traductor, diferente al que tradujo el texto original, examina con cuidado el texto traducido con el fin de detectar posibles inconsistencias o incorrecciones y subsanarlas.
Se trata de revisar tanto el correcto empleo del idioma como el contenido del texto. Así, desde la ortografía y gramática hasta el vocabulario y el estilo, el revisor va refinando el texto para asegurar su sentido, su corrección, su precisión y su adecuación, y, en definitiva, garantizar la calidad de las traducciones.
Por ese motivo, el revisor debe ser un traductor experto no solo a nivel lingüístico, sino también en relación al campo técnico o sector al que pertenece el texto.
Tipos de revisión de traducciones
La revisión de traducciones puede ser de dos tipos de acuerdo con las posibilidades de acceso a los textos originales:
Revisión monolingüe: en este caso, el revisor no cuenta con el texto original. Por tanto, la revisión se hace teniendo en cuenta únicamente el contenido del texto traducido, del que se pueden corregir incorrecciones ortográficas o gramaticales en el idioma de destino, así como emplear la terminología más adecuada. También es posible, si se dispone de un manual de estilo o una Base Terminológica (base de datos de términos y expresiones validadas en varios idiomas), revisar que se hayan aplicado los requerimientos solicitados.
Revisión bilingüe: en este tipo de traducción, la revisión se realiza comparando los textos originales con los traducidos. Se trata de una revisión que puede profundizar en mayor medida en el contenido, estilo, formato e intención original del texto.
Revisión tradicional:
La revisión es un proceso tradicional en el sector de la traducción, en el que se pueden señalar a grandes rasgos tres pasos:
1. Primera aproximación
En las agencias tradicionales, el profesional encargado de la revisión debe conocer bien el documento o documentos con los que va a trabajar. Inicia la tarea con una primera lectura para poder hacerse una idea global del texto, de su propósito, de cuál es su contenido completo. Luego se informará sobre el tema si detecta información que desconoce, buscando diferentes fuentes disponibles online que deberá validar o se basará en su propia experiencia profesional, aprendida a lo largo de años.
2. Detección y subsanación de errores o inconsistencias
En las agencias tradicionales, el traductor experto comienza a fijarse detenidamente en cada detalle del texto y se asegura no solo de que sea correcto, también de que sea preciso, y de que se hayan aplicado los requerimientos terminológicos, de estilo o de formato planteados. Para esto se basa en una guía de estilo que le han facilitado y que debe consultar a lo largo del proceso ya que es posible que no la conozca por no haberla utilizado antes o ser específica para ese cliente. Para intentar mejorar la experiencia del traductor, las agencias suelen mantener a ciertos traductores siempre en los mismos proyectos para que puedan reutilizar ese conocimiento adquirido y darles consistencia a las traducciones de un determinado cliente. También es posible que el traductor reciba un listado de vocabulario que debe consultar para determinar que se está utilizando correctamente y recordar en cada instancia de aparición del término. Muchas agencias utilizan herramientas de traducción asistida que indican estas instancias en el texto. En caso de encontrar inconsistencias, las corrige o mejora la traducción cuando es necesario. Muchas veces un pequeño cambio exige otras modificaciones a su alrededor, de modo que se avanza y retrocede las veces necesarias sobre el texto.
3. Repaso final
Por último, en las agencias tradicionales, cuando el revisor experto entiende que el proceso se ha completado, lleva a cabo un último repaso final que termina de garantizar la calidad del texto.
Una nueva lectura y verificación.
¿Cuándo solicitar una revisión de traducciones?
Existen diferentes situaciones en las que puede ser necesario o recomendable solicitar una revisión de traducciones. En cualquier caso, el motivo principal para hacerlo es querer asegurarse de disponer de traducciones de calidad. Esto es especialmente importante cuando se trata de traducciones técnicas debido a su especial complejidad, ya sea manuales, informes o documentos regulatorios o de carácter comercial, entre otros.
La norma europea de calidad para servicios de traducción UNE EN-15038:2006 establece que «la traducción propiamente dicha es una más de las fases del proceso, que no garantiza la calidad sin una revisión por una persona distinta del traductor» y que, por tanto, «todo servicio de traducción conforme a la norma UNE EN-15038 tiene que incluir, al menos, traducción y revisión».
Revisión como parte del proceso de traducción
Cuando contratas una traducción a una agencia o traductor externo, es esencial que como parte del servicio de traducción solicites una revisión experta que garantice la calidad.
