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quarta-feira, 24 de março de 2010


El Viaje


Extraído de Gestae.com


Conmigo inicias, ¡oh viajero!, el camino.
Ahora principias el viaje de tu vida.
Sin origen, y sin destino.
Hacia el todo, y hacia la nada.
Muchos antes que tú lo han empezado.
No todos lo acaban.
Te encontrarás muchas mañanas en el tránsito hacia ninguna parte.
Y tu desidia será la inercia que te llevará a todos los sitios.
Esta será tu forma de vida.
Siempre partirás de un sitio para dormir en otro diferente.
Y todo ello sin moverte jamás.
Nunca tendrás tiempo de mirar atrás.
No lo hagas jamás.
Ni jamás des la vuelta.
Ni cambies el sentido de tu marcha.
Iniciarás rumbos que no te llevarán a ningún puerto.
Pero ello no ha de importarte.
Siempre saldrás de un lugar a otro sin hallar un lugar al que puedas llamar tu casa.
Porque siempre te hallarás de paso.
Tu casa será todo el mundo.
Tu mundo.
Esta es la única vida que has de conocer.
Porque la tuya es una lucha contra el tiempo.
No dispones de la eternidad para realizar tu proyecto.
Las reglas del juego solamente te dan un tiempo limitado.
Siempre has de encontrar una nueva montaña que escalar.
Y otro obstáculo que salvar.
Algún día sabrás quien eres en realidad.
Recuerda los versos del poema que conociste en tu juventud.
Solo una cosa puedes pedir de tu viaje.
Que éste sea largo.
Y que se presente repleto de aventuras y de conocimiento.
Habrás de buscar en tu recorrido lo que inició tu búsqueda.
Serás complacido si en tu camino son muchos tus despertares.
Conocerás gentes, visitarás ciudades.
Y al final descubrirás un lejano puerto que tus ojos no han visto, y que tu mente ahora ignora.
Pero nunca serás ciudadano.
Sólo serás un viajero.
Tu patria será sólo un anhelo, o un recuerdo.
Porque tu viaje no es más que un tránsito hacia tu propia vida.
El ansia te perseguirá siempre.
Y por más que conozcas países y ciudades, te encontrarás solo, en medio de tanta gente.
Algún día sabrás donde te hallas realmente.
Has de tener en todo momento conciencia de tu peregrinaje.
Es tu destino llegar al final de tu recorrido.
Sin embargo, no quieras hacer que tu camino sea ni más intenso, ni más prolongado.
Has de esperar que las cosas sucedan conforme su naturaleza.
La fruta será comestible cuando sea madura.
Tu travesía debería extenderse durante muchos años.
No puedes ni debes adelantar los acontecimientos.
Has de ser anciano cuando llegues al final de tu viaje.
Entonces tendrás un patrimonio.
El viaje te habrá proporcionado riquezas, que habrás acumulado durante todo tu camino.
No esperes en ese momento que tu búsqueda te aporte nada más.
Cuando te encuentres en el extremo de tu tránsito, todo cuanto poseerás se hallará contigo.
Algún día sabrás lo que tus experiencias significan.
Comprenderás que sin haberte nadie enseñado, sabes.
Comprenderás que el camino no está señalado, pero que sin embargo, existe.
El camino lo haces tú, cuando caminas.
Sabrás leer los signos de las cosas.
Las estrellas te enseñarán el rumbo a seguir.
Todo cuanto has de hacer es dejar pasar el tiempo.
El día y la noche se sucederán una y otra vez.
Cada vez que el sueño te domine, serás un poco más tu mismo.
Algún día comprenderás que la vida no es más que un sueño.
Cuando seas prisionero en el camino recuerda lo siguiente.
Tarde o temprano serás libre.
Tarde o temprano dejarás el pasado atrás y podrás continuar tu marcha.
Pero no creas que tienes garantizada tu victoria.
Has de ganarla.
No pienses jamás que algo no puede sucederte a ti.
Has de hacer que tu destino sea otro.
Porque son muchas las cosas que pueden sucederte.
Y entre ellas, esa que tú deseas que no suceda.
Algún día comprenderás que no todo lo bueno es tan benévolo, y que no todo lo malo es tan desfavorable.
El tiempo fluye, como un río.
Nada puedes hacer por detener su transcurso.
¿Volverás a ver a quienes se han cruzado en tu camino a lo largo de los años?
Nadie lo sabe.
El tiempo fluye sereno, imperturbable.
Como el río fluye hasta el mar.
Sin embargo, durante el viaje, puedes hallar tempestades.
O puede que el viento te venga de cara, impidiendo que navegues en la dirección que tú deseas.
Puedes perder miembros de tu tripulación
en tu travesía.
Puedes precisar incluso una nueva embarcación.
Habrás de reaprovisionarte en los puertos propicios.
Practicarás el comercio en tu ruta, y eso te enriquecerá.
Intercambiarás.
Sobornarás.
Tomarás por la fuerza.
Engañarás.
Hurtarás.
Prevaricarás.
Así te harás a ti mismo, viajero.
Y serás bendecido por los dioses.
Algún día sabrás si has hallado a los dioses en tu camino.
La búsqueda que te propones te ha dado la fuerza y el valor para iniciar tu viaje.
No hubieses partido sin tu ansia por ella.
Quizá cuando llegues al final del camino, te sientas decepcionado por lo que has obtenido.
Sin embargo, ser sabio es tu destino.
Y cuando sea el momento, entenderás el sentido de tu búsqueda.
Encontrarás dificultades.
Llorarás.
Sufrirás.
Te lamentarás mil veces de tu destino.
Pero todo él se halla escrito desde un principio, y se realizará fielmente.
Sentirás diez mil veces que no puedes avanzar más.
