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segunda-feira, 12 de maio de 2014

X ENCUENTRO DE MORFÓLOGOS

Investigadores de toda España reflexionan sobre la estructura de las palabras

La Facultad de Letras en el Campus de Ciudad Real acoge el X Encuentro de Morfólogos, un acontecimiento de carácter internacional orientado al intercambio y difusión de las investigaciones relacionadas con la estructura léxica. En esta edición, el medio centenar de participantes centran su atención en el estudio y análisis de la relación entre morfología y diccionarios.
   Bruno Camus, catedrático del Área de Lingüística y Lengua Española de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), organizadora de esta reunión, explicó durante su inauguración que la misma se celebró por vez primera en Jaén y a ella siguieron otras a las que se sumaron jóvenes investigadores en el campo de la morfología, lo que demuestra el interés que suscita el estudio de la estructura de las palabras, ha informado el centro académico en nota de prensa.

   En esta ocasión, según explicó el profesor Camus, quien durante la inauguración del encuentro estuvo acompañado del vicerrector de Profesora de la UCLM, Juan José López Cela; y del director del Departamento de Filología Hispánica y Clásica, Rafael González Cañal, los investigadores discutirán sobre cómo se lleva a cabo la inserción de la información que conlleva la estructura de las palabras en los diccionarios.

   Para ello se cuenta con prestigiosos expertos, entre los que se encuentra José Antonio Pascual, miembro de la Real Academia Española y responsable de la elaboración del Nuevo Diccionario Histórico de la Lengua Española, quien ha impartido la ponencia inaugural.

   Durante la misma, Pascual ha hablado de la morfología léxica y de su inserción en la citada publicación, cuya primera edición ya puede consultarse en la Red y que tiene como objetivo fundamental ofrecer a los lectores aquella información relevante sobre la historia de las palabras que les permita interpretar los textos del pasado.

   Antes de su ponencia, José Antonio Pascual recordaba que la lengua "está muy viva", de ahí que reconociera que la Real Academia Española (RAE) no puede mostrarse ajena a todos los cambios que se están produciendo en el uso diario del vocabulario.

   No obstante, advirtió de que la introducción de un término nuevo en el diccionario requiere previamente un tiempo de estudio y de análisis, que permita confirmar si el mismo ha sido plenamente aceptado en la calle por la ciudadanía, ya que de otra manera no tendría sentido su inclusión.

Fuente: El Día Digital.es

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Un idioma maravilloso

POR: JUAN RECAREDO
Nosotros en México, tenemos un idioma maravilloso: el español mexicano. Un idioma que tiene su propia historia, su propio léxico y que sabe cantar a través de todos esos vocablos náhuatl que son como música al pronunciarlos: Itacate, chapopote, chapulín, chichicuilote, tecolote.











Sólo nosotros podemos cantarle su nombre al citlaltépetl, el cerro de la estrella, al Popocatépetl, montaña que humea y al Iztaccíhuatl, mujer blanca, (de Iztac =blanco y cíhuatl = mujer) que hemos dado en interpretar como mujer dormida, pero que de acuerdo a nuestras lenguas aborígenes es una mujer reclinada y vestida de blanco, esperando por siglos a que el guerrero valiente que es el Popo, venga a conquistarla cada día.