Revisión tras un proceso de traducción
Puede ser que hayas decidido traducir internamente o dispongas de traducciones que te ha facilitado algún colaborador o tercero en tu cadena de valor. Sin embargo, no estás seguro de que se haya mantenido el rigor en los aspectos lingüísticos o la precisión del contenido, o notas que no se lee de manera natural, por ejemplo. En este tipo de situación puedes solicitar una revisión profesional por separado que mejore los resultados a partir de la traducción que ya tienes, con o sin disponibilidad del texto original.
Servicios de revisión de traducciones
Un texto no está traducido hasta que la traducción se ha revisado. Sin embargo, como traductor, he recibido algunos informes de revisión que incluían cambios con los que no estaba en absoluto de acuerdo o que no eran estrictamente necesarios.
En ocasiones, he tenido la sensación de que algunos revisores introducen cambios y correcciones para justificar una factura, para demostrar que efectivamente han revisado el texto…
Pues, señores revisores, no hace falta; si la traducción es correcta, no hay por qué cambiarla. Aunque nosotros «lo habríamos dicho de otra manera», si la traducción no contiene errores, no tenemos por qué enmendar la plana a nadie.
Hay muchas formas de decir una misma cosa y no debemos sucumbir a la tentación de reescribir el texto.
El proceso de revisión debe ser justo y, para serlo, la objetividad debe estar garantizada.
Es fundamental que basemos la revisión en parámetros objetivos y que seamos capaces de justificar cada cambio con argumentos certeros y más sólidos que los de una mera preferencia.
En el ámbito de la empresa, resulta de gran ayuda establecer claramente estos parámetros, así como asignar cada uno de ellos a una categoría (precisión, coherencia, terminología, gramática, puntuación, etc.) y definir los niveles de «gravedad» de los errores.
Asimismo, es de suma importancia determinar el nivel de calidad mínimo imprescindible por debajo del cual una traducción se considerará inadmisible.
Todos vamos a ser revisores en algún momento y es indispensable que todos apliquemos los mismos criterios.
Pero la tarea de revisión tiene otras dificultades más allá de las puramente lingüísticas. Muchas veces está limitada por un presupuesto o un plazo. En un caso así, es importante saber establecer el grado de exhaustividad de la revisión y atenerse a él, que no siempre es fácil.
El Manual de revisión de la Comisión Europea es un documento de la Dirección General de Traducción, particular de ese servicio. Sin embargo, podemos hacer nuestra mucha de la información que contiene.
Según este manual, los objetivos de la revisión son tres: mejorar la calidad de la traducción, servir como instrumento de control de calidad y actuar como medio de formación profesional tanto para el traductor como para el revisor.
Los servicios de revisión de traducciones te ayudan a garantizar traducciones coherentes, rigurosas, que cumplen las normas lingüísticas y que pueden entenderse con claridad.
En definitiva, son la solución para ayudarte a asegurar la calidad de tus traducciones para que puedan cumplir con éxito su cometido.
El primer objetivo está claro: la función primordial del revisor es detectar y corregir posibles errores y mejorar así la calidad final del texto traducido. En cuanto a que puede servir como instrumento de control de calidad, la revisión y evaluación periódicas o sistemáticas de un recurso sin duda contribuirán a determinar la calidad del recurso evaluado.
Por último, la revisión puede ser un proceso muy enriquecedor tanto para el traductor como para el propio revisor: al primero se le señalan errores que efectivamente ha cometido y que presumiblemente no volverá a cometer; el segundo, por su parte, probablemente aprenda de las dudas que el texto original y la traducción le plantean.
Hagamos referencia una vez más al Manual de revisión de la Comisión Europea para enumerar los principios teóricos de la revisión. La adopción de estas premisas por parte del revisor no solo contribuirá a que su labor le resulte más sencilla, sino que además redundará en beneficio del resultado final.
Partir de la presunción de buena calidad de la traducción.
Dedicar a la revisión un esfuerzo proporcional a la importancia del texto.
No dudar en rechazar toda traducción que considere muy deficiente.
No reescribir una traducción.
No erigir en norma sus preferencias personales.
Intervenir siempre que, entendiendo el original, no entienda la traducción.
Hay que considerar que cuantos menos cambios introduzcan, mejor.
Argumentar mediante referencias a fuentes concretas toda corrección que no se justifique por sí misma.
Asegurarse de la pertinencia de sus correcciones.
Señalar los casos dudosos.
Entender que el diálogo con el traductor es fundamental.
Considerar siempre la revisión como un acto de aprendizaje, tanto para el revisor como para el traductor.
Hasta aquí esta breve introducción a la figura del revisor y la tarea de revisión como parte del proceso completo de la traducción.
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