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sexta-feira, 20 de abril de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

al alza, no a la alza

Recomendación urgente del día
Al alza, y no a la alzaes la expresión adecuada para referirse a una cantidad, índice o similar que sube o tiende a subir.
Al tratarse alza de una palabra femenina que empieza por tónica, el artículo antepuesto es el, que al contraerse con la preposición a da al, pero no es raro ver noticias como «Wall Street abre a la alza», «El fenómeno migratorio va a la alza» o «A la alza el fenómeno del acoso en las escuelas coahuilenses».
En estos casos, lo apropiado habría sido escribir «Wall Street abre al alza», «El fenómeno migratorio va al alza» y «Al alza el fenómeno del acoso en las escuelas coahuilenses».
Por otra parte, dado que alza sigue siendo un sustantivo femenino aunque vaya acompañado- del artículo el, lo recomendable es decir alza histórica en la Bolsanueva alza esta alzaen lugar de alza histórico, nuevo alza este alza. En este mismo sentido, lo adecuado es escribir «El alza fue liderada por la Banca Popolare di Milano» y no «fue liderado».
Ver también el aguael águilala el ante nombres femeninos y repunte, mejor que rally.

quinta-feira, 19 de abril de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

asignaturismo,

término válido

Recomendación urgente del día
El sustantivo asignaturismo es un término bien formado y válido para aludir a la segmentación del conocimiento que se produce al aprender por separado diferentes áreas del saber en multitud de asignaturas.
Con motivo de la implantación hace unos años de los nuevos estudios de grado en las universidades españolas y americanas, el término asignaturismo puede verse con frecuencia en los medios de comunicación en frases como «El asignaturismo es la enfermedad que arrastra la Universidad española», «Nunca ha sido tema de discusión el fenómeno del “asignaturismo”» o «Los alumnos trabajaron rompiendo el “asignaturismo”».
El concepto asignaturismo se ha extendido en la comunidad educativa desde hace décadas para referirse a la fragmentación de los conocimientos en multitud de asignaturas no suficientemente relacionadas entre sí. Ello hace más difícil, según señalan algunos expertos, que los estudiantes alcancen un aprendizaje real y completo en sus estudios.
Se trata de una voz bien formada a partir de asignatura y el sufijo -ismo, que indica ‘doctrina’, ‘sistema’, ‘escuela’ o ‘movimiento’, por lo que los ejemplos anteriores pueden considerarse válidos.
No es preciso resaltar el término con cursiva ni con comillas, salvo que se quiera destacar por su novedad o por su relevancia en la noticia.
V

quarta-feira, 18 de abril de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

décadas:

los ochenta y no los 

ochentas ni los 80's

Recomendación urgente del día
Para hacer referencia a las décadas en español, los numerales que designan cada decena se escriben siempre en singular, por lo que lo adecuado es usar formas como los años ochenta o los cincuenta y no los años ochentas, los cincuentas, los 50’s, década de los 20’s, etc.
Sin embargo, es frecuente encontrar en los medios de comunicación frases como «Celtas Cortos, Seguridad Social y Nacha Pop reviven los 80’s y 90’s junto con iconos de la época», «Si fuiste un niño en los noventas, tuviste muchas opciones para endulzar tu vida» o «El lazo amarillo se empezó a portar en los árboles de miles de hogares en los suburbios de los Estados Unidos de Norteamérica durante los primeros años setentas».
La Ortografía de la lengua española precisa que cada uno de los decenios de los que se compone un siglo se representa con el numeral en singular, escrito preferiblemente en letras: los años treintala década de los sesentalos noventa…
También se pueden expresar las décadas con cifras: los 50los 20… En ese caso no es adecuado incluir apóstrofo ni (30s, 80’s, etc.), fórmulas importadas del inglés y ajenas al español.
Así pues, en los ejemplos citados lo apropiado habría sido escribir: «Celtas Cortos, Seguridad Social y Nacha Pop reviven los 80 y 90 junto con iconos de la época», «Si fuiste un niño en los noventa, tuviste muchas opciones para endulzar tu vida» y «El lazo amarillo se empezó a portar en los árboles de miles de hogares en los suburbios de los Estados Unidos de Norteamérica durante los primeros años setenta».
Además, conviene señalar que no hay una denominación establecida para la primera década de un siglo, por lo que se aconseja utilizar expresiones como la primera década del siglo XX la década de 1901 a 1910 (o la década de 1900 para referirse a los años entre 1900 y 1909, pues entre 1900 y 1910 hay once años).
Para aludir a los años que van del 10 al 19 de cada siglo es adecuada la expresión los años diez, aunque tiene poco uso. Suele emplearse también la forma la segunda década del siglo, pero, en sentido estricto, esta va desde el año 11 al 20 de cada centuria.
 
