El español de Cervantes; El Quijote, puente idiomático
Ignacio Padilla considera que una de las grandes aportaciones de El Quijote consiste en que sirvió como catalizador para el nacimiento del español moderno
VIRGINIA BAUTISTA
ASÍ ERA EL ESPAÑOL. Carta de don Quijote a Dulcinea (capítulo I, 25). Segunda edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Madrid, Juan de la Cuesta, 1605, fol.
CIUDAD DE MÉXICO.
El novelista y dramaturgo Miguel de Cervantes (1547-1616) declara la muerte del español antiguo en su obra cumbre El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en la que invita a reflexionar sobre la lengua misma, convirtiéndose así en “un puente” hacia la modernidad del idioma.
“La primera piedra en contra y a favor del lenguaje es El Quijote, de 1605. Es el catalizador para el nacimiento del español moderno. Y los que toman la estafeta posteriormente y hacen la verdadera aportación transformadora son los poetas del Barroco”, afirma en entrevista Ignacio Padilla (1968).
El académico de la lengua y especialista en la obra cervantina comenta que la máxima aportación de la primera parte de El Quijote, más que a la lengua, es a la necesidad que ésta tiene de reflexionar sobre sí misma.
“Don Quijote está todo el tiempo pensando no sólo en libros, sino confrontando el español medieval con el moderno, y el habla vulgar de su escudero Sancho con el lenguaje aparentemente correcto o exquisito de la lengua del siglo XVI”, agrega.
El doctor en Literatura Española por la Universidad de Salamanca explica que Cervantes “es muy clásico en su estilo y vocabulario, defiende la claridad y la llaneza del idioma, limpia de ruido el camino pero no lo cambia”.
Respecto a por qué se denomina a esta obra como la primera novela moderna en esta lengua, añade que “la modernidad de El Quijote no es estrictamente lingüística, sino formal, temática y metafísica”.
En términos de aportaciones léxicas, continúa, Cervantes no incorpora muchos vocablos al español, en comparación de los que aporta Shakespeare (1564-1616) al inglés. “Shakespeare introduce al inglés unos mil 500 vocablos, mientras que Cervantes incorpora al español un centenar. Más que a las formas de la lengua, el Manco de Lepanto aporta a la reflexión hacia la modernidad”, añade.
Sin embargo, aclara, hoy en México, a diferencia de España, siguen vigentes algunas palabras que usaba Cervantes, como anteojos o la expresión ‘luego luego’. “No son arcaísmos, porque están en uso”.
Destaca que el español ha experimentado transformaciones tipográficas, como cuando la F se convirtió en H, y foja se escribe hoja o fijo, hijo. “Esto está vinculado ya no con la oralidad, sino con la edición. En el momento en que la literatura está implicada con el hecho de ser libro, cuando ya no importa tanto la sonoridad sino la lectura en silencio, se va sintetizando y cambiando la forma de representar las grafías del fonema. Y más adelante varían poco a poco las reglas de acentuación y de puntuación”, dice.
América habla
Cuando se refiere a la evolución del español, Padilla confiesa que lo primero que le hace ruido es el concepto de antigüedad aplicado a cualquier idioma, qué es lo antiguo en una lengua o cuándo ésta deja de ser antigua.
“Considero que el español antiguo es el primitivo. Cuando comienza la vulgarización de la literatura con la revolución de la imprenta y se empieza a escribir y a leer más en este idioma, deja de ser antiguo.
“La modernidad del español debería comenzar con su regulación. En el momento en que queda asentada no en una obra literaria específica, como sería el caso de El Quijote, sino cuando aparece una primera gramática”, señala.
En ese sentido, Padilla dice que el español, de alguna forma, nace en su categoría de idioma en 1492, es decir, nace con América, pues este año Antonio de Nebrija (1441-1522) publica la primera Gramática castellana.
“El año del encuentro de dos mundos es cuando termina además la ocupación árabe en España y sucede la mutilación y negación terrible de la raíz judía y árabe del territorio español. Y la lengua es claramente afectada por eso. Ahí me parece que ya deja de ser antiguo el español”, indica.
En los años siguientes, es decir, en el Renacimiento español, ya se va asentando la lengua con las reglas y el léxico que conocemos. “Lo que venga serán aportaciones, incorporaciones y evoluciones de una misma lengua”.
El escritor destaca que el hecho de que Cervantes invite en las dos partes de El Quijote, la segunda la publica en 1615, a la autoconciencia de la lengua “allana el camino para que surjan los grandes fundadores y enriquecedores de la lengua española tal cual la conocemos hoy en día”.
Menciona que a la cabeza de éstos está Luis de Góngora. “Y, junto con él, Francisco Quevedo, el Lope de Vega barroco, más adelante Baltasar Gracián y hasta la culminación del Barroco que es Sor Juana Inés de la Cruz.
“Después de la revolución del Barroco, favorecido por Cervantes, la lengua se va asentando, va aprendiendo a recuperar sus arabismos, sus palabras de origen hebreo, e incorporar las aportaciones de las lenguas nativas americanas y se convierte en un idioma riquísimo.”
Hablado hoy por 450 millones de personas, el español, “una lengua muy viva”, le debe mucho a Cervantes, autor de quien hoy se conmemora su 400 aniversario luctuoso.
ACORDES QUIJOTESCOS
Existe una relación estrecha entre El Quijote y la música. Por un lado están las numerosas referencias musicales de la novela, pero también aquellas obras que han sido compuestas de esta asombrosa novela de novelas, explica el director de orquesta Benjamín Juárez Echenique, quien hoy ofrecerá la conferencia Cervantes y El Quijote en el Museo de San Ildefonso a las 12:00 horas.
“Hay una imagen en particular que es el pretexto de esta conferencia: Cervantes, que tiene una pluma en la oreja, está sentado, pensando, con el codo apoyado sobre la mesa y una hoja de papel en blanco. Y justo ello es la clave riquísima para leer el Quijote en ese instante donde Cervantes escucha y nos va a contar una serie de historias con sus sonidos, silencios y la música que lo rodea”, explica.
No olvidemos que desde tiempos muy cercanos a la primera ediciones del Quijote, ya se escribían óperas y ballets en Francia, Alemania e Italia. “Y desde entonces hasta hoy se han hecho obras maestras como el poema sinfónico Don Juan, de Strauss; la ópera El retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla, así como el balletDon Quijote, de Roberto Gerhard, entre otras obras maestras.
¿FALLECIERON EL MISMO DÍA?
Shakespeare y Cervantes no fallecieron el mismo 23 de abril de hace 400 años. “La tradición los ubica el mismo 23, lo que motivó la creación del Día Mundial del Libro, pero los estudios más recientes indican que Cervantes falleció el 22 y fue sepultado un día después, tal como lo ha confirmado la Real Academia Española. Mientras que Shakespeare sí falleció el 23 de abril, pero dentro del calendario juliano, lo que implica un 3 de mayo del calendario gregoriano (usado hasta hoy), lo que implicó una diferencia de 11 días entre ambas pérdidas.
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