Una mujer blanca que a través de los siglos se ha quedado dormida, lo cual tendría que parecernos de lo mas natural… después de tanto tiempo.
Chachalaca, metate, matatena, malacate y mecate… ¡Cuántos vocablos náhuatl utilizamos en nuestro lenguaje diario! Atole, pinole, tamal, comal.
Hay regiones de nuestro país donde se dice que la forma correcta de estos nombres es sin la E final. Ellos dicen atol y pinol que son como tamal, comal y nopal. Para las nuevas generaciones habría qué aclarar que el pinol o pinole es harina de maíz tostado que, mezclado con piloncillo sabe ¡riquísimo!
Usted dígalo como quiera, pero dígalo, porque me temo que hay algunos vocablos que se están perdiendo por falta de uso y por la invasión constante de tantos idiomas extranjeros.
La matatena… No sé las nuevas generaciones, pero los que pasan ya del cincuentón recordarán ese jueguito de la matatena, ese en el que se trata de recoger piedritas con la mano, sincronizadamente con el botar de una pelotita. El nombre de la matatena viene de matl = mano, tetl= piedra y tema que es llenar. Llenar la mano con piedritas.
Luego está el chicle, ¿cómo que goma de mascar? Eso déjeselo a Don Venancio el de la tienda. Para nosotros es chicle o más auténticamente sictli. Un producto que le regalamos al mundo y que, antes de hacerse como ahora por medios totalmente artificiales, se extraía del chicozapote, que es precisamente el árbol del chicle.
Un chilpayate para nosotros es un chamaco y para los capitalinos un escuincle. Originalmente chilpayate es un gusanillo y escuincle era izcuintli, un perrito.
Esos son algunos vocablos náhuatl con los que adornamos nuestro hablar cotidiano.
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
¿Se debe decir y escribir huarache o guarache? La pregunta es de Mariana González que nos lee en Chihuahua.
RESPUESTA:
Las palabras de origen náhuatl deben ser consideradas con un criterio flexible, ya que sus letras y sonidos no corresponden a los del español. Entonces los sonidos se registraron por los españoles, según los escuchaban. Unos oían huarache y otros guarache. El resultado es que se puede usar de las dos maneras.
Frase medio filosófica para terminar: Cuando se tiene dinero siempre se piensa en él. Cuando no se tiene, con más razón. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

LA ESQUINA DEL IDIOMA

¿La palabra índole 

se puede usar en 

plural?

 | 
PIEDAD VILLAVICENCIO BELLOLIO (EL UNIVERSO.COM, ECUADOR)


«Índole» procede del latín indoles. Se usa para referirse a la condición e inclinación natural de las personas. También se emplea para indicar la naturaleza o propiedad de las cosas.


Por su característica de sustantivo se puede usar en plural o en singular. Así que gramaticalmente no hay ninguna razón que esté en contra del empleo de ese plural.
No obstante, como la palabra índole se relaciona con un conjunto de peculiaridades, cuando se dice, por ejemplo, «problemas de índole personal», sin necesidad de usar el plural, se capta que el individuo en cuestión tiene una serie de inconvenientes en su ámbito familiar o en los círculos cercanos a él. De la misma manera, cuando se indica que los «problemas son de índole económica», se percibe que la persona de que se trata tiene muchas dificultades asociadas con el dinero.
Es siempre femenino: no se dirá, por ejemplo, «asuntos de índole político» o «asuntos de índole económico», sino «asuntos de índole política» y «asuntos de índole económica», pues político y económico deben concordar con índole y no con el género gramatical deasuntos.
¿Desvarío o disvarío?
Es desvarío, con -e, y no disvarío con -i. Desvarío se originó de desvariar (delirar, decir locuras) y esta a su vez surgió de varío (alterar, mudar).
A partir de su etimología se capta que desvarío se usa para referirse a un hecho o expresión que se aparta de lo normal. De ahí que equivale a quimera, delirio, barbaridad, disparate o despropósito.
[...]
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LÍNEA DIRECTA

