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quarta-feira, 7 de novembro de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

impasibilidad o pasividad,

no impasividad

Recomendación urgente del día
Pasividad es la cualidad de pasivo (‘falto de acción o actuación’) impasibilidad la de impasible (‘incapaz de padecer o sentir’, ‘indiferente, imperturbable’), mientras que impasividad es un cruce inadecuado si lo que se quiere expresar es falta de acción o indiferencia.
En los medios de comunicación, sin embargo, se documenta con alguna frecuencia esta confusión: «El PP denuncia que los presupuestos municipales reflejan la impasividad del gobierno local» o «Brutal paliza en el metro de Roma ante la impasividad de los viajeros».
El término impasividad, no recogido en los diccionarios de referencia, parece un cruce entre dos palabras cercanas formal y semánticamente como pasividad e impasibilidad, a las que equivocadamente sustituye en los casos anteriores. Al estar constituida por el prefijo in-, que indica negación o privación, y pasividad, su significado (‘falta de pasividad’) sería, además, opuesto al que se pretende expresar.
Por eso, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido escribir «El PP denuncia que los presupuestos municipales reflejan la pasividad del gobierno local» y «Brutal paliza en el metro de Roma ante la pasividad/impasibilidad de los viajeros», ya que en este segundo caso podrían emplearse los dos sustantivos en función del sentido que se quiera dar a la frase.
Esto mismo ocurre con el adjetivo derivado impasivo, que aparece en noticias como «El asesino de Pioz se mantuvo impasivo durante el juicio», donde lo adecuado habría sido escribir que se mantuvo impasible(‘imperturabable’) o pasivo (‘sin hacer nada’), según lo que se pretenda expresar.

terça-feira, 6 de novembro de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

descarbonizar y descarbonización,

términos válidos

Recomendación urgente del día
Los términos descarbonizar descarbonización son adecuados para referirse al proceso de reducción de emisiones de carbono, sobre todo en forma de dióxido de carbono.
En los medios de comunicación pueden verse frases como «Costa Rica eliminará los fertilizantes dañinos para descarbonizar su economía», «Los ecologistas instan al Gobierno a acelerar la descarbonización» o «Un futuro descarbonizado implica necesariamente la electrificación de nuestra sociedad».
Las voces descarbonizar descarbonización cuentan con un uso asentado en este tipo de noticias medioambientales y están bien formadas a partir del sustantivo carbono.
En este contexto, descarbonizar no es lo contrario de carbonizar, verbo relacionado con el carbón, sino que alude al proceso mediante el cual los países u otras entidades tratan de lograr una economía con bajas emisiones de carbono, o mediante el cual las personas tratan de reducir su consumo de carbono, de acuerdo con la definición incluida en el glosario del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Cabe señalar que las palabras descarbonizar descarbonización pierden la o final de carbono, del mismo modo que en ozonizar desaparece la final de ozono (no se dice descarbonoizar ni ozonoizar).
Así pues, los ejemplos iniciales pueden considerarse válidos. 

segunda-feira, 5 de novembro de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

el Chapo,

con el artículo en minúscula y sin comillas

Recomendación urgente del día
El apodo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera es el Chapo, escrito con el artículo en minúscula y sin necesidad de comillas ni cursiva.
En los medios de comunicación se aprecia vacilación respecto a la grafía de este apodo: «Juicio contra El Chapo», «¿Qué papel jugarán los Zambada en el juicio de “El Chapo” Guzmán?» o «Rechazan el último intento de ‘El Chapo’ Guzmán de posponer su juicio».
De acuerdo con las normas de la Ortografía de la lengua española, el artículo que precede a los apodos se escribe en minúscula. Esta misma obra señala que, precedido de las preposiciones de, este artículo forma contracción: al Chapo del Chapo, no a el Chapo ni de el Chapo.
Por otra parte, se recuerda que no es necesario destacar esta clase de denominaciones alternativas con comillas ni cursiva, salvo que estas se encuentren entre el nombre de pila y el apellido: Joaquín «Chapo» Guzmán. Las comillas desaparecen, en cambio, en el Chapo Guzmán, pues el apodo no está entre el nombre de pila y el apellido, sino antepuesto tan solo al apellido.
Así pues, en los ejemplos iniciales lo adecuado habría sido escribir «Juicio contra el Chapo», «¿Qué papel jugarán los Zambada en el juicio del Chapo Guzmán?» y «Rechazan el último intento del Chapo Guzmán de posponer su juicio». 

domingo, 4 de novembro de 2018

EL IDIOMA ESPAÑOL


Usamos apenas el 1% del lenguaje español

De las más de 300 mil palabras que están registradas en el Diccionario de la Lengua Española, los hablantes usamos 300 para comunicarnos habitualmente


