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segunda-feira, 4 de agosto de 2014

PALABRAS


Esas raras palabras nuevas que usamos
Que estamos en default, que nos sacamos una selfie, que nos lookeamos... Cada vez más anglicismos se incorporan al habla, pese a que tienen sus equivalentes en español.

Sandra Conte - sconte@losandes.com.ar


En las últimas semanas se ha escuchado en repetidas ocasiones hablar del default y de los holdouts, pese a que existen los equivalentes en castellano: cesación de pagos y fondos ‘buitres’. Claro que esto no debería sorprender si se piensa en que muchas personas se sacan una selfie (autofoto) con su personal trainer (entrenador personal), prefieren leer un e-book (libro electrónico) porque no hay stock (existencias) de su autor favorito en papel, y se lookean (arreglan) para ir a un happy-hour (2x1 en tragos).



En ciertos ámbitos, en particular los ligados a la tecnología, la utilización de extranjerismos es muy común. Se habla de e-mails, aunque se podría optar por correo electrónico; de apps, cuando existe la palabra aplicaciones; de linkear, que equivaldría a pegar un enlace; y de postear; que es publicar en una red social. En la mayoría de estos casos, los hablantes podrían objetar que la construcción en castellano es más extensa o demanda un rodeo. Pero este argumento no explica por qué se utiliza newsletter en lugar de boletín.

La profesora y licenciada en Letras, María del Rosario Ramallo, detalla que existen dos tipos de extranjerismos. Unos son los denominados crudos, términos que se toman sin modificarlos de la lengua de origen, como software y hardware. Los otros son adaptados, es decir, se incorporan como un préstamo y se ajustan, tal como ocurre con pádel (del inglés paddle) o estrés (de stress).

Ramallo comenta que tanto el hablante como el oyente creen que el extranjerismo es más prestigioso que el vocablo de su propia lengua. Esto se ve favorecido, además, por la globalización. Pese a eso, indica que la Asociación de Academias de la Lengua Española -que incluye a 22 en todo el mundo- recomienda que, cuando existe un equivalente en castellano, se recurra a éste. Y cuando se utiliza uno en un texto escrito, se lo distinga con cierta tipografía.

Una cuestión de poder

El sociólogo Enrique Bolatti comentó que el uso generalizado de términos como default o holdouts responde a que las personas que hablan sobre estos temas son economistas vinculados a las finanzas internacionales y organismos como el FMI. Por eso, recurren a anglicismos, que muchas veces no son traducidos al castellano cuando se difunden las noticias.

Esto lleva, incluso -señala con ironía-, a que muchos se cuestionen si se está en default o no, cuando responder esta pregunta sería más sencillo si se hablara de cesación o suspensión de pagos. Bolatti considera que el uso de estos términos difíciles no se debe a que no existan equivalentes en castellano, sino a que marcan una distancia social entre los especialistas y el vulgo, y que por eso se trata de una cuestión de poder.

Para ilustrarlo, comentó que los médicos suelen recurrir a terminologías complejas. Así, cuando su hija se quemó el brazo con agua caliente, el médico le dijo que se podía edematizar, en vez de decirle que era esperable que se le hinchara la mano. Otro factor relacionado con esta distancia social es que el especialista parece saber más cuando usa palabras difíciles y eso le permite cotizarse. En este sentido, Bolatti planteó que si una persona se dedica a hacer un entrenamiento no puede cobrar lo mismo que si ofrece un coaching.

Lengua viva y pereza

La traductora pública de Inglés, Claudia Martel, señala que la mayoría de los anglicismos provienen del área técnica, científica y deportiva. También, que los jóvenes son los principales vehículos de la penetración de los extranjerismos, tal vez por la necesidad de seguir las nuevas tendencias. Pero opina que cuando se trata de textos producidos por profesionales (traductores, periodistas, científicos, etc.), hay que atenerse a las normas de la Real Academia Española para asegurar la calidad y la comprensión en todos los territorios de habla hispana.

“Los políticos hablan de defoltear (entrar en cesación de pagos) la deuda o de negociar con los holdouts (acreedores inflexibles). Tengo unos amigos que están haciendo el curso para ser coach (orientador/experto en desarrollar habilidades). Me pregunto: ¿es necesario? Mi respuesta es ‘no’. ¡Pero qué largo es decirlo en español...! Tenemos pereza de usar lo que debe usarse”, bromea Martel, aunque aclara que la lengua está viva y evoluciona, por lo que se pueden aceptar cambios cuando el uso lo impone.

Defender el castellano

La profesora y licenciada en Letras, María del Rosario Ramallo, es también docente en el Traductorado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. En este ámbito en particular, detalla, intenta que los alumnos adquieran conciencia de que deben defender el castellano. Y para que lo comprendan, comienza sus clases explicándoles que, actualmente, el español es la segunda lengua hablada en el mundo.

Según el anuario 2012 del Instituto Cervantes (institución pública española de promoción y enseñanza de la lengua), el español, con más de 495 millones de hablantes, pasó a ser la segunda lengua del mundo después del chino. Pero además, el castellano es el segundo idioma de comunicación internacional tras el inglés y ocupa la misma posición en Internet.

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