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sexta-feira, 16 de novembro de 2012

EL TESORO INAGOTABLE DEL ESPAÑOL










PÍO GARCÍA | LOGROÑO. larioja.com

Los expertos indican que el español debe ahora ganar prestigio: «No se trata de competir con el inglés, sino de acompañarlo»
La lengua común aporta el 16% del PIB, pero se juega su futuro en la red y en los Estados Unidos
¿Puede calcularse el valor económico de un idioma? A bote pronto, parece una misión tan insensata como medir el aire o contar las estrellas del firmamento. Y, sin embargo, nadie duda de que una lengua tiene evidentes repercusiones monetarias. La Fundación Telefónica, a despecho de escollos matemáticos, se propuso hace seis años averiguar el peso real del castellano. Después de diez libros publicados, el equipo dirigido por José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, ha llegado a una sonora conclusión: el español aporta al país cerca el 16% del PIB del año 2007. O sea, algo más de 164.000 millones de euros.
¿Pero cómo se puede saber eso? «Es fácil de decir, pero mucho más complejo de hacer», reconoce García Delgado. La ecuación comienza asignando a cada sector un «coeficiente de lengua», o sea, un cálculo de lo que supone el español para esa industria. El idioma, por ejemplo, es pilar fundamental de las sociedades editoriales y también cuenta mucho en la administración pública, pero apenas influye en la agricultura. La suma final de todos ellos determina el porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) que se debe a la lengua.
El dato final, ese 16% del PIB, resulta un poco mareante, pero ni siquiera es la principal conclusión del estudio. «Quizá sea más novedoso el análisis de cómo una lengua de comunicación internacional puede actuar de palanca para la multiplicación de oportunidades de negocio». El español es, hoy por hoy, la segunda lengua de comunicación internacional del mundo, solo por detrás del inglés. También en la web, con cerca de 700 millones de páginas escritas en castellano. El chino mandarín y el hindi tienen más hablantes, pero casi todos viven encerrados en los límites geográficos de sus respectivos países.
«Nuestros intercambios comerciales con América Latina serían tres veces menos si no contáramos con un idioma común y cohesionado; el español abre puertas, crea confianza y, muy importante, facilita el entendimiento a la hora de establecer condiciones y contratos», puntualiza García Delgado. Esta cifra incluso se multiplica cuando se consideran los flujos de inversión: «Las empresas españolas se han internacionalizado en América Latina siete veces más de lo que lo hubieran hecho en iguales condiciones, pero sin la ayuda de un idioma común». Y eso tiene miga. Pregúntenselo a Telefónica, a Iberdrola o al BBVA.
Más ciencia
El español ha cabalgado alegremente a lomos de la desbocada demografía de América Latina, pero, para mantener su posición de privilegio, necesita algo más: «Una lengua vale lo que valgan los países y las gentes que la hablen», resume García Delgado. El economista, que abrirá el jueves 15 en Logroño las Jornadas 'Futuro en Español', organizadas por larioja.com y Vocento, apunta los dos grandes retos a los que se enfrenta el español: conseguir una mayor presencia en la Red y convertirse en lengua de la ciencia y de la técnica, un territorio abandonado. O sea, ganar prestigio.
¿Hay que competir con el inglés? Ni García Delgado ni Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado para la Marca España, lo recomiendan. «Eso sería derrochar dinero para nada», asegura el economista. «Debemos ir hacia un mundo en el que las personas dominen al menos tres idiomas: el local, el inglés y el español. No buscamos la rivalidad, sino convertirnos en el mejor complemento», apostilla Espinosa de los Monteros.
Y para eso cobra especial importancia el Instituto Cervantes, aunque ahora debe capear el temporal de la crisis. Este año manejará un presupuesto menor (83 millones de euros, con un recorte del 13,9%). Mal asunto cuando se quiere competir con la Alliance Française o el Instituto Goethe, que le llevan casi un siglo de ventaja y que gestionan muchísimo más dinero, hasta 19 veces más en el caso francés. ¿Como se salva esa brecha? «O crecemos o morimos», sentencia Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes. «Si dejamos huecos vacíos, otros los ocuparán», añade. Pero la estrategia debe ser distinta: «La etapa de los grandes edificios ha pasado. Debemos ir a las universidades y trabajar con ellas, así lograremos incrementar además el prestigio del idioma. Y eso -apostilla García de la Concha- es muy necesario en Estados Unidos».
Cincuenta millones de estadounidenses hablan español y la cifra sigue subiendo. Hasta hace pocos años, manejar en Seattle o en Chicago el idioma de Vargas Llosa era todavía un estigma; ahora sin embargo empieza a considerarse una virtud que se traduce en un mejor salario (con incrementos de hasta el 10%). «Esa es nuestra gran frontera -resume García Delgado-. Si el español se asegura ese puesto en Estados Unidos, su futuro como segunda lengua internacional, por delante del francés o del alemán, estará garantizado».

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