García Delgado: «El español se juega
su valor económico en EE. UU.»
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Asegurarse la pervivencia en EE. UU., lograr el estatus internacional que le corresponde y conquistar terrenos como la ciencia son los mayores desafíos que la lengua española tiene por delante para acrecentar su valor económico, dijeron hoy a Efe los que se han encargado de medirlo.
«El español se la juega en EE. UU.», señaló José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense (Madrid), que codirige el proyecto Valor económico del español: una empresa multinacional, una iniciativa de la Fundación Telefónica que está en marcha desde 2006.
Si consigue arraigar como segunda lengua en EE. UU., su valor económico va a crecer significativamente, agregó García Delgado, quien, junto a Rosa María Sainz, gerente de proyectos editoriales y explotación de la Fundación Telefónica, se encuentra en Bogotá para presentar esta investigación multidisciplinar.
El resultado es una colección de 14 monografías, de las cuales queda solo una por salir, que tratan una amplia variedad de temas, desde el atlas de la lengua hasta la economía de la enseñanza del español como lengua extranjera y el futuro del español en EE.UU.
García Delgado afirma que no se puede dar una cifra exacta del valor del español, pero se calcula que en el caso de España genera entre el 15 y el 17 % del PIB y del empleo.
Para este catedrático madrileño, uno de los aspectos más importantes del proyecto, aparte de ser pionero en un terreno virgen, es que sus participantes han logrado desarrollar una metodología que puede aplicarse en otros países hispanohablantes.
Tras señalar que no se puede obviar que el «español es un idioma americano», pues el 92 % de sus hablantes está en el Nuevo Continente, recuerda que hay quien dice que en lugar de un diccionario de americanismos tendría que haber uno de españolismos.
García Delgado afirma que lo ideal sería que los Gobiernos de los países que comparten el idioma acometiesen «acciones compartidas» con el fin de elevar su valor económico.
Esa cooperación es primordial para lograr que se reconozca al español el estatus que le corresponde como segunda lengua más hablada del mundo (más de 500 millones si se suman los que la tienen como primera y segunda lengua materna y los que la aprendieron como lengua extranjera) y segunda lengua de comunicación en la red, pero además por su «extensión intercontinental».
Pese a que solo es superado por el inglés, el español todavía no es considerado lengua de trabajo en muchos organismos y foros internacionales y tampoco ocupa el sitio que merece como lengua para las ciencias, ni sociales ni naturales.
Sainz, por su parte, destacó que la Fundación Telefónica se propuso la tarea de medir el valor del español como un activo intangible, es decir, como un bien económico, y para ello convocó a especialistas de distintos campos y países.
Quince universidades de España y América, incluido EE.UU., están implicadas en un proyecto que ha demostrado que «el español desde la perspectiva económica vale mucho» y que es necesario «crear conciencia» de su valor y de la necesidad de cuidarlo.
En el décimo de los volúmenes de la serie, todos ellos disponibles en la web de la Fundación Telefónica para su descarga libre y gratuita, titulado El valor económico del español, se hacen diez propuestas para una política de promoción internacional del español, «nuestro producto más universal».
La primera es que esa política «debe concebirse como una política de Estado, responsabilidad del conjunto de la comunidad hispanoamericana de naciones: de sus gobiernos (y no solo de ciertos ministerios), considerando la lengua común como bien preferente».
Y la segunda es que «el objetivo de esa política no debe ser competir con el inglés -auténtica lingua franca de nuestro tiempo-, sino mejorar el estatus del español como lengua internacional, complementaria del inglés, a modo de segunda lengua entre los idiomas de trabajo por parte de los agentes internacionales».
García Delgado llamó a diseñar políticas culturales «ambiciosas» en pro de la permanencia del español en EE. UU., que aun no está asegurada, pues las nuevas generaciones de estadounidenses de origen hispano pueden sucumbir al influjo del inglés.
Como motivo para la esperanza mencionó que varios estudios muestran que son los hispanos de mayor renta y mayor posición social los que tienen más empeño en que se mantenga el español, y también el hecho de que en el mercado laboral de EE. UU. se paga una prima salarial de hasta un 10 % al trabajador que domina el español y el inglés.
Como bien económico, el español es de carácter público, no es apropiable por los que lo utilizan, no tiene costos de producción y no se deprecia con su uso, sino que por el contrario conforme son más los que lo usan, más vale, coinciden Sainz y García Delgado.
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