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domingo, 29 de março de 2015

LA LENGUA VIVA



     Las metáforas bélicas

 en Libertad Digital - España


No sé si persiste una nostalgia de los belicosos europeos, acostumbrados secularmente a las guerras entre nosotros, pero en paz desde hace dos generaciones. El hecho es que en España proliferan las metáforas bélicas, casi siempre en sentido ponderativo. Parece que se recuerda la divisa del Eclesiastés de "Milicia es la vida del hombre sobre la tierra".
No hay más que ver la proliferación de pacíficas acciones benefactoras que se arman con expresiones guerreras: lucha contra el paro, el cáncer, la pobreza, la violencia de género, la corrupción, etc. En el lenguaje cotidiano se considera algo meritorio la lucha para dejar de fumar, estar en forma o salir adelante en cualquiera de sus formas. El directivo de una empresa debe demostrar que resulta agresivo. Se trata de derrotar a la competencia con el dominio de la estragia.
El lenguaje deportivo está lleno de resonancias bélicas: derrota, triunfo, victoria, torneo, rivalidad, capitán del equipo, adversario, enfrentamiento, táctica, ataque, defensa. Los equipos de fútbol gustan de uniformes, banderas, himnos, gritos simbólicos, como si fueran ejércitos. Disponen de grupos adiestrados de fanáticos como si fueran hoplitas.
La inmensa popularidad del deporte de competición (que es casi todo) se apoya en la satisfacción que produce el llamado juego de suma cero. Es decir, uno gana porque otro pierde. Esa mentalidad se contagia en el juego político. Las campañas electorales simulan batallas incruentas, con estrategias y maniobras muy estudiadas. Los mítines son una especie de arengas para los combatientes de uno u otro bando.
Los políticos, empresarios y profesionales deben hacer frente a todo tipo de retos o desafíos. Se premia esa actitud vigilante. Los sindicatos siguen retóricos apelando a la lucha sindical.
Ya no se emplea mucho la voz revolución, asociada a levantamientos violentos. Pero menudean las manifestaciones y algaradas menores, incluso con asaltos simbólicos a las instituciones. Las fuerzas antidisturbios semejan soldados con todos los pertrechos militares. En su día se acuñó la expresión revolución industrial. Ahora se extiende a otrasrevoluciones simbólicas: verde, de las nuevas tecnologías, de la moda, del diseño, de la gastronomía y de cuantas novedades se presenten. Sigue habiendo un arte "de vanguardia".
Me invitan con frecuencia a un interesante programa de la tele, que se llama La MarimorenaArmar la marimorena es equivalente a refriega. En la tele solo es de índole retórica, pero es lo que se pretende, que discutan los de derechas y los de izquierdas. Son dos bandos en lucha dialéctica.
Un nuevo palabro destaca en los debates políticos: austericidio. Consiste en repeler la política de austeridad de los Gobiernos, pero se acude al absurdo neologismo con el sufijo de matar (caedere en latín). Recuerdo que en su día se habló del antenicidio: el desmantelamiento de Antena 3 Radio por los que temían la libertad.
Ciertas fiestas populares de gran tradición simulan acciones bélicas: los Moros y Cristianos de los alicantinos, la Tamborrada de San Sebastián. Se ha añadido con éxito una nueva y de peor gusto: la Tomatina de algunos pueblos valencianos.

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