De las más de 300 mil palabras que están registradas en el Diccionario de la Lengua Española, los hablantes usamos 300 para comunicarnos habitualmente, es decir el 99 por ciento de las palabras disponibles las dejamos fuera de nuestro vocabulario, comentó Laura García Arroyo, escritora del libro “Funderelele y más hallazgos de la lengua”, mismo que fue presentado en la Feria del Libro Chihuahua 2018.
El libro recupera 71 palabras que ha rescatado del idioma, que poco se sabe de su significado y que en ocasiones caen en desuso por ignorancia, por lo que el reto de Laura es regalar palabras que enriquezcan nuestro vocabulario.
Laura leyó una estadística que decía que en el español hay 300 mil términos registrados, cifra que a su punto de vista es aventurada, orientativa y no cierta debido a que hay palabras no registradas dentro del español, como son los regionalismos y palabras que usamos para comunicarnos.
La pobreza en nuestro lenguaje tiene mucho que ver con a qué nos dediquemos, la edad, dónde vivimos, entre otros factores, sin embargo si se dejan fuera los artículos, pronombres y conjunciones, y sólo se fija en verbos, adjetivos y sustantivos, sí tenemos un lenguaje que estamos restringiendo mucho.

La lexicógrafa y comunicadora de radio y televisión dijo que ahora nos comunicamos con términos generales y palabras que significan cosas muy ambiguas y grandes, dejando de lado palabras concretas, precisas, con matices en los términos. “Lo que yo quiero es hacer una aportación de dónde encontrar ese vocabulario, tenemos un idioma muy rico y sin embargo se está empobreciendo, nos estamos volviendo más flojos. Tenemos un vocabulario pasivo, que es el que reconocemos pero no usamos, y el activo, que es con el que hablamos y nos expresamos a diario”.
Explicó que en el caso de los jóvenes es una invitación a conocer más palabras y la importancia de tener un vocabulario mayor, pues no es lo mismos describirse con cien palabras que con mil, tienen más manera de ver los matices, sobre todo porque el uso restringido de palabras es una limitante de expresión. “Necesitas saber todos los matices de las palabras, necesitamos conocer más para expresar mejor cómo nos sentimos, lo que nos pasa o quiénes somos”,
En entrevista con El Heraldo de Chihuahua hizo referencia a otra autora que establece que la criminalidad está muy relacionada con la ausencia de palabras, “Cómo uno sin poder decir lo que siente y quiere expresar con cierta precisión, hace que se frustre y esos niveles de frustración los llevaban a una violencia más fácil”.
Laura García mencionó que “Funderelele y más hallazgos de la lengua” es una invitación, provocación y juego hacia ese vocabulario desconocido.
Tan sólo desde el título, que se refiere a la palabra para nombrar a la cuchara que le da forma de bola a la nieve, como esa en total son 71 palabras, entre verbos, sustantivos y adjetivos, poco conocidas del idioma. “Me encontré palabras que se referían a cuestiones muy cotidianas y muy cercanas a nuestra vida y las definíamos con frases. Me parecía que era dejar de lado vocabulario que tenía que rescatarse”.
Aunque reconoce que las 71 palabras no van a hacer la diferencia en un vocabulario, pero es una invitación a observar el vocabulario que nos rodea, que tenemos y pasa por nuestro lado sin darnos cuenta. “Hace falta detenernos, observarlo y retenerlo”.
Explicó que cada palabra va acompañada de un ensayo, donde cuenta cómo conoció la palabra, quién se la regalo o quién se la enseño, donde construye una historia con la palabra demostrando que hay cuestiones afectivas que hacen que se retengan y sean memorizadas, para después usarlas con mayor libertad y frecuencia. El libro está escrito en orden alfabético inverso, como un afán de demostrar que con el vocabulario se puede jugar.
El uso limitante de palabras tiene en parte que ver con el desconocimiento pero también por comodidad, “Muchas veces las conocemos pero no las usamos porque no las tenemos a mano, lo que hay que hacer es usarlas más para tenerlas en la punta de la lengua y que salgan más a menudo y no se tenga que pensar en ellas”.
La española recomendó leer más para encontrar esas palabras, pero también darse cuenta que la gente habla con esas palabras y no las entendemos, pero en lugar de buscarlas para saber qué significan preferimos ignorarlas.
El 90 por ciento de las palabras del libro están en el diccionario, el resto hay que usarlas.
Entre las palabras que mencionó está “letológica”, que es la incapacidad para recordar una palabra que se quiere decir; “crencha”, línea que se forma en el peinado al separar los cabellos con el peine; “playo”, que es el plástico adherente con el que se envuelven los muebles u objetos para ser trasladados, misma que conoció ahora con el temblor, “lo que doy a entender es que en las situaciones más inverosímiles uno puede encontrar vocabulario nuevo”.
Otra de las palabras que conoció recientemente a raíz del temblor del 19 de septiembre de 2017 fue tremofobia, que es el miedo irracional a los temblores.
Comentó que las palabras que eligió para el libro es porque se refieren a cosas conocidas, además de que tienen algo que al oído la transportan más allá de su significado y tiene una historia con ellas, que la hace recordar. Eso es lo que quiere que el lector experimente.
Además encontrarán palabras como “samuelear”, que es tratar de ver furtivamente o con disimulo un hombre las partes sexuales o muslos de una mujer; “petricor”: Olor que produce la lluvia al caer sobre tierra seca; otras son recuerdos de abuela, madre, sobrina e incluso cuando se hizo un esguince en un dedo, y “bomborombilla” es una palabra que conoció en un concierto de Michael Jackson.
Finalmente dijo que la invitación al lector es estar atentos a las palabras, establecer relación afectiva y jugar con el lenguaje para establecer las propias historias. “Este libro se puede tener de consulta para establecer conversaciones alrededor de las palabras, convertirse en regalador de palabras que la hace especial frente a otra que la escucha”.

