Translate

terça-feira, 19 de fevereiro de 2013

MARTÍ Y EL ESPAÑOL NUESTRO


Nuestro Apóstol poseía dotes creadoras, que lo convirtieron en un singularisímo escritor y periodista, que trabajó para las publicaciones más importantes de su tiempo y cultivó casi todos los géneros literarios, dueño de una prosa elegante, fluida y vigorosa, y de un verso renovador, un hombre que nos legó una inmensa obra, gestada por demás en un tiempo brevísimo.

Hombre de extraordinaria cultura, decía: «[…] usaré de lo antiguo cuando sea bueno, y crearé lo nuevo cuando sea necesario: no hay por qué invalidar vocablos útiles, ni por qué cejar en la faena de dar palabras nuevas a ideas nuevas», con lo que demostró su concepción de que la lengua que hablamos es un organismo vivo que recibe múltiples influencias y resulta un fenómeno muy dinámico y cambiante.
Pero sus preocupaciones en torno a la lengua fueron más allá del plano conceptual. Su americanismo raigal lo llevó a «reunir voces nacidas en América para denotar cosas propias de sus tierras y señalar acepciones nuevas»: En ese empeño, compiló unas 150 palabras en un breve cuadernillo de veinte páginas. Allí se encuentran, entre otras muchas, cholo, chancho, chocolate —como cubanismo: «cohecho, caso oculto y culpable»—, facón, gallinazo, joropo, matahambre —«dulce»—, quena, rebenque, tiple —palabras todas hoy incorporadas a los diccionarios académicos—; así como las expresiones café cerrero —poco dulce— y hacer plancha —ponerse en ridículo.
Resulta curioso comprobar una vez más el amplio espectro de los intereses martianos.
Autora: María Luisa García Moreno

Nenhum comentário:

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

  LA RECOMENDACIÓN DIARIA redimir   no es lo mismo que  canjear   El verbo  redimir  no equivale a  canjear  ni a  cambiar , por lo que no e...