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quarta-feira, 31 de julho de 2013

HORRORES EN EL IDIOMA (II)



En mi columna pasada comenté el triste fin de la ortografía española, a la que le han dado el mate las redes sociales y los mensajitos de los teléfonos inteligentes —confieso que ya les tengo miedo a esos aparatitos que lo hacen parecer a uno como “el hijo del burro, que tres veces rebuzna el día”, sin ofender a mis padres, que de borricos no tenían nada—.

por María del Rosario Molina en Prensa Libre.com

También escribí de la decadencia de la sintaxis, por el influjo de idiomas ajenos y la incuria de reporteros, políticos, catedráticos universitarios y demás hablantes, despreocupados del bien hablar. Me quedé corta, pues no mencioné muchos otros errores, v. gr., darles uso de adjetivos a los gerundios: “Joyero conteniendo diamantes”, “decreto prohibiendo fumar en lugares públicos”, que deberían ser: “Joyero que contiene…” y “decreto que prohíbe…”.

Dejo la sintaxis y me ocupo, a grandes rasgos de la morfología, que trata de la forma de las palabras: El género, el número, la flexión verbal, las derivaciones nominales y verbales y un largo etcétera. El peor delito contra la morfología ocurre en la conjugación de verbos regulares y viceversa. Cientos, si no miles, de veces he leído y escuchado barbaridades bárbaras, valga la redundancia: “Neva” por “nieva”, “desmembra” por “desmiembra”, aunque este verbo ya no figura en la última lista de irregulares de la Nueva gramática de la lengua española, lo que significa que ya la Asociación de Academias de la Lengua Española, aceptó la conjugación regular, ante el embate de miles de abogados que usan esta última.

Las conjugaciones irregulares que siguen vigentes exigen la diptongación en “ie” en el tiempo presente del indicativo, en las tres personas del singular y la 2a. y 3a. del plural, p. ej. “acertar, apretar, concertar, ensangrentar, helar, plegar, salpimentar, trasegar” y muchas otras que omito: “acierto, aprietas, concierta, apretáis, o aprietan si el tratamiento es de usted, ensangrientan”. Este último verbo que he mencionado me duele al ver como ensangrientan a Guatemala los criminales. De la conjugación irregular con diptongo en “ue”, cito unos pocos: “amolar, degollar, volcar, forzar, soldar” que siguen la misma norma: “Amuelo, degüellas, vuelca, forzáis, o fuerzan, fuerzan”.

Se quedan en el tintero muchísimos atentados contra la morfología y paso a comentar el léxico que usamos los chapines. La mayor parte de palabras importadas de otros idiomas, cuya equivalencia es diferente en español, son cognadas falsas: “Rentar” por “alquilar”, “aplicar” por “solicitar”, “nicho por “espacio”, “prístino por “primario”, “accesar” por “acceder”, “ingresar” o “entrar” y así muchas más, que tienen equivalencia en español. De “aperturar”, que viene de “apertura”, es un sustantivo que volvieron verbo los bancos sin ninguna razón.

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