Selfie, 

también la más popular en español

Hay traducciones que están destinadas al fracaso. Por ejemplo, aunque el español ofrece la posibilidad de usar autofoto, o incluso autorretrato, para reemplazar a la muy inglesa palabra selfie, ésta ha ganado la pulseada, por lo menos en los medios de comunicación. Por las dudas, una aclaración: selfie, es decir, la autofoto tomada con un smartphone o teléfono celular, fue elegida como la palabra del año en 2013 por el diccionario Oxford.
No es culpa de nadie la popularidad de selfie, salvo del uso que, admitámoslo, toma sus propias decisiones. Algo parecido ocurre con otra pareja muy vigente: link y enlace. Por lo menos, online yen línea comparten en partes bastante iguales las preferencias de los hablantes, y una u otra se reconocen en la escritura.
En los últimos tiempos la Fundación del Español Urgente (Fundéu) hizo varias recomendaciones sobre el uso de extranjerismos y sus correspondientes reemplazos en español, incluso algunos que ya se suponían perfectamente aceptados por los hablantes: "Juego limpio o deportividad son alternativas en español a la expresión inglesa fair play en el ámbito del deporte". Daba Fundéu más razones: "El Diccionario panhispánico de dudas indica que la existencia de la expresión juego limpio, definida como «conducta honrada en una competición o juego», hace innecesario el anglicismo fair play; asimismo, puede hablarse de deportividad para referirse a la actitud cortés o a la conducta correcta y elegante que muestran no sólo los deportistas, sino cualquier persona, en muy diversos ámbitos y situaciones".
Se refirió también a boomerang -pocos deben de recordar ya esta forma inglesa-: "búmeran obumerán (y no *bumerang) son las adaptaciones recomendadas de la voz inglesa boomerang, tal como indica el DPD". Obviamente, que haya dos acentuaciones válidas se debe al hecho de que en algunos países de América, como la Argentina, Ecuador o México, se pronuncia búmeran, mientras que en España y en otras zonas de América predomina la pronunciación aguda bumerán. Por ello, vale la pena recordar que el plural de la forma esdrújula es invariable, los búmeran, mientras que el de la forma aguda es regular: los bumeranes.
Fundéu advierte también que nocaut es adaptación de knockout, y que offshore es definitivamente un anglicismo innecesario porque "en informaciones financieras, significa «con ventajas fiscales» o «inscrita en un paraíso fiscal» o, según el contexto, simplemente «en el extranjero», tal como indica el Diccionario de términos económicos, financieros y comerciales, de Enrique Alcaraz Varó y Brian Hughes".
Uno se pregunta qué ocurrirá a la inversa. Por lo menos, cuando tenga lugar, del 6 al 8 de junio próximo, el Primer Congreso de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, cuyo lema es "La presencia hispana y el español de los Estados Unidos: unidad en la diversidad", es de esperar que los académicos reunidos hagan un relevamiento de las palabras españolas incorporadas recientemente al inglés estadounidense. Algo que vaya más allá del "Hasta la vista, amigo", tan característico de las películas de Arnold Schwarzenegger.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

feria de excedentes


mejor que feria del 


stock

Recomendación urgente del día
Los nombres feria (o mercadillo) de excedentes, promociones, saldos, restos, oportunidades…, que aluden a los mercados organizados por los comerciantes de un lugar para vender sus excedentes,son preferibles al de feria del stock.
En las noticias sobre este tipo de mercados aparece a menudo esta última expresión, como ilustran las siguientes frases: «Veintisiete comerciantes participan en la primera feria del stock de la localidad» o «Los comerciantes ya solo confían en las ferias del stock para poder cuadrar las cuentas del año».
Aunque a la hora de reproducir el nombre de una de estas ferias se use la forma establecida por los organizadores, cuando se emplea de modo general y descriptivo, es preferible evitar el uso del anglicismo stock, que puede sustituirse sin problemas por otros términos españoles.
Por ello, en los ejemplos anteriores, habría sido preferible haber escrito «Veintisiete comerciantes participan en la primera feria de excedentes de la localidad» y «Los comerciantes ya solo confían en las ferias de saldos para poder cuadrar las cuentas del año».

domingo, 11 de maio de 2014

"IMPRECACIÓN CONTRA EL ESPAÑOL"


Por Edvardo Zeind Palafox

Imprecaba Leopoldo Alas, maestro de la pluma hispana, contra los redactores desconocedores del griego y del latín que toda la semana se dedicaban a dar noticias a través de la prensa, pero que los domingos simulaban ser eruditos de la estética universal. Dicha queja nos hace pensar en la influencia que tiene la prensa, la lengua común y corriente del pueblo, sobre el pensamiento de los individuos.

