100 años de ciencia de la palabra en España
El centro cultural Conde Duque de Madrid dedica una muestra a un siglo de atlas lingüístico; la 'Revistya de Filología Española
- P. Unamuno - Madrid
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Cuando Tomás Navarro Tomás, secretario que sería de la 'Revista de Filología Española' y mano derecha de Menéndez Pidal, inició su periplo europeo en 1912 llevaba tres grandes encargos en cartera. El primero era conocer de primera mano las principales publicaciones filológicas del continente, otro consistía en observar qué aparatos se utilizaban para estudiar la fonética, y el último era tomar nota del 'Atlas Lingüístico' elaborado por los franceses para confeccionar uno de la Península Ibérica.
Una exposición en el centro cultural Conde Duque de Madrid, abierta en principio hasta el 27 de septiembre y titulada 'La ciencia de la palabra. 100 años de la Revista de Filología Española', recoge las andanzas del lingüista y sus frutos, el primero de los cuales fue la fundación en 1914 de la 'Revista de Filología Española' (RFE), que dirigiría el eminente Ramón Menéndez Pidal.
El primer punto de interés de la muestra es precisamente la reconstrucción del despacho que ocupó Pidal en el Centro de Estudios Históricos, que tuvo en la de Filología su sección mayor y más activa, poblada por figuras como Américo Castro, Amado Alonso, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Homero Serís y Alfonso Reyes, además del propio Navarro Tomás y Menéndez Pidal.
Los ojos "se van" rápidamente hacia los artilugios [jamás vistos por humanos legos en la materia] que Navarro Tomás consiguió para el Laboratorio de Fonética y que responden a "extraños" nombres como 'quimógrafo', dispositivo que registra las peculiaridades del habla en una gráfica sobre papel ahumado, o 'palatógrafo', que hace lo propio con los movimientos del paladar mientras la persona habla.
Estos artefactos hicieron posible uno de los proyectos más fascinantes de la Sección de Filología: el Archivo de la Palabra y de las Canciones Populares españolas, que bajo la dirección de Navarro Tomás y Martínez Torner recogió manifestaciones orales de la lengua española, tanto literaria como de uso coloquial, dialectos, canciones, melodías populares y testimonios de personalidades ilustres.
El Archivo, que se enriqueció con la donación del musicólogo neoyorquino Kurt Schindler de grabaciones de música popular realizadas por él mismo en 1932-33, atesora las voces de intelectuales como Ramón y Cajal, Concha Espina, Unamuno, Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez, entre otros.
Para la elaboración del 'Atlas lingüístico de la Península Ibérica' (ALPI) fue necesario movilizar a equipos de filólogos por todo el país para 'encuestar' a las personas del pueblo sobre su forma de designar determinadas cosas, por ejemplo la palabra 'aguijón', que en unas zonas de España resultó ser 'aijón' y en otras 'rejo'.
La Guerra Civil interrumpió aquella tarea descomunal cuyos resultados en fichas se llevó consigo Navarro Tomás al exilio. Hubo que esperar hasta 1962 para ver publicado el primer volumen del ALPI, consagrado a la fonética, después de una serie de vicisitudes como de película de aventuras. En la actualidad, el CSIC está trabajando con los materiales inéditos para publicarlos de manera definitiva.
La RFE nació a semejanza de las grandes revistas de filología que se publicaban en Europa a principios del siglo XX. Navarro Tomás se había ocupado de documentarse sobre su estructura y funcionamiento durante su viaje a Reino Unido, Francia, Suiza y Alemania, becado por la Junta de Ampliación de Estudios.
Pilar García Mouton, comisaria de la exposición junto con Mario Pedrazuela y directora ella misma de la RFE desde 2005 hasta hace escasas fechas, explicó a EL MUNDO que la revista sólo vio interrumpida su publicación en los primeros años de la guerra y que, durante los mandatos de Dámaso Alonso, Manuel Alvar -su maestro- y el suyo, ha ganado un prestigio en el ámbito de la filología hispánica que le permite aparecer indexada en las principales bases de datos internacionales. Desde 2007, además, ha ampliado su difusión a través de una versión electrónica.
La exposición, que se ha programado con unos meses de retraso -el centenario debió celebrarse en 2014- por problemas administrativos, se cierra con tres audiovisuales anteriores a la guerra que dan a conocer a los lingüistas del Centro de Estudios Históricos y el resultado de algunas de sus investigaciones de campo sobre labores agrícolas y bailes populares.
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