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terça-feira, 30 de julho de 2013

Goya ¿sífilis o saturnismo?

POR JUAN LUIS SÁNCHEZ LUESMA en La Gaceta - España

Casi doscientos años después de su muerte se sigue especulando por el origen de sus trastornos. Hay quien cree que tuvo esquizofrenia.

La Historia es, en buena medida, la historia de los enfermos y las enfermedades. Van Gogh no sería Van Gogh sin la epilepsia. Y sus cuadros no tendrían el mismo trazo, tono y coloración sin esas dolencias. Haendel no hubiera compuesto su obra más popular, El Mesías, sin el ictus cerebral, tal como cuenta Stefan Zweig en Momentos estelares de la humanidad.
Tampoco se hubiera comportado como lo hizo el presidente Roosevelt sin la poliomelitis que contrajo en 1921 y que le postró en silla de ruedas hasta su muerte en 1945.
Uno de esos casos en los que la enfermedad condiciona al personaje fue el de Francisco de Goya (1746-1828). Durante mucho tiempo se especuló con la posibilidad de que tuviera algún tipo de esquizofrenia, y otros trastornos mentales. Padecía de vértigos, pérdidas de equilibrio, mareos y, al parecer, tuvo crisis muy fuertes en 1793 y 1794. Es lo que sostiene Alonso Fernández y otros investigadores que se han interesado por sus posibles enajenaciones.
Algunos autores creen que esto tiene relación con el interés del pintor por los locos, y por los manicomios, incluso como motivo artístico. Debió documentarse in situ para poder pintar obras como La casa de los locos o El corral de los locos. Se ha descubierto, además, que en aquellos años figuraban varias personas con el apellido Goya en el manicomio de Zaragoza, lo que permite suponer que quizá un familiar suyo estuvo internado y el artista lo visitó.
Sus pinturas sobre enfermos psiquiátricos son sobrecogedoras. Son un documento de cómo malvivían en pequeños receptáculos o en patios malolientes, grupos de internos, dejados de la mano de Dios, desnudos o medio desnudos, reducidos a condiciones infrahumanas.
Tienen estas obras el toque desgarrado y tenebroso de las pinturas negras o el tono despiadado o brutal de los desastres de la guerra. En cualquier caso, Goya conocía bien ese tipo de centros y es posible que al describir el comportamiento de los enajenados, supiera de lo que pintaba, al haberlo sufrido en sus carnes o en la de algún familiar.
Sin embargo, ultimamente prevalece la teoría de que no tuvo brotes esquizofrénicos. En su famoso libro, Locos egregios, Juan Antonio Vallejo-Nájera, revisa la documentación y llega a la conclusión de que Goya no sufrió esquizofrenia, dado que una crisis lo suficientemente grave como para transformar el modo de pintar hubiera cambiado también la personalidad del genial sordo. Y no fue así.
Unguento napolitano
La opinión común es que pudo haberse intoxicado, envenenado por mercurio. Y eso explica los vértigos y dolencias cerebrales. Las causas que se barajan son dos: que le aplicaran el llamado unguento napolitano, propio de los enfermos sifilítcos. Ese ung:uento de mercurio hacía remitir la infección venérea pero afectaba gravemente a los pulmones. El problema es que carecemos de evidencias documentales.
La otra causa, más verosímil, es que el envenamiento viniera del plomo de las pinturas. Vallejo-Nágera lo niega, aduciendo que el pintor no preparaba las pinturas, sino un moledor que trabajó cin él muchos años y sufrió secuela alguna.
No obstante, otros autores sostienen que el mercurio debió ser fatal para el autor de La maja desnuda. Eso puede explicar los cólicos que padeció, parálisis parciales, pérdidas de equilibrio, problemas de audición). Maria Rodriguez Torres sostiene en su libro Goya, Saturno y el saturnismo, que el pintor debió inhalar pigmentos de plomo y que ese pudo ser el origen de muchas de sus dolencias.
Haendel
Uno de los casos en los que la salud aparece unida a la creación se advierte, siempre según el internista, «en el compositor Heandel, quien sufrió un ictus cerebral del que se recuperó por completo y fue cuando compuso, en agradecimiento a su milagrosa salvación, su famoso 'Mesías', porque anteriormente sólo había compuesto óperas».
Paganini
«La extraordinaria habilidad de Paganini se debía a que padecía la enfermedad de Marfan, y estas personas poseen unos dedos delgados y largos con una enorme hiperelasticidad, lo que les permite posiciones imposibles de los dedos sobre el violín, lo que se llama aracnodactilia, dedos de araña».
Mozart
«De quien siempre se dijo que había sido envenenado por Salieri, cuando el compositor de Salzburgo falleció por una insuficiencia renal crónica, cuyo origen fue una infección de la faringe». «Mozart estuvo consciente hasta el último instante e incluso la tarde en la que falleció había estado cantando su inacabado 'Réquiem'».
Rainer María Rilke
El caso del gran poeta alemán Rainer María Rilke guarda una relación casi macabra entre el objeto más mencionado de su poesía, la rosa, y la causa de su muerte. «Rilke padecía tuberculosis, una enfermedad incurable en aquella época, y la única recomendación médica consistía en que se trasladara a un lugar soleado, y se fue a Ronda», relata el médico y escritor. «La tuberculosis se le complicó con una septicemia y falleció al pincharse con la espina de un rosal, la flor que más había cantado en sus versos».

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