Mucho se ha hablado acerca de los idiomas imperiales y de los modos en que arrumban y azotan a las lenguas indígenas; y muchas soluciones para conservar el habla de los autóctonos amenazados por la "civitas" se han dado, aunque ninguna es viable. ¡La literatura no puede ser salvaguarda de la arqueología! Richard Rorty arbitra que sólo hay problemas lingüísticos donde hay problemas metafísicos, filosóficos, arbitrio que nos obliga a aceptar que al desconocer la sensibilidad del prójimo confundimos, como lo hacían los hermeneutas anteriores al genial Jean-Francois Champollion, el jeroglífico con el pictograma, lo artístico con lo artesanal, lo económico con lo espiritual.

La escritura constante de actas, de libros científicos, de cualquier cosa, pulimenta nuestro idioma. Ya Azorín ha dicho que el francés se acerca más a la perfección que el italiano o que el español porque muchos filósofos, científicos o historiadores han escrito en francés. El caso que hoy nos congrega, es decir, que hoy pretexta y garantiza la unión democrática de mi mano, mi pluma y mi estro, es el tema de los idiomas imperiales. Hemos hablado durante los últimos dos artículos de la obra de Arguedas, de su novela `El zorro de arriba y el zorro de abajo´, obra que suscita varias preguntas, cuestionamientos de suma importancia para el futuro de un continente que no acaba de saber quién o qué es. Las preguntas cantan así: ¿es posible salir de la ideología, que está hecha de lenguaje, usando el lenguaje?, ¿es posible enderezar a nuestras necesidades un idioma que ha sido fraguado en la escolástica más minuciosa y feroz, que siempre lleva hacia los mismos razonamientos, hacia la racionalidad de un imperio?, ¿hace falta una hermenéutica propia, una diferente a la que nos heredaron los reformistas luteranos?

No es un texto meramente informativo el lugar para resolver tan grandes temas; mas sí es lugar la prensa para redactar textos combativos, artículos que no sólo cuestionen, sino que también inviten. Decía Louis Althusser que contra un imperio burgués es imperioso luchar con las mismas armas del imperio, advertencia que nos tonifica para esgrimir la lógica aristotélica, que puesta al servicio de la Iglesia es la de Santo Tomás. Decía el santo que un pensamiento lucio es posible si seguimos el orden natural de la lógica, si avanzamos a través de las tierras epistemológicas buscando dependencias y semejanzas. Si lo de acá se asemeja a lo de allá posiblemente ambas cosas estén relacionadas; si lo de allende transforma lo de aquende posiblemente ambas cosas estén hechas de la misma substancia. ¡Se entrevé que un idioma románico, patricio, riguroso, que apunta hacia lo cartesiano, difícilmente podrá causar políticas democráticas! Todos los avezados en la filosofía clásica encontrarán que tal proceder es harto sencillo, mas no los ignorantes de la filosofía, que usan su lengua materna sin saber cómo lo hacen.

No podemos razonar de modos diferentes si pensamos como siempre lo hacemos. ¿Qué podemos o debemos hacer para huir de la lógica que nos impera, que es decir huir del imperio que nos lee? Decía Paz:

"también soy escritura, 
y en este mismo instante
alguien me deletrea".

Y pues escritura somos, y tendremos como ésta también una gramática. El buen escritor, presumía nuestro filósofo Ortega y Gasset, sabe trastornar el léxico y la gramática, pregón que nos lanza a pensar que la buena política deletrea antes al hombre del porvenir que al del presente, al "average man". Deletrear no es contabilizar, sino vislumbrar paradigmas en las raíces léxicas del habla humana. Los grandes literatos, enseña Azorín, siempre han sido tenidos por escritores "incorrectos", o sea, subversivos en el terreno político.

