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quarta-feira, 26 de junho de 2013

Tertulias y café, el viejo y mejor aroma de la literatura.

Tertulia en el Café de Pombo, inmortalizada por José Gutiérrez Solana
MANUEL DE LA FUENTEMANOLHITO / MADRID
Día 26/06/2013 - 10.02h


El Ateneo de Madrid y Cafés La Estrella recuperan durante tres días la hermosa tradición
ABC



En ellos, la literatura se servía tan caliente como el café, o tan azucarada como un traguito de sol y sombra. Allí, en los cafés, los croissants estaban rellenos de versos, y el coñac rezumaba endecasílabos. Pero a veces venían tiesas, y las palabras estaban envenenadas de absenta, de pastelería soez, y de lenguas trabadas por el humo de los cigarrones y el anís. Y de los derechos de la prosa se pasaba a los hechos de la épica a puñetazo limpio.

En aquellos cafés, y en aquellas tertulias, se escribía la historia de la literatura, unas veces con trazo fino, otras con trazo grueso y apenas unas pesetas en los bolsillos de la chaqueta. Cafés como el Pombo, el del Gato Negro, el Colonial, el Marfil, la Cervecería de Correos, el Lyon, o el Café de Levante que, según Valle-Inclán, ejerció «más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias».

Ahora, el Ateneo, al alimón con Cafés La Estrella y su Movimiento 1887, quieren recuperar el placer de hablar y discutir, de compartir y disentir, en un ciclo de tertulias (días 27, 28 y 29) que van a versar sobre cine, música, café, autoedición, teatro…en las que van a participar, entre otros, Vicente Molina Foix, Carmen Posadas, Boris Izaguirre, Ramón Freixa, José Luis Cuerda, Mercedes Cebrián, Carlos del Amor, Juan Gómez -Jurado, Alex Colet, Alma Obregón, Chisco Fernández, Rubén Romero Sánchez, Carlos Rod, Pepe Rodríguez, Sergio Mejías, Nicolás Alcalde, Verónica Larios y Mónica Vázquez.

Como explica Aitziber Bárcena, Brand Manager de Cafés La Estrella y portavoz del «Movimiento 1887», este, nacido en 2010 cuando se acercaba el 125 aniversario de la popular marca cafetera, «trata de crear acciones gratuitas que ofrecieran experiencias a todos los públicos para recuperar cosas del pasado que merecieran la pena que durasen en el tiempo».

Redes sociales de su tiempo
Nadie puede negar que los cafés, que las tertulias fueron auténticas redes sociales en su tiempo. «Hoy en día -continúa Bárcena-, parece que todos vivimos enganchados a las redes sociales, en vez de conversar, tecleamos información con límites de caracteres. Parece que las relaciones sociales están cambiando con las nuevas tecnologías y aunque es una maravilla las posibilidades de comunicación que ofrece la tecnología y las redes sociales, creemos que lo inteligente es volver la vista atrás y caer en la cuenta de lo necesario e importante que es el encuentro con los otros, el conversar sin límite de tiempo, quedar a tomarse un café, mirarse a los ojos…».

El escritor Juan Gómez-Jurado, uno de los participantes en el ciclo tertuliano, también apunta su buen grado de incorporarse a los croissants y el café: «Es muy bonito el ver regresar las tertulias literarias a los cafés de Madrid, y mucho más en un marco como el del Ateneo de Madrid, con su cafetería centenaria donde tantas figuras ilustres han debatido sobre las distintas artes. No hay nada mejor que charlar encima de un café, con toda la tarde por delante y los mejores contertulios al otro lado de la mesa. Pero además, ahora, lo haremos tuiteando. Y es que todo avanza...».

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