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quarta-feira, 15 de janeiro de 2014

"El idioma español es como un gran órgano"






Abida Ventura| El Universal - Ciudad de México


Luis Fernando Lara, Premio Nacional de Ciencias y Artes, habla de la forma en que se usa el lenguaje en Internet
abida.ventura@eluniversal.com.mx

Hablar una lengua es como disponer de un gran órgano catedralicio por la cantidad de registros que posee. La dimensión y características de ese instrumento le dan una enorme capacidad de expresión y le permite al organista que a veces suene como flauta, a veces como piano, a veces como tambor, a veces como violín. “Así suena el español”, asevera el lexicógrafo y lingüista mexicano Luis Fernando Lara Ramos (1943).

El español, agrega el investigador de El Colegio de México, quien a principios de noviembre recibió de manos del Presidente Enrique Peña Nieto el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2013 en el área de Literatura y Lingüística, es como un gran órgano, “tiene muchos registros y el chiste es que aprendamos a utilizarlos todos de modo que podamos escribir un buen texto literario, científico o popular”.

Sentado en su escritorio del cubículo que ocupa en El Colegio de México, donde desde 1973 coordina el Diccionario del español de México, obra que reúne el resultado de sus investigaciones del vocabulario utilizado en México a partir de 1921, Lara Ramos comenta en entrevista que las posibilidades del español son infinitas, incluso ahora que se crítica a Internet por corromper el lenguaje. “No diría que la forma de escribir el español esté cambiando, más bien está apareciendo, todavía no podría decir un género, pero sí una manera de escribir característico de las redes sociales, que no cambia las otras maneras de escribir, sino que viene a sumarse”, dice el especialista.

Esa nueva forma de escribir, explica, consiste en “textos muy espontáneos, muchas veces poco pensados, y al ser muy espontáneo tienen mucha manifestación de nuestro español popular. En algunos casos hay textos que son como desahogos personales, vemos muchos insultos, y corresponden a esta libertad que le ofrecen a uno las redes sociales de escribir lo que quiera. Me parece valioso que esto suceda porque esto quiere decir que la gente está escribiendo y eso es bueno porque la lengua mejora y se enriquece cuando la gente la está practicando más”.

El experto, licenciado en lengua y literatura por la Universidad Nacional Autónoma de México y con estudios en las universidades de Kiel y de Heidelberg, en Alemania, y en el Centro Nazionale Universitario di Calcolo Elettronico de Pisa, Italia, celebra la libertad de expresión en las redes sociales, pero advierte que lo grave de ese fenómeno sería que las nuevas generaciones se limitarán a esas formas de escribir.

“Que en vez de C escriban K, o que en vez de ‘que’ escriban ‘ke’ obedece a esa necesidad que tiene la gente de expresarse con plena libertad, lo malo es que creyeran que el resto del español se escribe así. El maestro de escuela básica o el profesor universitario no debe permitir que escriban los trabajos de esa manera porque entonces, más bien, lo que les pasa a esos estudiantes es que empobrecen su capacidad de hablar. Aquel estudiante al que se le permitiera restringirse a estas faltas de ortografía y a unas cuantas groserías, lo que le está pasando es que está empobreciendo su lengua”.

Nuevas publicaciones

Lara Ramos, que descubrió su vocación de lingüista gracias a sus profesores universitarios y ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de esa ciencia, adelanta que en tres años podría salir a la luz la segunda edición del Diccionario de español en México, proyecto que espera convertir en “una institución con carácter permanente”. Esa investigación, que se lleva a cabo desde 1973 en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México y fue creado con la intención de establecer una diferencia con los diccionarios españoles con el fin de dar a conocer la enorme riqueza y variedad del español mexicano, incluirá en su segunda edición cerca de 7 mil palabras, resultado de las investigaciones que el investigador realiza en diferentes regiones de México.

El lingüista, que se dice honrado por haber recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes, pues lo considera “uno de los más grandes honores que se recibe como mexicano”, también alista la presentación de su libro titulado Historia mínima de la lengua española, editado por el Colmex, el cual se presentará en la Feria del Libro de Minería el domingo 23 de febrero.

“Es una exposición de la historia de la lengua española desde la época prerromana en la península Ibérica hasta el Siglo XX, cómo ha evolucionado, cuáles han sido los principales aportes de otras lenguas, los momentos más importantes de su desarrollo, cómo llegó a América, cómo se crearon las diferencias regionales y, al final, una reflexión sobre el estado del español contemporáneo”, explica el investigador.

—¿Y cuál es el estado del español contemporáneo?

—Tiene dos características principales: Es una lengua policéntrica, que tiene muchos centros, tantos como países independientes que hablan español, o sea 21. Además es una lengua multipolar, que tiene ciertos polos de irradiación al resto de los países hispanohablantes, que son Madrid y Barcelona, la Ciudad de México, Bogotá y Buenos Aires, estas ciudades son los que más irradian maneras de hablar español al resto de los países. Esto es algo muy característico del español, que no tiene ninguna lengua del mundo y que es la que le da mucha variedad y riqueza.

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