F_jMfDFi_biggerEsta recomendación es adaptación de la publicada originalmente por Fundéu Guzmán Ariza para los medios y profesionales de la República Dominicana: los ochenta, no los ochentas ni los 80’s.

terça-feira, 17 de abril de 2018

ANGLICISMOS

‘Customizar’ el idioma: los anglicismos y el español

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AMHERST, Massachusetts — El Instituto Cervantes acaba de publicar un Diccionario de anglicismos del español estadounidense (DAEE) y su repertorio de palabras —unas 1250— incluye “áiscrin” para helado, “customizar” para personalizar, “mayor” para alcalde y “yonquería” para chatarrería.
Esta selección de palabras (otras igualmente hermosas son “bubi” para seno, “hevi” para duro o difícil y “laquear” para cerrar) le gustaría mucho al escritor que le da nombre al instituto, Miguel de Cervantes Saavedra. Contra el batallón de gente refinada que detesta este tipo de “barbarismos” —una palabra a veces usada como sinónimo de “anglicismo” y que sirve para desacreditar aquello que es a un tiempo indeseable y amenazante—, el autor del Quijote era partidario de hacer que el lenguaje fuera flexible e ilimitado. En su novela inventó un puñado de vocablos, por ejemplo “zonzo”, que a la postre se incorporaron al español.
Hoy, el contacto entre el español y el inglés es un fenómeno insoslayable y sin embargo se ha empleado mal el término “anglicismo”. El Diccionario de la Lengua Española lo describe como “vocablo o giro de la lengua inglesa empleado en otra”. Ejemplos comunes en nuestro idioma son “delivery” y “online”. El problema de esta definición es que sugiere que la presencia de estos términos es esporádica. Acaso sea así en muchas partes del mundo hispánico, pero en Estados Unidos, donde aproximadamente 57,5 millones de latinos nos forcejamos a diario en algo que se llama spanglish, esa frecuencia es todo menos ocasional. Aquí el español vive canibalizando al inglés, reconfigurándolo y reinventándose al tiempo que quiebra su estructura sintáctica. Establecer qué es un hispanismo y qué un anglicismo es una labor bizantina.
Según el autor del DAEE, Francisco Moreno-Fernández —académico de número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española—, el diccionario ni es normativo ni escolar porque “no es un instrumento de aprendizaje o desarrollo de la lengua”. Tampoco es un léxico de dudas, “ya que no pretende dictaminar sobre lo que es o no apropiado, en caso de vacilación”. Y no aspira a recoger “las voces incluidas en los diccionarios que puedan compartir con este algunas de sus características”.
¿Qué es entonces? Un manojo de palabras a partir de un entendimiento bastante laxo del concepto de “anglicismo”, cuyo objetivo es diferenciar al español estadounidense del español de otras áreas geográficas.
A primera vista es un objetivo loable. Pero visto con profundidad en realidad no lo es. Basta una mirada paciente para advertir que el DAEEparte de una falsa premisa: las lenguas necesitan una nacionalidad para legitimarse. En realidad, no importa de dónde vienen ni adónde van; lo que importa es que digan algo que la gente entienda.
Porque toda comunicación es una negociación que no se mide en ganancias y pérdidas sino en el acto mismo de la supervivencia. Esto ha pasado con el español en Estados Unidos: se ha mezclado con gozo y exuberancia con el inglés y ha compuesto un código híbrido que fluye con naturalidad en un ir y venir de palabras en ambos idiomas. La línea de demarcación que separa los idiomas, como las líneas fronterizas entre un país y otro, siempre es artificial y caprichosa.