Leamos una frase quechua: "pin kanki hora". Arguedas la ha traducido, ha segmentado los paradigmas que oculta, dirían los gramáticos, así: "la hora en que no es posible aún ver el rostro de las gentes y es necesario preguntar ¿quién eres?". Tal traducción es literaria, cuando la literal, nos dice, sería: "hora quién eres". He aquí un enorme dilema. La traducción inicial sería castellana, en tanto que la segunda sería inglesa, si me permiten los lectores hacer tan arbitrarios manejos. El lector corriente, por puro sentido común, por porfía epistémica, entendería que la primera traducción es poética y que la segunda es prosaica, y lo haría en función de sus nimios saberes artísticos.

Que seamos escritura no garantiza que seamos inteligibles. Es necesario desarrollar una "metahistoria", a palabras de Ortega, que nos dé licencia para interpretar la "sensibilidad vital" del hombre o pueblo al que leemos, ya quechua, ya náhuatl, ora gaucho o brasileño. Pero hay más obstáculos, pues resulta que los escritores y críticos, cuenta Rama en su ya citada obra, `Transculturación narrativa´, afirman que el español padece de "incapacidad referencial". ¡Y es verdad! Y es que en un mundo hecho de jerséis, de dandis, de coñacs, de sándwiches, de raviolis y de espaguetis imposible o inútil resulta hablar en nuestro idioma. Quien no es dueño de sus utensilios no tiene arqueología, y quien carece de ésta no posee una antropología, una definición de hombre.

Borges gruñía contra dicha carencia, y por eso leía pocos autores castellanos, entre los que había el algebraico Quevedo, el sencillo Cervantes, el preciso Saavedra Fajardo, el satírico Torres Villarroel, el gongorino Góngora, el nunca bien leído Gracián, el clásico Garcilaso, el elevado San Juan, el místico mayor Fray Luis de León, el árido Sarmiento, el elegante Groussac, el prosista `par excellence´ Alfonso Reyes y el minucioso crítico Henríquez Ureña. Todos son autores o realistas en extremo o hasta las nubes inspirados, mas nunca patéticos ni cursis. Tengo para mí que los autores dilectos de Borges sabían deletrear, bifurcar senderos, distinguir lo pretérito, histórico, de lo presente o político y de lo filosófico o futuro.

Los políticos latinoamericanos gustan de lo cursi, de la "elocuencia desbordada", citando al magistral cubano Carpentier, por lo que han hecho del español un meloso recurso delicioso para las moscas que son las masas. Y para probarlo citaré un fragmento harto significativo de la `Carta a un joven argentino que estudia filosofía´, redactada por el maestro Ortega y Gasset: "Son ustedes más sensibles que precisos, y, mientras esto no varíe, dependerán ustedes íntegramente de Europa en el orden intelectual –único al que me refiero–. Porque, al ser sensibles, toda idea graciosa y fértil que se produzca en Europa conmoverá, quieran o no, el fino receptor que es su organismo". Y dicho en gaélico tono, en eslogan, en el de un Arguedas afanoso de comunicar concisamente, sonaría así:

"olemos pero no entendemos".

Idiomas que sólo atienden a los objetos, como el inglés o el alemán, que han sido trabajados para que fácilmente "etiqueten" cosas, son idiomas primitivos, ágiles, de rápida comprensión y despreciables, al parecer de Goethe; y los que sólo afanan expresar sentimientos, emociones, como el de Garcilaso, son cortesanos e ineptos para comerciar. Pero no se crea que el español sigue en calidad de lengua imperial, palatina: es lengua súbdita, lacayuna el día de hoy, esclava vestida de dueña, que aunque acata las órdenes del viejo Shakespeare tiene más libertad que el náhuatl y el quechua, miembros de la comiquería andante que hacen del refrán sanchesco llegado de Europa sabiduría política, económica y filosófica.
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                                                                       http://donpalafox.blogspot.mx/

DON QUIJOTE

"Mi amigo Don Quijote"