sexta-feira, 2 de novembro de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

electrolineragasinera e hidrogenera,

términos válidos

Recomendación urgente del día
Los sustantivos electrolineragasinera e hidrogenera, creados por analogía con la voz gasolinera, son términos válidos.
Ante los cambios que está experimentando el sector automovilístico, en la prensa cada vez es más frecuente encontrar estos términos en frases como «Electrolineras y gasineras buscan ser la alternativa para ahorrar en plena subida de carburantes» o «El estado de California destina veinte millones de euros al año para instalar hidrogeneras», que pueden considerarse válidas.
La voz electrolinera ya está recogida y avalada en algunos diccionarios de uso, como el Clave, con el significado de ‘estación de servicio con dispensadores de energía para recargar las baterías de los vehículos eléctricos’.
Gasinera hidrogenera, formadas, como electrolinera, por acronimia (de gas y gasolinera la primera y de hidrógeno y gasolinera la segunda), pueden considerarse igualmente válidas, ya que su morfología y significado son regulares, por lo que, en principio, no precisan de ningún tipo de resalte.
Con gasinera se hace mención específicamente a aquellas estaciones de servicio que sirven gas natural (licuado o comprimido) a los vehículos de consumo mixto, y con hidrogenera a las que ofrecen hidrógeno como combustible alternativo.
La propia voz gasolinera, que sirve de modelo para el resto de las voces comentadas, es de uso frecuente en países como Colombia, España, México, Panamá o Puerto Rico, mientras que en otros como Argentina, Chile o el Perú son habituales puestos de gasolinaestaciones de serviciobombas o bombas de bencina y grifos, entre otras.
Del mismo modo, son también denominaciones frecuentes y válidas las de puesto o estación de carga para las electrolineras y las formas estaciones GLP (abreviatura de gas licuado de petróleo) o GNC (de gas natural comprimido) y estaciones de autogás para las gasineras.

quinta-feira, 1 de novembro de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

esmog,

adaptación de

smog

Recomendación urgente del día
La palabra esmog, con e inicial antes de la s, es la adaptación al español de smog, término que hace referencia a la ‘niebla mezclada con humo y partículas en suspensión, propia de las grandes ciudades’.
En los medios de comunicación es habitual encontrar frases como «China, la mayor economía de Asia, se ganó hace rato una reputación por sus cielos con smog», «Un fenómeno común en varias ciudades del mundo que se da como consecuencia de la contaminación atmosférica es el smog fotoquímico» o «En lugares con smog, aproximadamente uno de cada seis niños sufre de asma».
Tanto el Diccionario de la lengua española como el Clave registran la adaptación esmog, con la vocal de apoyo antes de la s, tal como ocurre en voces como estrésesnob esprínter.
Por su parte, el Diccionario panhispánico de dudas señala que, del mismo modo que el anglicismo smog es un acrónimo formado a partir de smoke fog, también se documenta el acrónimo neblumo, creado a partir de niebla humo, aunque su uso es menos frecuente.
Así pues, en los ejemplos iniciales habría sido preferible escribir «China, la mayor economía de Asia, se ganó hace rato una reputación por sus cielos con esmog», «Un fenómeno común en varias ciudades del mundo que se da como consecuencia de la contaminación atmosférica es el esmog fotoquímico» y «En lugares con esmog, aproximadamente uno de cada seis niños sufre de asma».  

quarta-feira, 31 de outubro de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

preeminencia,

mejor que

preminencia

Recomendación urgente del día
El sustantivo preeminencia y el adjetivo preeminente se escriben con doble e, por lo que no es adecuado escribir preminencia ni preminente.
Sin embargo, en los medios de comunicación es habitual encontrar frases como «Los partidos han presentado una proposición de ley para recuperar la preminencia del Congreso sobre el Senado», «El rabino señaló que la vida de la madre tiene preminencia sobre la vida del feto» o «El euro debería ocupar un lugar más preminente como divisa internacional».
Tal como señala el Diccionario panhispánico de dudas, la voz preeminencia, que significa ‘superioridad o importancia’ o ‘privilegio o ventaja de que goza alguien en razón de algún mérito o circunstancia’, se escribe con doble e, de modo que su grafía con una sola es incorrecta.
Lo mismo ocurre con el adjetivo correspondiente, cuya forma apropiada es preeminente, no preminente.
Así pues, en los ejemplos iniciales lo recomendable habría sido escribir «Los partidos han presentado una proposición de ley para recuperar la preeminencia del Congreso sobre el Senado», «El rabino señaló que la vida de la madre tiene preeminencia sobre la vida del feto» y «El euro debería ocupar un lugar más preeminente como divisa internacional».

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