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sexta-feira, 11 de fevereiro de 2011

NUESTRO ESPAÑOL



AÑORAR



Muchos emplean el verbo añorar como sinónimo de soñar, anhelar o desear, lo cual constituye un error, que me remite un cazador de gazapos. Añorar, del catalán enyorar, es “recordar con pena la ausencia, privación o pérdida de alguien o algo muy querido”. De modo que es erróneo su empleo en la oración criticada:

Aun cuando la vaquería […] logra un acopio de leche considerable, él añora duplicarlo.

La razón es obvia, pues como dice el lector: no se puede añorar lo que no se ha tenido.
El sustantivo derivado añoranza tiene como sinónimos: morriña, nostalgia, tristeza,
pena, vacío, soledad, melancolía, recuerdo, meditación, saudade, rememoración, evocación.
No siempre es fácil distinguir los distintos usos de porqué, porque, por qué y por que. Hoy trataremos los tres primeros casos: porqué (sustantivo masculino), equivale a causa o motivo; lleva tilde por ser aguda terminada en vocal; su plural es porqués: No comprendo el porqué (o los porqués) de tu actitud. Por qué (preposición + pronombre interrogativo), lleva tilde diacrítica para distinguirlo del pronombre relativo y de la conjunción que; introduce oraciones interrogativas directas e indirectas: ¿Por qué no viniste ayer al taller?/ No comprendo por qué reaccionas así. Porque a)(como conjunción causal), es átona, razón por la que no lleva tilde. No fui al taller porque tuve trabajo. b) (como conjunción de finalidad), seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para que, se admiten las dos grafías, aunque se prefiere la primera: Hice cuanto pude porque (o por que) quedara bien.
En cuanto a por que: a) (preposición + pronombre relativo), por lo general, se usa el relativo con artículo antepuesto: Esa es la causa por (la) que te pedí que vinieras. b) (preposición + conjunción subordinante), secuencia que aparece en el caso de verbos, sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la preposición por y llevan, además, una oración subordinada introducida por la conjunción que: Al final, optaron por que no participara./ Están ansiosos por que comiencen las vacaciones./ Confesó su preocupación por que los pobladores pudieran enfermar.
Escucho: “[…] un artista que logra colocar sus temas por largos años […]”. Todos los años tienen el mismo largo: 365 días —366, si son bisiestos— y lo mismo ocurre con los meses, semanas, días, horas, minutos… Cada uno de esos períodos de tiempo tiene una duración predeterminada —con escasa posibilidad de variación los años y meses—. Por lo general, quienes emplean esas frases quieren decir muchos en vez de largos. De igual forma, debe saber que expresiones como “A lo largo de…” son consideradas frases manidas; es mejor emplear la preposición durante.
Hablemos con precisión o “sin manchas”, como decía Martí.

Por María Luisa García Moreno

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