Que las circunstancias te aplastan.
Que no te permiten caminar.
Has de saber que tu deber es ir más lejos.
Tienes que remover esos árboles que te aplastan, y que no te dejan progresar.
Tienes que conseguir superar cada presente.
Tienes que conseguir superar el futuro que se acerca.
Y cuando consigas desligarte de tus ataduras, cuando hayas ganado la libertad frente a tus cadenas, has de tener bien presente que tienes que ir más lejos.
No puedes detenerte.
Tienes que avanzar más.
Tienes que encontrar nuevas sendas.
Porque iniciarás miles de senderos que habrás de abandonar.
Pero siempre retendrás algo de ellos.
Ninguno de los caminos por los cuales derives te dejará igual que antes de pisar su polvo.
Ganarás alguna cosa en cada una de tus experiencias.
Y esto te servirá en todo momento para iniciar mejor una nueva aventura.
Recuerda caminante: has de llegar más allá incluso del mañana que ahora se aproxima.
Recuerda el poema.
Y cuando creas que has llegado al final de tu recorrido, descubrirás que no haces más que iniciar tu viaje, y que existen muchos más caminos que desconoces, y que deberás explorar.
Algún día llegarás al final del camino.
Castigarás a tus enemigos.
Y destruirás para crear.
Porque en tu viaje habrás de tomar decisiones.
Tendrás que orientar tu velamen hacia los puertos que te esperan.
Vadearás los peligros.
Pero mil veces caerás en ellos.
Mantén firme entonces el timón.
Y si alguna injusticia cometes, procura repararla.
Los monstruos que te encontrarás deberán ser sacrificados.
Y a partir de su ejecución, viajarán contigo.
Te darán la fuerza necesaria para proseguir el viaje.
Si no matas a tus enemigos, ellos acabarán contigo, y con tu proyecto.
No tengas piedad con los traidores.
Y no seas uno de ellos.
Pero si alguna vez has de serlo, repara el daño.
Si no sientes dolor cuando seas tú quien traicione, entonces tu viaje habrá acabado.
Y estarás perdido en medio del océano.
Y los dioses permitirán tu destrucción por otro navegante.
Ten valor y no pierdas tu rumbo.
Aplica la fuerza cuando sea necesario.
Pero no te excedas en ella.
Y cuando hayas derrotado a tus enemigos, perdónales.
No guardes rencor en tu alma.
Sé puro de corazón para poder proseguir tu viaje.
Algún día comprenderás el gozo del viajero al fin de su travesía.
Nunca sabrás lo que hay al otro lado.
Tus acompañantes muchas veces no han de entenderte.
Alguna vez abandonarás tu realidad.
Porque en la fantasía has de encontrar la guía para tus pasos.
Cuando una voz te anuncie en tu interior el camino propicio, serás ya grande y sabio.
Pero hasta entonces caerás.
Una y otra vez, caerás.
Y habrás de levantarte siempre.
Una y otra vez habrás de levantarte.
Y otra vez caerás y habrás de levantarte.
Porque tu gloria no estará en tus aciertos.
Ni tu gloria estará en tus méritos.
Ni en tus bondades.
Ni en tus éxitos.
Sino en levantarte cuantas veces muerdas el polvo.
Serás hombre cuando llores por tus amigos, y por las oportunidades perdidas.
Serás bestia cuando calles tus sentimientos, y olvides el sentido de tu viaje.
Algún día comprenderás el sentido de tu pasión.
Has de buscar sucesores para tu proyecto.
La búsqueda no puede detenerse pase lo que pase.
Deberás crear las condiciones para que otros sigan el camino que tú has iniciado.
Tu mayor honor será conseguir que tu herencia no se pierda.
Porque tú también prosigues la tradición de otros muchos que navegaron antes que tú.
Tu trabajo será la continuación de la exploración de otros muchos viajeros que iniciaron su búsqueda antes que tú.
Y esta cadena no debe romperse jamás.
Debe extenderse hasta el infinito, más allá de las estrellas.
Así, tu participarás también en un viaje que te trasciende.
Tú serás el eslabón necesario de la cadena para que tu pueblo alcance la inmortalidad.
Deseo para ti un buen viaje, si además de virtuoso eres fiel a los tuyos y a tu pueblo.
Recuerda que en tu viaje siempre estarás solo.
Aunque en todo momento otros viajeros te acompañarán.
Espero que las circunstancias te sean propicias.
Y que encuentres el objeto de tu viaje a lo largo de tu peregrinaje.
Poco a poco, y quizás sin darte cuenta, te harás guerrero.
Como guerreros fueron muchos antes que tú.
Y serán después de que termines tu búsqueda.
Habrás de luchar en el combate más viejo del mundo.
En el combate más marrullero.
Espero que encuentres placer en tu recorrido, y que llenes alforjas de anhelos deseados.
Recuerda siempre el poema de tu juventud.
Espero que tu búsqueda se vea recompensada con muchas aventuras, y conocimientos.
Y que encuentres los caminos de los viejos anhelos de todos los guerreros.
La búsqueda, el camino, es todo cuanto posees.
No te engañes, viajero.
No existe nada más.
Sin embargo, abre bien los ojos en tu peregrinaje.
Porque puedes hallar sorpresas.
Y recuerda el viejo poema, que es sabio.
Que tu viaje sea largo.
Da siempre un paso más, y sé fiel a los tuyos, y a tu pueblo.

Uno en Todo,
Todo en Uno...
Si sólo se comprendiese esto,
¡No te preocuparías más por no ser perfecto!
El libro de La nada

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