Brasil fracasa en la Copa
ANDRÉS
OPPENHEIMER EN EL PAÍS - ESPAÑA
Aún falta
mucho para que la Copa del Mundo termine, pero no es demasiado temprano para
declarar que el Mundial fue un fracaso para Brasil: El
país perdió una oportunidad de oro para modernizar su imagen, presentarse como
una potencia emergente en el campo tecnológico y transmitir la idea de que es
mucho más que la nación del carnaval, de la caipiriña, de la samba y del
futbol.
He aquí algunas historias que no fueron contadas por los más de 5.000
periodistas de 70 países que viajaron a Brasil para cubrir la Copa y que en las
últimas semanas – antes que el torneo comenzara – escribieron extensamente
sobre el país:
Brasil es uno de los principales fabricantes de aviones del mundo. Su empresa aeronáutica Embraer es líder mundial en
la producción de aeronaves de pasajeros de medio porte, vendiendo aviones a
empresas como American Airlines, United Airlines, Air France y Lufthansa.
El
instituto brasileño Embrapa es un gran centro de investigación. Entre otras cosas, desarrolló una
planta de soja que se ajusta a suelos ácidos, lo que contribuyó para que Brasil
se transformara en uno de los mayores exportadores mundiales de esa leguminosa.
Lanzó recientemente el programa Startup Brasil. Ofrece ayuda gubernamental y escritorios gratuitos
a empresas tecnológicas nacionales y extranjeras recién fundadas, conocidas
como startups. La idea es crear un Valle de Silicio
brasileño.
Ciencia Sin Fronteras. Brasil enviará 100.000 estudiantes universitarios
para cursar pos-grados y doctorados en universidades de Estados Unidos y
Europa.
Plan Nacional de Educación. Aprobado a comienzos de este año por el Congreso
brasileño, prevé que la inversión pública en educación llegará a 10% del PIB en
los próximos 10 años. El plan está a la espera de la firma de la presidenta
Dilma Rousseff.
Es probable que estas y otras medidas
ayuden a Brasil a transformarse en una formidable potencia tecnológica
emergente. Pero, infelizmente, el Gobierno ha
hecho muy poco para promoverlas durante la Copa. El hecho es que se hace difícil para Dilma Rousseff
proyectar una imagen de potencia tecnológica emergente cuando hay protestos en
las calles y cuando muchos estadios estaban sin terminar en el momento en que
el torneo estaba pronto a comenzar.
Pero Rousseff podría haber aprovechado
los días anteriores a la Copa para hacer anuncios sobre educación, ciencia y
tecnología. Y el Gobierno podría haber sugerido un
logotipo más futurista para la Copa de Brasil, que enfatizase el potencial
económico del país.
Simón Anholt, un consultor británico que publica un ranking anual sobre la
imagen de los países en el mundo, dice que Brasil tiene una imagen
internacional buena, pero "blanda", que "limita su potencial
económico".
El último Índice de Marcas-Naciones Anholt-GFK-Roper muestra que Brasil
ocupa el puesto 20° entre 50 países en el ranking general. Ostenta la 10ª.
colocación en cultura, mas está debajo de la 20ª. cuando se pregunta a las personas
si comprarían un automóvil brasileño. Eso hace con que Brasil pueda vender
ferias y música, pero que tenga dificultades para exportar software, por ejemplo.
Brasil todavía puede
ganar la Copa del Mundo, y las conmemoraciones de los días subsecuentes no perjudicarían
su imagen. Por lo contrario, la fiesta en las calles llevaría aún a más gente a
pensar en Brasil a la hora de decidir adonde ir de vacaciones o cual música
escuchar. Eso sería simultáneamente un triunfo y una tragedia para Brasil. La
tragedia sería que Brasil perdió una magnífica oportunidad de proyectarse como
algo más allá del país de las grandes fiestas.
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