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quinta-feira, 4 de dezembro de 2014

DICCIONARIO DE PALABRAS CURIOSAS


¡Qué violencia! 



Aquí va a haber 



'más que palabras'



 en Libertad Digital - España



Una creencia popular muy extendida es que España constituye una sociedad muy violenta. No, no lo es, cuando la comparamos con el pasado y con las sociedades europeas del Norte. Mi atrevida hipótesis es que el lenguaje nos previene a los españoles de ser violentos en extremo. Permite desahogarnos con una riquísima floresta de palabras y expresiones injuriosas o amenazantes, de tal forma que la posible fuerza se nos va por la boca. Digamos que la violencia verbal desplaza la física, aunque a veces de los insultos se pasa a los goles. Se avisa: "Aquí va a haber más que palabras".
Hay una palabra de moda en el habla de los políticos y comunicadores:contundencia y sus derivados. Es común a la izquierda y a la derecha. La voz se relaciona con golpear, triturar, magullar, maltratar; pero no quiere decir eso tal como se emplea a troche y moche. Indica casi lo contrario, que no se emplee la violencia o la fuerza (ni siquiera legítima), que todo se quede en palabras. Por ejemplo, si el presidente de Cataluña se rebela contra el Estado, ningún político apoya la idea de enviar a la Guardia Civil. En su lugar, hay que advertir a Artur Mas y sus caballeros de la mesa redonda que están faltando a la ley, pero hay que decirlo "con contundencia".
La palabra más contundente para sustituir la violencia real es hostia. Se puede decir también en plural. El verbo es dar. No se crea que se trata de una voz blasfema. Poco tiene que ver con la liturgia católica. Para expresar la amenaza de machacar al contrario, los españoles de todos los tiempos han recurrido a objetos que dan idea de haber sido aplastados: hostia, chuleta, galleta, torta, mojicón. Uno puede dar como amenaza cualquiera de esas cosas planas y su dignidad queda cubierta. De modo más expresivo, uno puede poner a otro "como hoja de perejil" con palabras, para indicar que lo machaca, tal como se hace con el perejil en el mortero.
Los golpes no son siempre físicos. En el habla pueden ser solo metafóricos. Es más, también puede haber un "golpe de suerte". Además, los pequeños golpes o encontronazos que se da la gente suelen mover a risa. Es el secreto de los números de los payasos o los del cine cómico.
Una expresión brutal de violencia es el acoso y derribo al que se ve sometido el toro cuando es alanceado en la dehesa. Así aprende y se hace más bravo. El sintagma se emplea metafóricamente en política cuando un dirigente se ve atacado verbalmente por sus adversarios y, a veces, por sus correligionarios.
Hay un verbo muy socorrido para indicar la violencia verbal: cabrearse. Muchos creen que se trata de algo obsceno, quizá por su cercanía a la voz cabrón en el sentido despreciativo. Hay quien pide perdón a la concurrencia cuando dice cabrearse por algo. Pero no he sabido comprobar de dónde procede el neologismo de cabrear. ¿Será la actitud de una cabra loca? No me convence. Lo que está claro es que la acción de cabrearse resulta muy española. Es una forma de no pasar a las manos.
Por influencia del inglés ubicuo, ahora aceptamos agresivo en su sentido más noble de una persona decidida, con carácter. No se refiere a una agresión física, ni siquiera verbal. Representa la cualidad ideal de un directivo.
Me gusta mucho la antífrasis estar de muerte para indicar que algo resulta apetecible, extraordinariamente vivo. Por lo mismo, se puede decir que uno se muere de la risa, como expresión máxima de de contento. Son formas de emplear palabras que desplazan las formas violentas.
Los lectores pueden enviar propuestas a mi correo: fontenebro@msn.com

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