Muchas de las voces en el DAEE provienen de un léxico que preparé en 2002 titulado Spanglish: The Making of a New American Language, otras han dejado de circular y algunas presuponen un conocimiento limitado o erróneo del switcheo de lenguas. Un ejemplo es “obnoxio” para desagradable o repugnante. El uso que da Moreno-Fernández es “su discurso fue realmente obnoxio”, pero es un término que no he escuchado; tampoco “fone” para diversión o entretenimiento.
Moreno-Fernández no parece decidirse sobre la ortografía. Deletrea “focop” para algo que está dañado y “fokin” para jodido y confunde esta última voz con “puto”, un mexicanismo que tiene significados múltiples. O dice “tuistear”, con s, para el acto de escribir en Twitter pero “tuiteador” para la persona que participa activamente en Twitter. Esas imprecisiones pertenecen a los esfuerzos académicos que se hicieron en la primera década de este siglo. Hoy ya están resueltos en la mente de muchos usuarios. En este sentido, el DAEE va varios pasos atrás y no parece seguir el ritmo vivo y cambiante de la lengua entre sus usuarios, que vacilan cada vez menos en lo que respecta al arte de deletrear.
De algo servirá la existencia del DAEE a los investigadores futuros, pero su aproximación es desacertada. De hecho, la que podría opinar sobre estos asuntos y hasta resolverlos es la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), que habría sido la institución más apropiada para publicar el DAEE. Creada en 1973 con sede en Nueva York, la ANLE es la más joven de las academias en funcionamiento. Tendría que estar a nivel de calle en Estados Unidos, ser más consciente de las pocas fronteras que tiene un lenguaje y de lo libre que es, pero es tan anacrónica y cerrada como el resto de las instituciones que regulan el lenguaje.
El idioma vive en una constante metamorfosis. Miguel de Cervantes no entendería muchas palabras del vocabulario que utilizamos hoy y eso le divertiría. El manco de Lepanto sabría ver en esa riqueza léxica no la señal de tiempos aciagos, sino una evidencia de una sociedad más abierta.
Para algunos pensadores aislar los anglicismos en un lexicón ha sido una actitud de “resistencia” ante la embestida colonialista del imperio estadounidense. Esta actitud se enlista en la línea ideológica de José Enrique Rodó, contemporáneo de José Ortega y Gasset. En Ariel(1900), Rodó compara a los estadounidenses con Calibán, personaje de La tempestad de William Shakespeare: impetuosos, agresivos y desafiantes. Esa perspectiva sigue siendo vigente para muchos, pero cada vez cae más en desuso. Hoy vivimos en un mundo en el que las migraciones son incesantes y las lenguas se enriquecen y dejan de pertenecer a un lado u otro de la frontera. Marginar palabras, como los anglicismos, no tiene sentido: son palabras que se usan en las calles de toda América.
Es ridículo e inútil restringir el lenguaje. Ponerle nacionalidad a las palabras es guetoizarlas. La poeta puertorriqueña Giannina Graschi, invocando ecos shakesperianos, habla del idioma como “una estética bound to double business”. Las palabras, como las personas, cambian y se trasladan de un lugar a otro sin importar los muros ni los diccionarios.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

