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quarta-feira, 3 de julho de 2013

CONSUELO SUNCÍN

Consuelo, la mujer que inspiró ‘El Principito’
por BEGOÑA MARÍN - La Gaceta - España
La salvadoreña fue la esposa de Antoine de Saint Exupéry, autor del cuento del que se cumple el 70 aniversario. Tuvo una vida llena de aventuras, amoríos y tormentos.

Consuelo Suncín (El Salvador, 1901) no sólo fue la inspiradora de El Principito, la rosa del cuento del que se cumple el 70 aniversario. La mujer de escritor y piloto Antoine de Saint Exupéry también fue una artista que vivió a la sombra de su triple viudedad y de los numerosos amantes que tuvo: el filósofo mexicano José Vasconcelos, quien le doblaba la edad, el escritor Enrique Gómez Carrillo, el belga Denis de Rougemont, el premio Nobel Maeterlinck y el poeta italiano Gabriel D’Annunzio. Esta salvadoreña nunca imaginaría que, cuando salió rumbo a San Francisco sin haber cumplido los 20 años, acabaría haciendo historia.
Se casó con el autor de El Principito, su tercer esposo, a los 31 años. Tuvieron una relación complicada, con frecuentes peleas, engaños mutuos y reconciliaciones. Su matrimonio duró 13 años. El Principito fue, según indican muchos expertos, una alusión a la relación que mantuvieron. Cuando conoció a Saint-Exupéry, en 1930, ya era una mujer divorciada y viuda. En los círculos de la aristocracia francesa no estaba bien vista, por eso Consuelo inventó historias sobre su vida para poder llegar a introducirse en los círculos de su futuro marido. Así lo explica Marie-Helene Carbonel, autora de la biografía Una novia vestida de negro. Carbonel tuvo acceso a cartas personales en el archivo que tiene en Francia y que guarda su heredero literario José Martínez-Fructuoso.
“Inventó, por ejemplo, que su primer marido, el mexicano Ricardo Cárdenas, con quien se casó cuando tenía 21 años, era un capitán del Ejército que había muerto en la Revolución Mexicana. Pensó entonces que podría ser aceptada mejor si decía que era viuda y no divorciada. Pero en sus archivos encontré su acta de divorcio, registrada en Mérida, México, en 1925”, afirma Marie-Helene Carbonel en la BBC.
Después se casaría con José Vasconcelos, aunque le duraría poco el amor, ya que mientras mantenía una relación con él conoció a Enrique Gómez Carrillo, periodista que entonces era cónsul general de Argentina en París. A pesar de que el Carrillo tenía 30 años más que ella, decidió romper su relación con el mexicano para casarse con él. “Creo que ella verdaderamente tuvo un gran amor por Gómez Carrillo”, dice Marie-Helene Carbonel. La mala fortuna hizo que él muriera a los nueve meses y decidió irse a Buenos Aires. Allí conocería al autor de El Principito.