“Puede parecer una tarea estéril e ingrata discutir una vez más el tema de Don Quijote, ya que se han escrito sobre él tantos libros, tantas bibliotecas, aún más abundantes que la que fue incendiada por el piadoso celo del sacristán y el barbero. Sin embargo, siempre hay placer, siempre hay una suerte de felicidad cuando se habla de un amigo. Y creo que todos podemos considerar a Don Quijote como un amigo. Esto no ocurre con todos los personajes de ficción. Supongo que Agamenón y Beowulf resultan más bien distantes. Y me pregunto si el príncipe Hamlet no nos hubiera menospreciado si le hubiéramos hablado como amigos, del mismo modo en que desairó a Rosencrantz y Guildestern. Porque hay ciertos personajes, y esos son, creo, los más altos de la ficción, a los que con seguridad y humildemente podemos llamar amigos. Pienso en Huckleberry Finn, en Mr. Pickwick, en Peer Gynt, y en no muchos más. Pero ahora hablaremos de nuestro amigo Don Quijote. Digamos, primero, que el libro ha tenido un extraño destino. Pues de algún modo, apenas si podemos entender por qué los gramáticos y académicos le han tomado tanto aprecio a Don Quijote. En el siglo XIX fue alabado y elogiado, diría yo, por las razones equivocadas. Por ejemplo, si consideramos un libro como el ejercicio de Montalvo, Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, encontramos allí que Cervantes fue admirado por la gran cantidad de proverbios que conocía. Y el hecho es que, como todos sabemos, Cervantes se burló de los proverbios haciendo que su rechoncho Sancho abundara en ellos. Entonces, la gente consideró a Cervantes un escritor de estilo fino. Y debo decir que a Cervantes no le interesaba para nada la escritura florida. La escritura refinada no le agradaba demasiado, y leí en alguna parte que la famosa dedicatoria de su libro al Conde de Lemos fue escrita por un amigo suyo o copiada de un libro, ya que él mismo no estaba especialmente interesado en escribir esa clase de cosas. Cervantes fue admirado por su fino estilo, y por supuesto, el estilo fino significaba muchas cosas. Si pensamos que de algún modo Cervantes nos transmitió el personaje y el destino del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, tenemos que admitir su fino estilo o, más bien, algo más que eso, porque cuando hablamos de estilo fino pensamos en algo meramente verbal.
Me pregunto cómo hizo Cervantes para lograr ese milagro, pero de algún modo lo logró. Y recuerdo ahora una de las cosas más sorprendentes que he leído, algo que me produjo tristeza. Stevenson dijo: “¿Qué es el personaje de un libro?” Y respondió: “Después de todo, un personaje es una ristra de palabras”. Es cierto, y sin embargo, lo consideramos una blasfemia. Porque cuando pensamos, digamos, en Don Quijote o en Huckleberry Finn, en Mr. Pickwick, o en Peer Gynt, o en Lord Jim, sin duda no pensamos en ristras de palabras. También podríamos decir que nuestros amigos están hechos de cadenas de palabras y, por supuesto, de percepciones visuales. Cuando nos encontramos con un verdadero personaje en la ficción, sabemos que ese personaje existe más allá del mundo que lo creó. Sabemos que hay cientos de cosas que no conocemos, y que sin embargo existen. De hecho, hay personajes de la ficción que cobran vida en una sola frase. Y tal vez no sepamos demasiadas cosas sobre ellos, pero, esencialmente, lo sabemos todo de ellos. Por ejemplo, ese personaje creado por el gran contemporáneo de Cervantes, Shakespeare: Yorick, el pobre Yorick es creado, diría, en unas pocas líneas. Cobra vida. No volvemos a saber nada de él, y sin embargo sentimos que lo conocemos. Y tal vez, después de leer Ulises, conocemos cientos de cosas, cientos de hechos, cientos de circunstancias acerca de Stephen Dedalus y de Leopold Bloom. Pero no los conocemos como conocemos a Don Quijote, de quien sabemos mucho menos...”

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