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segunda-feira, 5 de janeiro de 2015

LUGARES DE LA MANCHA

Tras los nuevos pasos de don Quijote

Un viaje por los lugares de La Mancha donde, según las últimas investigaciones, habrían vivido los personajes de Miguel de Cervantes. Se cumplen 400 años de la segunda parte de la obra







...La calle ancha donde habría vivido don Quijote ahora es un callejón estrecho colonizado por la iglesia...
...El “castillo” donde se habría armado caballero es escombro y tierra con un pequeño pozo cubierto de hojas de olivo…
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Molinos en Campo de Criptana. / ALEJANDRO RUESGA
Apenas queda nada de lo que vio el Caballero de la Triste Figura hace cuatro siglos. Mito y leyenda que son más reales que la realidad, como la vida literaria que le dio Miguel de Cervantes Saavedra(Alcalá de Henares, 1547- Madrid, 1616) cuando lo puso a andar por el mundo hace 410 años (1605) y continuó —con la segunda parte— sus aventuras hará cuatro siglos en este 2015 bajo el nombre de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Un personaje cuyo rastro en la Tierra siempre se ha buscado, y cuyo penúltimo hallazgo, el de unas supuestas inspiraciones de personas, episodios y lugares, permite seguir los pasos de aquel o aquellos Alonso Quijano que estuvieron entre mortales.

Aún quedan huellas en Quintanar de la Orden del hidalgo Rodrigo Quijada

Es La Mancha de los siglos XVI y XVII resucitada por Isabel Sánchez Duque (arqueóloga) y Francisco Javier Escudero (archivero). Una época que vuelve por el milagro de unos documentos del Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, desempolvados por ambos investigadores. Lo hace en dos procesos judiciales, por ahora, de los veinte, con más de dos mil folios, de Miguel Esteban, El Toboso y Quintanar de la Orden, con los cuales trabajan los dos expertos y que señalan como posible lugar del amañado olvido a Miguel Esteban, Pedro Muñoz y El Toboso. Aunque lo que ellos buscaban era establecer la biografía y arqueología del camino de Toledo a Murcia que aparece en la obra cervantina, al ser, entonces, el cruce de caminos de medio mundo.
Imagen del pórtico de entrada a El Toboso. / ALEJANDRO RUESGA
Allá muchos creen que a la sombra de cualquier encina de estas praderas nobles está enterrado el que dijo: “Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos hechos”. Y si de su boca salió eso, de la de sus paisanos manchegos, como la de los investigadores que recorren ahora la zona con EL PAÍS, han salido algunos nombres de su verdadero nombre...
En El Toboso se mantiene el camino de Toledo a Murcia, vital en su época
...Está un poco más al suroeste de Quintanar donde vivía otra pieza clave del puzzle. Se llamaba Francisco de Acuña, hidalgo y procurador de El Toboso, aunque con casa en Miguel Esteban, donde un 80% de sus pobladores eran hidalgos. Su casa estaba detrás de la iglesia de San Andrés Apóstol. En una calle ancha donde también vivía el hidalgo Pedro de Villaseñor, de los Villaseñor que llevaban décadas de dominio en la región. Ahora es una callejuela donde solo da el sol al mediodía porque desde hace cuatro siglos la iglesia ha ido añadiendo cuerpos, hacia atrás y a los lados, hasta casi pegarse a las casas. Allí empezó la trifulca, cuando De Acuña, vestido con armadura y demás elementos a la usanza caballeresca, y con ganas de destronar del poder a los Villaseñor (conocidos de Cervantes y quienes aparecen en Los trabajos de Persiles y Segismunda), trató de matar a su vecino, el hidalgo Pedro, a lanzazos hasta corretearlo por los campos camino de El Toboso......Rodrigo Quijada es uno de ellos. Podría ser una de las inspiraciones para el Alonso Quijano, nombre en la obra cervantina. Tenía un escudero, había comprado su hidalguía y era el temido procurador de Quintanar de la Orden, capital administrativa de la zona, con facultad de impartir justicia. Para que nadie dudara, el rollo jurisdiccional estaba visible a todos. Más de 400 años después sobrevive en una rotonda. Un capitel labrado, de casi tres metros de altura, con unos hierros en forma de serpiente en lo alto donde se exhibía al reo. Lo que antes todos miraban con temor, hoy nadie repara en ello. Pero es el lugar al que fueron a parar las denuncias de unos hechos ocurridos en Miguel Esteban en 1581...
...Seis kilómetros separan a los dos pueblos. Por un portazgo, en forma de ojiva, de unos tres metros de alto, hecho de arenisca y continuado en una muralla, habrían entrado los dos hidalgos. Esa puerta fortificada ya no se ve. Lo que se conserva forma parte de una vivienda de la calle Calderón de la Barca. Es un arco tapiado con una puerta de madera en el centro. Dentro, un patio que conserva parte de la torre y algo de muralla con las marcas de cantero ya borrosas por el tiempo. Tres calles más abajo, al lado de la iglesia toboseña, queda una de las pocas casas de la época, como la del Caballero del verde gabán, de tres plantas: la primera con base de piedra y presidida por un portalón de madera; en la segunda, dos balcones con barandilla de hierro desde donde se veía la plaza y el trajín de un pueblo antes famoso por sus tinajas; y en la tercera planta cuatro ventanas en forma de ojiva. Una casa apenas más baja que la torre de la iglesia de la época que divisó don Quijote, a las afueras, antes de topar con ella...



Historia y 



...Aguardaba entre las sombras del bosque a Sancho cuando quedó cautivo de Dulcinea. Sobreviven unas pocas encinas y arbustos a la vera de un camino polvoriento que antes fue crucial, el de Toledo a Murcia. Por ahí iba y venía todo el mundo y el progreso, y se conseguía de todo, incluidos libros de caballería.




Cuentan los investigadores, Isabel Sánchez y Francisco Javier Escudero, que esa tierra congeniaba con una gran variedad de cultivos y árboles que formaban bosquecillos y dehesas. Verde, verdes de toda clase eran los colores de La Mancha. Antes de que la necesidad de madera o de cultivo de trigo para alimentar al Reino que se ensanchaba en América cambiara el paisaje. El dominio ahora es de los viñedos...

...Solo queda el gruir alebrestado de las grullas que por estos días enmarañan el cielo en busca de la laguna de Manjavacas, en Mota del Cuervo, en una parada rumbo al calor de África. Cerca del centelleo de sus aguas, y en un camino perdido, esa tierra rojiza manchega está revuelta de escombros que guardan aún piedras y adobe de una antigua venta de la época cervantina, la única grande de la zona que habría estado en la ruta Toledo-Murcia. Un olivo solitario y agarrotado por el frío alcanza a sombrear un pequeño pozo cubierto por sus hojas. Hasta ahí habrían llevado los desvaríos a Alonso Quijano a armarse caballero, con las prendas que pertenecieron a sus bisabuelos, para convertirse en Don Quijote de La Mancha...

...Lo hizo en su primera salida. En la segunda, ya con Sancho Panza, el Caballero de la Triste Figura, y tras subir por una loma, descubrió casi cuarenta molinos de viento que creyó gigantes desaforados contra los que luchó. Aguardaban en lo alto de Campo de Criptana, el único lugar en el que se han puesto de acuerdo los investigadores como escenario sin nombre oficial de una de las aventuras más famosas. Sobreviven nueve gigantes. Sus largos brazos, en forma de cuatro aspas, miran al norte. Se divisa lo que debió ver el caballero. En la otra colina, cuatro gigantes miran a los de Criptana, mientras todos los días el sol cae detrás de ellos...

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