Antoine de Saint Exupéry era aviador comercial. Allí, en la capital argentina, conoció a Antoine de Saint-Exupéry, quien trabajaba como piloto comercial de servicios de mensajería. En 1931 se casaron y Consuelo pasó a ser condesa. A pesar de sus múltiples intentos por acercarse al círculo de su marido, nunca fue aceptada. Según Paul Webster, autor de Antoine de Saint-Exupery: la vida y la muerte de El Principito, publicada en 1993, “los allegados a Saint-Exupéry nunca tuvieron tiempo para Consuelo. Y también fue descartada por su cuñada (la escritora) Simone de Saint-Exupéry, quien la describió como una ‘mujerzuela’ y una ‘condesa de película’”.
A pesar de que su relación comenzó con el romance de una película de sobremesa, según relataba Consuelo en sus memorias, acabó como un drama. Según cuenta, cuando le presentaron a Antoine de Saint-Exupèry, sin mediar apenas conversación la invitó a subir a su avión, y en pleno vuelo soltó la palanca de mando y exigió un beso a la aterrada latina que acabó accediendo ante el pánico de ver el morro del avión dirigirse en picado hacia el mar. Acto seguido el aviador y escritor francés le pidió a Consuelo que se casase con él. “Usted se viene a mi avión para ver el Río de la Plata desde las nubes! ¡Verá una puesta de sol como no puede verse en ningún otro sitio!”, le había dicho Saint-Exupèry en el hotel donde se acababan de conocer unas horas antes.
Sin embargo, en el manuscrito también acusa a su esposo de hacerla sufrir continuamente con sus múltiples ausencias y numerosas amantes. Habla de sus varias debilidades: de su “egoísmo” y su “infantilismo”, lo llama “cruel, negligente, avaro y derrochador”.
Los editores y herederos de Consuelo de Saint-Exupèry, y también el biógrafo y escritor francés Alain Vircondelet, autor del prefacio, explican que estas memorias fueron escritas en 1946 por la viuda del famoso piloto y más tarde encerradas en unos baúles que han tardado cincuenta años en ser abiertos por los descendientes de la viuda de Saint-Exupèry. Algunos críticos franceses han dudado de la autenticidad de las memorias.
El Principito puede ser una alegoría de la propia vida de Saint-Exupéry, pero también hace referencia a las vicisitudes de su matrimonio con Consuelo. “La rosa es Consuelo”, afirma Marie-Helene Carbonel. “Los tres volcanes son los volcanes de El Salvador. Los baobabs son las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia, en El Salvador. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, que es frágil y por eso está protegida bajo una campana de cristal”. “Las otras cinco mil rosas pueden ser las otras mujeres de Saint-Exupéry, pero para El Principito esas rosas no valen nada, la única que vale es su rosa”. “Tú será único para mí... y yo seré único en el mundo”. Oyendo al zorro, el Principito comprendió que una rosa le había “domesticado”, cuenta el libro.
Consuelo escribió las Memorias de la rosa poco después de la muerte del escritor, cuando, después de una discusión, el autor de El Principito se estrelló en su avión cuando se disponía a seguirla hasta París. Estos manuscritos son testimonio de esta turbia y bella relación. Saint Exupéry pasaba largas temporadas fuera por trabajo y mantenía relacinones con otras mujeres. Consuelo tampoco se quedaba esperando en la ventana y pasaba el rato con amigos. Esto fue motivo de grandes sufrimientos para ella. Pero en las memorias también aparecen el resto de personas que conoció. Compartió con su primer marido la amistad de Gabriele d Annunzio y Ricardo Viñes. También conoció a Gide, a quien no tenía en mucha estima, a Breton, Picasso, Dalí o a Denis de Rougemont, su apoyo en las crisis de pareja.
Además relata su viaje a San Francisco con 19 años y una beca para estudiar inglés, o su estancia en México, donde inició estudios de Derecho para abandonarlos por los de Periodismo.
Memorias de la Rosa, sus varias pinturas, y las cartas íntimas fueron encontrados y publicados en 1999. Estas memorias se convirtieron en unas de las memorables y más importantes de Francia. La relación con su marido fue retratada también por Bruno Ganz y Miranda Richardson en la película Saint-Exupéry: La Caja de Historia.
Consuelo fue una mujer fascinante, capaz de embelesar a los hombres más inteligentes y de ser odiada por las mujeres más envidiosas. Fue la rosa de El Principito, aquella que siempre anheló.
La fábula más leída
‘El Principito’ cumple 70 años. La fábula de Antoine de Saint-Exupéry sobre ese niño viajero y curioso, procedente del lejano Asteroide B-612, que observa perplejo el mundo de los adultos, lleva más de 150 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y ha sido traducida a casi 270 idiomas y dialectos. Un récord editorial que sólo superan los grandes textos religiosos. Fue el 6 de abril de 1943 cuando la editorial Reynal & Hitchcock –hoy gestionada por el gigante HMH Books– puso a la venta en los Estados Unidos este cuento poético aparentemente infantil, pero cargado de alegorías y simbolismos que pronto lo convirtieron en favorito de los adultos, del cual su autor jamás llegó a percibir los ingresos millonarios que ha generado durante estas siete décadas. Pionero de la aviación, escritor y aventurero, Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) murió durante la Segunda Guerra Mundial, en un vuelo militar de reconocimiento frente a las costas de Provenza, el 31 de julio de 1944.

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