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FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

estar relacionado con,

no estar 

relacionado a

Recomendación urgente del día
La secuencia estar relacionado va seguida de la preposición con, no de la preposición a.
En algunos medios de comunicación se pueden observar frases como «Según esta declaración, la explotación de seres humanos está relacionada a actividades ilegales tales como la minería ilegal», «Estos convenios están relacionados a los programas de electrificación que se ejecutan en el país» o «El fiscal añadió que las denuncias están relacionadas a diversos delitos, como malversación».
Como indica el Diccionario panhispánico de dudasno es adecuado emplear la preposición a después de relacionado (participio del verbo relacionar).
Por tanto, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir «Según esta declaración, la explotación de seres humanos está relacionada con actividades ilegales tales como la minería ilegal», «Estos convenios están relacionados con los programas de electrificación que se ejecutan en el país» y «El fiscal añadió que las denuncias están relacionadas con diversos delitos, como malversación».
Por último, se recuerda que las locuciones en relación con y con relación ason preferibles a en relación a.

segunda-feira, 16 de abril de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

contracción del 

crédito,

mejor que

credit crunch

Recomendación urgente del día
La expresión contracción del crédito es una alternativa en español a credit crunch.
En las noticias económicas pueden encontrarse frases como «No hay una masiva huida a Letras del Tesoro, no hay nada de credit crunch», «Esos funcionarios sostienen que el verdadero problema es lo que denominan el credit crunch» o «Las empresas con sede en la Eurozona han visto mejoradas sus condiciones de acceso al crédito tras el credit-crunch de 2008».
El Glosario de términos y expresiones sobre la crisis económica, incluido en el boletín Puntoycoma y elaborado por los traductores españoles de las instituciones de la Unión Europea, propone las alternativas contracción del crédito o restricción crediticia. De las dos, la más recomendable es la primera: mientras que el sustantivo contracción implica necesariamente una reducción, la voz restricción es más ambigua, pues podría apuntar a una limitación voluntaria del crédito.
Así, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir «No hay una masiva huida a Letras del Tesoro, no hay nada de contracción del crédito», «Esos funcionarios sostienen que el verdadero problema es lo que denominan la contracción crediticia» y «Las empresas con sede en la Eurozona han visto mejoradas sus condiciones de acceso al crédito tras la contracción del crédito de 2008».

sexta-feira, 13 de abril de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
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el tictac o el zigzag,

en una sola palabra

Recomendación urgente del día
Las palabras tictaczigzagchachachá y otras semejantes, formadas por repetición de una sílaba (a veces con cambio vocálico), se escriben en una sola palabra cuando se usan como sustantivos: el tictac, mejor que el tic-tac o el tic, tac.
En los medios de comunicación pueden verse frases como «El tic-tac del despertador se vuelve insoportable», «Un auténtico desastre urbanístico en el que el zig-zag es casi siempre la forma más rápida de llegar a los sitios», «¿La culpa la tuvo el cha-cha-cha?», «El din don se repite y los devotos ingresan» o «Los futbolistas salieron al tran-tran y a los nueve minutos se vieron con un gol en contra».
Tal como señala la Ortografía de la lengua española, las palabras formadas por duplicación de una sílaba se escriben sin guiones intermedios en su uso como sustantivo: el tictac, el zigzag, el chachachá, el dindón, al trantrán, el runrún
Por tanto, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir «El tictac del despertador se vuelve insoportable», «Un auténtico desastre urbanístico en el que el zigzag es casi siempre la forma más rápida de llegar a los sitios», «¿La culpa la tuvo el chachachá?», «El dindón se repite y los devotos ingresan» y «Los futbolistas salieron al trantrán y a los nueve minutos se vieron con un gol en contra».
Cuando estas voces se emplean como onomatopeyas, esto es, como imitación de sonidos, la Ortografía recomienda escribirlas con guion intermedio o entre comas, si bien también es válida su escritura en una sola palabra: «El reloj hace tic-tac», «El reloj hace tic, tac» o «El reloj hace tictac». 
Cabe señalar que, en cualquier caso, estas palabras llevan tilde o no conforme a las reglas generales de acentuación ortográfica, de modo que se escribe el dindón o el gluglú por ser agudas terminadas en vocal, pero «El timbre hice din-don» o «Se oía un glu-glu en el fregadero», sin tilde porque cada elemento, tomado por separado, es un monosílabo.

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