María Sarmiento, a la que el viento se llevó en
pleno trance escatológico
Día 16/10/2014 - 12.17h
Como la protagonista del cuento se llamaba la nodriza de Felipe II, una de las meninas de Velázquez y una dama gallega que tiene una calle en su honor en Viveiro
«¿Os cuento un cuento?» «Sí», responden los niños que callan durante unos instantes para escuchar con expectación el relato. Pocos se pueden sustraer a la curiosidad que despierta una historia. «¿Cuál?», preguntan impacientes. «El cuento de María Sarmiento, que se fue a cagar y se la llevó el viento».
Tras unos instantes de espera, incrédulos aún, estallan en carcajadas... o en protestas: «¿Y ya? Venga, hombre». Entonces el narrador a veces continúa: «Cagó tres peloticas: una pa Juan, otra pa Pedro, y otra pal que hable primero», según la versión popular que recoge la Fundación Jiménez Díaz.
A quién no le han tomado el pelo alguna vez con el cuento de María Sarmiento, es el más breve y conocido de la tradición hispánica al que, como tal, no le falta su aderezo escatológico. Nada describe el relato de quién o de cómo era esa desgraciada mujer a la que el viento se llevó en tal trance. ¿Se inspiró la broma en una María Sarmiento real?
Luis Cejador dice en su «Fraseología» que antiguamente Mari-Sarmiento era sinónimo de «mujer delgada, flaca y seca como un sarmiento». Tal vez sea solo un personaje proverbial, que rima con cuento, o un nombre genérico como Marimacho, señala José María Iribarren. El autor de «El porqué de los dichos» apunta sin embargo que sí existió al menos una María Sarmiento célebre en la historia de España.
Así se llamaba una mujer natural del Valle del Pas (Cantabria), que fue la nodriza de Felipe II. Como tal asistió el 5 de junio de 1527 al bautizo del futuro Rey en la iglesia de San Pablo de Valladolid, una ceremonia que se recuerda por una curiosa anécdota. Según la tradición, el recién nacido debía ser bautizado en la iglesia más cercana, que en este caso era la de San Andrés, pero la Familia Real quería que la ceremonia se oficiara en la de San Pablo. El problema se resolvió rompiendo una de las rejas de una ventana y sacando al bebé por ahí. Los Reyes y el resto de la comitiva salieron del Palacio de Pimentel donde había nacido el príncipe, por un pasadizo de madera adornado con flores y caminó después hasta la iglesia de San Pablo.
En el cortejo figuraba su ama de leche, que según una relación manuscrita desconocida que recoge José M. March en «Niñez y juventud», era entonces viuda y vivía en la aldea de Mojados.
«Aunque el anónimo cronista flamenco da el nombre de María a esta nodriza, es probable que se trate de un error pues en los Archivos de Simancas figura cierta “doña Beatriz Sarmiento Ama del Príncipe don Felipe nuestro señor” a la que el 21 de enero de 1528 concedía Carlos V la merced de que no se cobrara derecho alguno sobre el juro de 100.000 mrs de por vida que se le había otorgado», según señala José Luis Gonzalo Sánchez-Molero en su tesis sobre «El Erasmismo y la educación de Felipe II (1527-1557) .
«La latina gallega» y la menina
En el mismo siglo vivió otra María Sarmiento, esposa del capitán general de Filipinas Gómez Pérez das Mariñas. María Sarmiento de Ribadeneira, «la latina gallega», legó sus bienes para la creación de una escuela de gramática en Viveiro. Una calle recuerda en esta localidad de Lugo a esta acaudalada dama del siglo XVI que creó uno de los primeros colegios seglares en 1597.
En Palencia se recuerda a otra María Sarmiento, quien junto a su esposo García López de Ayala, construyó la parte principal del actualcastillo de Ampudia (1461-88) y litigó años después con su hijo por el señorío.
Otra María, aunque también Agustina, Sarmiento fue retratada en 1656 por Diego Velázquez en «Las Meninas». María Agustina Sarmiento de Sotomayor, hija del Conde de Salvatierra, ofrece una bebida a la infanta Margarita en el célebre cuadro que se pintó en el Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid. Se sabe que estuvo casada con Juan Domingo Rodríguez de Arellano, conde de Aguilar, y tras la muerte de éste en 1668 con Diego Felipe Zapata, conde de Barajas.
El nombre de María Sarmiento ha acompañado a mujeres de todos los tiempos y aún hoy basta buscar en Facebook para ver que aún hoy a más de una le repetirán el dicho. «María Sarmiento» es también una divertida comedia de Ernesto Caballero dedicada a Federico García Lorca que se estrenó en 1998.
La entrevista de Tip y Coll a María Sarmiento
ABC publicaba en 1989 una divertida «entrevista con María Sarmiento» de los hoy ya fallecidos Luis Sánchez Pollack «Tip» y José Luis Coll: «Sorprendemos a doña María en cuclillas, leyendo una novela. Nos acercamos a ella como podemos, tratando de conservar la serenidad.
-Doña María... ((Hay una pausa)
-Señora Sarmiento...
Ella se vuelve abochornada y haciendo un extraño ademán, al tiempo que arranca una hoja de la novela y, tras otra pausa, nos dice:
-Esperen. En seguida les atiendo. Es cuestión de minutos.
Esperamos. Y, efectivamente, a los pocos minutos se levanta con esa dulzura y esa expresión de placidez en el rostro de quien acaba de cumplir con su deber.
-Señora Sarmiento, ¿cómo fue dedicarse a esto?
-Desde pequeña. Apnas recién nacida. Al principio mis padres me regañaban. Eran muy duros conmigo.
-Vemos que es usted aficionada a la literatura. ¿Cuál es su novela preferida?
-«Lo que el viento se llevó»
-¿Por qué?
-Porque es la historia de mi vida.
-¿Qué consejo daría usted a la juventud?
-Paciencia. Mucha paciencia. Porque hay que obrar con calma. No olviden que obras son amores. Y el amor todo lo puede.
Vemos que se le llenan los ojos de lágrimas, se pone pálida, luego se sonrosa y vuelve a su primitiva posición.
-Disculpen -nos dice- Hoy estoy tremenda.
Y nos despedimos de ella, de esta famosa doña María, doña María Sarmiento que, aunque parezca leyenda, un día se la llevó el viento».
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